Usted está aquí: miércoles 8 de agosto de 2007 Mundo Moscú y Tbilisi, en una nueva espiral de confrontación por supuesta agresión rusa

Culpa Georgia al Kremlin por la incursión de dos cazabombarderos en su territorio

Moscú y Tbilisi, en una nueva espiral de confrontación por supuesta agresión rusa

JUAN PABLO DUCH

Ampliar la imagen Un investigador analiza los restos de lo que las autoridades georgianas afirman es un misil lanzado por un avión ruso en la región de Gori Un investigador analiza los restos de lo que las autoridades georgianas afirman es un misil lanzado por un avión ruso en la región de Gori Foto: Ap

Moscú, 7 de agosto. Rusia y la ex república soviética de Georgia, cuya relación bilateral aún no supera las secuelas del deterioro que ocasionó, en septiembre del año pasado, la detención y posterior expulsión de cuatro militares rusos bajo cargos de espionaje, entraron este lunes en una nueva espiral de confrontación.

El gobierno de Georgia, de clara orientación pro occidental, culpó a Rusia de haber cometido un "acto de agresión", mediante dos cazabombarderos SU-24 que, asegura, violaron anoche su espacio aéreo y lanzaron un misil, que no causó víctimas ni daños materiales al no estallar.

El misil, con rasgos distintivos del ejército ruso, que en principio poseen varias repúblicas de la antigua Unión Soviética, cayó cerca de la aldea de Tsitelubani, a 65 kilómetros en dirección noroeste de su capital, Tbilisi, y a sólo cinco kilómetros de Tsjinvali, la capital de la república separatista de Osetia del Sur.

El Kremlin desmintió la delicada denuncia georgiana y, mediante el vocero de la fuerza aérea rusa, aseveró que ningún avión de combate ruso realizó ayer misiones en esa zona. Lo mismo dijo el embajador ruso en Tbilisi, que hoy fue convocado a la sede de la cancillería georgiana, donde se le entregó una nota de protesta.

La tercera parte en discordia, el gobierno secesionista surosetio, atribuyó el presunto ataque a aviones de las fuerzas armadas de Georgia, que con ello buscaría intimidar a la población, frustrar el proceso de negociación y desprestigiar a Rusia, que tiene desplegado un contingente militar de pacificación en la línea divisoria entre Georgia y Osetia del Sur.

En este momento es difícil saber qué ocurrió en realidad y, más allá del intercambio de declaraciones subidas de tono, mucho va a depender de las pruebas que aporte cada nación para demostrar la veracidad de su versión.

Georgia, por lo pronto, afirma tener evidencias documentales en el sentido de que sus radares, tanto civiles como militares, registraron la trayectoria, velocidad y altitud de los aviones agresores.

De acuerdo con estos datos, el Ministerio del Interior georgiano insiste en que los cazabombarderos se internaron desde territorio de Rusia y hacia ahí retornaron, y el objetivo del fallido misil habría sido la estación militar de radares que Georgia estableció en las afueras de Tsitelubani, en una región colindante con Osetia del Sur y, a juicio de ésta, de forma "ilegal".

La acusación es grave de suyo y puede dividir aún más a la comunidad internacional, que -como en el caso de Kosovo, mutatis mutandi- podría verse ante la disyuntiva de respetar la integridad territorial de Georgia o reconocer como estados independientes tanto a Osetia del Sur como a Abjazia, las cuales de facto se escindieron de su antigua metrópoli, después de sendas guerras civiles que dejaron un saldo de miles de muertos y más de 300 mil personas desplazadas.

Y, por lo mismo, Tbilisi tiene que ofrecer pruebas contundentes porque, por ahora, su versión provoca serias dudas hasta en políticos de primer nivel de Georgia, como la ex canciller Salomé Zurabishvili, quien no excluye que el bombardeo "haya sido un espectáculo".

Para Zurabishvili, "es obvio que Rusia mantiene una actitud hostil hacia nosotros, pero no creo que, en el contexto de los preparativos de los Juegos Olímpicos de Invierno en Sochi (cerca de Georgia), le convengan incidentes de este tipo", comentó a la agencia noticiosa rusa Interfax.

En lo que va de año, es la segunda vez que el gobierno de Georgia responsabiliza a Rusia de atacar su territorio desde el aire, aunque el 11 de marzo anterior se habló de seis helicópteros artillados rusos que, según Tbilisi, bombardearon los altos del desfiladero de Kodori, zona que los separatistas abjazios reclaman como suya.

Abjazia, donde también hay fuerzas rusas de interposición, ocupa una franja privilegiada del Mar Negro, donde connotados políticos moscovitas -siguiendo la tradición de los funcionarios de mayor rango de la nomenklatura soviética- tienen lujosas residencias de verano, que permanecen vacías en estos agitados tiempos.

Georgia exige la retirada del contingente militar ruso y considera que Moscú estimula el separatismo surosetio y abjazio, a través de lo que llama una política de "anexión encubierta", que consiste en otorgar masivamente la ciudadanía rusa a los habitantes de esas regiones.

Moscú, por su parte, hace todo lo posible para diferir dicha retirada, convencido de que Tbilisi se plantea sustituir a los soldados rusos con militares de la Organización del Tratado del Atlántico Norte.

 
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