Usted está aquí: lunes 6 de agosto de 2007 Cultura Destaca presencia nacional en la trienal de fotografía de Esslingen, Alemania

Sobresale Gabinete México, con obras del Centro Alvarez Bravo, fundado por Toledo

Destaca presencia nacional en la trienal de fotografía de Esslingen, Alemania

La exposición gira en torno a la construcción de la identidad y del hogar

MERRY MACMASTERS

Ampliar la imagen FOTO Tomadas del catálogo de la exposición FOTO Tomadas del catálogo de la exposición

Ampliar la imagen El hombre cocodrilo, de Francisco Toledo, y Tríptico de los martirios II, de Lola Alvarez Bravo, forman parte de las imágenes que pueden verse en la trienal de fotografía de Esslingen El hombre cocodrilo, de Francisco Toledo, y Tríptico de los martirios II, de Lola Alvarez Bravo, forman parte de las imágenes que pueden verse en la trienal de fotografía de Esslingen Foto: Tomadas del catálogo de la exposición

La séptima edición de la trienal internacional de fotografía de Esslingen, Alemania, ha abierto un amplio espacio a los trabajos de mexicanos. En el rubro individual, se exhibe obra de Laureana Toledo, Santiago Sierra (artista madrileño radicado en el país) y Teresa Margolles. Otro país de fuerte presencia es Sudáfrica.

En lo colectivo, destaca Gabinete México, un conjunto de obra cuyo punto de partida es la Colección José F. Gómez, perteneciente al Centro Fotográfico Alvarez Bravo, de Oaxaca, fundado por Francisco Toledo. La curaduría de Tatiana Cuevas también incluyó obra de la Fundación Televisa, Carlos Somonte, Anne Heusel, Colección Coppel, Federico Gama y la Galería Kurimansutto.

La Foto Trienal Esslingen 2007 gira en torno a temas como la construcción de la identidad y el hogar, al tiempo que examina aspectos "altamente cargados y estimulantes de la experiencia individual, así como diseños para vivir en un mundo cada día más globalizado", se lee en el catálogo.

La mayoría de las obras expuestas gira en torno al cómo los individuos pueden orientarse en una sociedad cada vez más grande y ante estructuras cada vez más complejas.

En México, la identidad es un tema que nunca se acaba de definir, explican en la introducción a Gabinete México, donde las reflexiones de la curadora Tatiana Cuevas parten de la imagen Torre sombrero, de Rubén Ortiz Torres.

En esa fotografía se aprecia una colosal figura de concreto, con amplia sonrisa y bigote, de un campesino mexicano ataviado con sombrero y sarape. Pero no se trata de un campesino común y corriente, sino de Pedro, emblema de un complejo turístico "al sur de la frontera", localizado en el pueblo de Dillon, en Carolina del Sur, Estados Unidos.

Dicha iniciativa excesivamente estereotipada y cursi, fue desarrollada como una segunda Tijuana, con el objeto de proporcionar al "seco" estado de Carolina del Norte una aventura equivalente a ir "al sur de la frontera", aunque sólo es necesario cruzar la línea entre ambos estados "donde todo el mundo habla inglés y el agua se puede beber".

Ortiz Torres, artista nacido y crecido en la ciudad de México, que desarrolla su trabajo en California desde los años 90, fotografió a Pedro en 1994. La imagen, expresa Cuevas, "nos confronta con una serie de consecuencias quintaescenciales y decadentes de un viejo mecanismo que ha proporcionado los mitos para el reconocimiento de una identidad colectiva que hace a la nación mexicana diferente de cualquier otra.

"Esta noción de unicidad desatiende la complejidad de una nación, y continúa generando ideas pobremente informadas acerca del carácter esencial de un país dado". Para la curadora, "la ambigüedad visual y la ironía aguda de las fotos de Ortiz Torres demuestran una tradición aun flexible de la construcción y el uso de estereotipos mexicanos como una representación de la identidad nacional".

Dicha construcción se remonta a principios del siglo XIX, cuando la joven nación mexicana buscó diferenciarse de su anterior poder colonial, de allí que la curadora comienza con retratos de jóvenes indígenas zapotecas y tehuanas, algunas de cerca de 1865. En el recorrido no podría faltar la foto El hombre cocodrilo (1997), de Francisco Toledo.

En el ensayo Francisco Toledo. Identidad a través del mito y la leyenda, el filósofo Markus Raab escribe que el artista juchiteco está consciente de cualquier demanda de los mitos y las leyendas en aras de la verdad, y "toma esas demandas con mucha seriedad".

En la mayoría de las fotografías contemporáneas, la identidad es vista como "la evolución y el derrumbe futuro de los estereotipos nacionales e idealizaciones aparentemente inocentes. Los ángulos muertos, dejados por éstos, han animado a los artistas a producir visiones alternativas, no con la finalidad de proporcionar una vista completa de la realidad, pero para llenar los huecos como suplementos de una ensoñación de mitos e iconos históricamente legitimizados".

De Laureana Toledo se presenta Visión periférica (2000), una simulación de cómo ve el mecanismo de su visión, un diario de donde su mirada se dirigió, tanto consciente como inconscientemente, durante una estancia en Austria.

La visita (2005), de Santiago Sierra, con fotografías, textos y un video, es una acción cuyo protagonista, un minusválido pobre, que se gana la vida limpiando vidrios de coches elegantes en los altos de la ciudad de México, es enviado en un viaje a Bremen, donde visita la fábrica del Chrysler en silla de ruedas, mientras una española le da una explicación, en alusión a una larga historia de subyugación de Latinoamérica por España.

Finalmente, está presente en la trienal la serie Recados póstumos (2006), cinco imágenes captadas en Guadalajara por Teresa Margolles, quien mostró menajes privados de despedida de víctimas del suicidio, de modo público, en marquesinas afuera de cines cerrados.

 
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