Usted está aquí: domingo 12 de agosto de 2007 Espectáculos Los Angeles, el consentido de músicos e intelectuales, festejó su 70 aniversario

“La tradición es algo vivo que la gente común mantiene en sus barrios”

Los Angeles, el consentido de músicos e intelectuales, festejó su 70 aniversario

JAIME WHALEY

Ampliar la imagen Cuna de bailadores por más de 70 años Cuna de bailadores por más de 70 años Foto: Archivo La Jornada

Sitio de cultura urbana, con amplio reconocimiento allende las fronteras, cuna de bailadores de buena cepa, el salón Los Angeles llegó a su 70 aniversario.

Mediante carnet adecuado para la ocasión, que convocó a propios y ajenos, el vetusto, pero bien conservado recinto dio cobijo a toda una semana de festejos coincidentes con la celebración de la fiesta parroquial de Nuestra Señora de los Angeles.

Sitio en donde el mambo y el cha cha chá, podría decirse, vivieron sus momentos de popularidad máxima en el ámbito capitalino, hace ya medio siglo. El festejo estelar tuvo el respaldo de orquestas de tronío como la Sonora Santanera, la de Pérez Prado, Los Mulatos de Pepe Arévalo, Los Gatos Negros y actuaciones de grupos como Los Matanceros, Billy Graham, Son de Merengue y La Constelación.

Hace siete décadas, salvo que fue un 31 de julio, según Miguel Nieto, nieto del propietario del salón, quien no tiene tanta edad pero lo sabe de oídas, el flamante piso de encino soportó los pasos de la grey bailadora que lo hizo al compás de la danzonera de Toto y la orquesta de Gonzalo Curiel.

Unos diez sitios se disputaban entonces los favores de los furibundos bailadores chilangos, se contaba, entre otros, con el Smyrna, La Playa, El Floresta, El Chamberi y México. Hoy sólo Los Angeles, y acaso el California, quedan como custodios de la sana disciplina del baile de salón, pero el del cumpleaños es, además, adalid en cuanto a la conservación de una identidad con la música latinoamericana.

Desde luego que en siete décadas se escribe un buen de historia y la de Los Angeles es rica en anécdotas, aquí, se cuenta, el llamado Bárbaro del ritmo, Beny Moré, se inspiró para su canto a la forma de bailar el mambo de las mexicanas: “mueven la cintura y los hombros, casi igualito que las cubanas”; otro isleño, Rubén González, quien ni se imaginaba que años después tendría repercusión mundial, gracias al Buenavista Social Club, su espléndida manera de ejecutar el piano, alternaba sus actuaciones en la radio; un paisano suyo, Raúl Castro Ruz, pasaba lista de puntual presencia y Diego Rivera le dio duro al cadencioso danzón.

En tiempos más cercanos, Froylán López Narvaez, públicamente, ante la aprobación del respetable, reconoció a la rumba como parte de la cultura y de paso le otorgó a sus músicos rango de ejecutantes cultos que se dieron cuenta, asegura el maestro universitario, que eran de estirpe por sus méritos estilísticos.

La medida del éxito

La presentación de espectáculos que, como ocurre en este rubro, son de temporadas bastante indefinidas, pues depende de la aceptación goza de simpáticas referencias en Los Angeles. Por ahí de mediados de los 50 la orquesta América de Ninón Mondejar llegó de Cuba para cumplir con un módico contrato de seis semanas y se quedó año y medio.

En épocas recientes la obra Aventurera se programó para unos cuantos meses y su estancia fue de cuatro años. En 1984 aquí se grabó la serie de televisión Soneros al aire, que hoy continúa transmitiéndose por TV UNAM.

Por el tablado del salón de la colonia Guerrero han desfilado los grandes de la música afroantillana, Rubén Blades, Ray Barreto, Willie Colón, Tito Puente, en fin la pléyade es larga. Igualmente en cuanto a celebraciones las ha habido de antología como cuando Carlos Fuentes festejó los 45 años de una de sus obras La región más transparente, en la que otros grandes de las letras, como Gabriel García Márquez y José Saramago, demostraron que tienen también otros dotes. Y ni que decir de las festividades de la izquierda. “Aquí se promueven movimientos, en el más amplio sentido de la palabra”, ironiza Nieto.

Hace unas semanas, una dama inglesa, llevada por esa máxima que reza que “quien no conoce Los Angeles, no conoce México”, llegó a recabar datos para su tesis doctoral en la Universidad de Cambridge.

A pesar de ofrecer tres funciones a la semana los martes, miércoles y domingos, en los que la asistencia no es considerable, Nieto reconoce sin lamentos que el salón no es financieramente redituable por lo que considera que es una empresa cien por ciento cultural, más reconocida en el extranjero que aquí, hecho que se demuestra en las menciones que hacen de ella guías turísticas suizas y francesas.

La orquesta arranca con el tema de Caballo viejo como prolegómeno a las tradicionales Mañanitas , al momento que doña Armida Applebaun, la madre de Nieto, le mete cuchillo a un gigantesco pastel que alcanza para todos y hasta sobra para que después Gerardo Pasquel, comerciante de elásticas piernas sea el centro de atracción al bailar un mambo, al tiempo que López Narváez dice: la tradición es algo vivo, no apologético, que la gente común mantiene en sus barrios.

 
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