Usted está aquí: lunes 13 de agosto de 2007 Cultura Comienza a cambiar el perfil del migrante indocumentado, señala Víctor Ronquillo

El periodista presenta su libro sobre el tema, basado en crónicas y reportajes

Comienza a cambiar el perfil del migrante indocumentado, señala Víctor Ronquillo

Aumentan las mujeres solas, profesionistas del DF y familias completas, asegura

fernando camacho servin

Los migrantes mexicanos que todos los días buscan cruzar sin papeles a Estados Unidos, en una apuesta que puede costarles la vida, están empezando a adquirir un nuevo rostro: entre los grupos sigilosos que se aventuran por la noche en el desierto, hay cada vez más mujeres solas, profesionistas citadinos, familias enteras dispuestas a abandonar su tierra, tan sólo para malvivir en otra.

La manera en que ha ido cambiando este fenómeno social y las nuevas realidades que genera en ambos lados de la frontera es el tema del libro Migrantes de la pobreza (Editorial Norma), del periodista Víctor Ronquillo, volumen que fue presentado hace unos días en la librería Gandhi.

Mediante una serie de crónicas y reportajes, realizados lo mismo en las montañas del sur de México que en Tijuana, Los Angeles o Nueva York, el autor hace un retrato de las condiciones de pobreza extrema y marginación que orillan a cientos de miles de personas a abandonar todo en busca de condiciones de vida más dignas.

“Hace poco estuve en la sierra de Guerrero y encontré sucesos dramáticos: cada vez hay más mujeres solas que se van a Estados Unidos, y hay muchas personas que regresan a sus comunidades todavía con la pobreza a cuestas, sin haber encontrado alternativas en el norte”, señaló Ronquillo en entrevista con La Jornada.

Además de la tristemente cotidiana muerte por insolación o inclusive el asesinato de migrantes mexicanos por parte de la Patrulla Fronteriza, la búsqueda del sueño americano provoca diversos conflictos sociales que muchas veces ni siquiera valen la pena con tal de paliar la miseria.

Aunque casi todos los migrantes encuentran empleo en Estados Unidos, afirmó el periodista, se trata de ocupaciones mal remuneradas, que incluso obligan a mucha gente a enviar a sus hijos de regreso a México por falta de dinero suficiente para mantenerlos. Un análisis reciente del Banco Mundial demuestra, por ejemplo, que el monto de las remesas ha disminuido ligeramente con respecto del año anterior.

En vastas regiones del país, el hecho de dejar el terruño ya es visto como algo casi natural, pero “no nos damos cuenta de que estamos perdiendo un bono demográfico favorable, es decir, se va gente joven, emprendedora, capaz”, explicó.

“No debemos caer en el lugar común de pensar que todos son jornaleros agrícolas. También encontramos taxistas del estado de México, profesionistas del Distrito Federal sin espacio para su desarrollo, profesores universitarios y hasta periodistas que se dan de topes porque no pueden hacer aquí un trabajo inteligente.”

La “tradición” de la miseria

Ante la enorme cantidad de personas que se va del país por falta de oportunidades de crecimiento, algunos funcionarios han querido ver una especie de “tradición” migratoria, obviando el factor de la pobreza como motivo principal del fenómeno.

“Sí hay una tradición en algunas regiones, pero siempre están detrás motivos económicos. Los gobiernos recientes se han conformado con esta situación. El de Calderón no mostró ningún interés en una reforma sobre el tema, y es lamentable porque se deja a los migrantes en la indefensión total”, lamentó Ronquillo.

Aunque representan la segunda fuente de ingresos del país, tan sólo detrás del petróleo, “la apuesta por las remesas como elemento de desarrollo es absolutamente falsa. A lo mucho permiten la subsistencia. La alternativa sería una propuesta firme del gobierno mexicano para hacerse cargo de las necesidades de quienes se van, al no encontrar opciones de desarrollo aquí, ni siquiera en las grandes ciudades”.

Para el reportero y analista político, las perspectivas a futuro no son halagadoras, ya que a pesar de la capacidad de movilización de los migrantes latinoamericanos en Estados Unidos, los sectores más conservadores de ese país están impulsando una política cada vez más cerrada sobre el tema.

“Aunque las migraciones permiten el enriquecimiento de las sociedades y los mestizajes culturales, en este siglo están marcadas por la injusticia económica. Es igual para los mexicanos que van a Estados Unidos que para los africanos subsaharianos” que cruzan masivamente el estrecho de Gibraltar hacia Europa, puntualizó.

 
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