Usted está aquí: lunes 13 de agosto de 2007 Opinión ¿La fiesta en paz?

¿La fiesta en paz?

Leonardo Páez

Asamblea de librea

Es más fácil reivindicar a Salinas, Zedillo y Fox juntos que rencauzar la fiesta brava de México”, me dijo un aficionado pensante a propósito del más reciente dislate en materia taurina de la incorregible Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF), que sin idea pero con nuevos bríos insiste en modificar la Ley de Espectáculos capitalina en favor no del público ni de los toreros sino de... ¡los empresarios!, en ese nefasto neoliberalismo taurino que privilegia autorregulación e improvisación sin rigor de resultados.

Lejos quedaron los propósitos del inadvertido diputado perredista Mauricio Toledo, luego de que en mayo se comprometió a tomar en cuenta a otros sectores de la fiesta que no fueran sólo los que dicen que arriesgan su dinero para mantener, en forma contraproducente, tan degradada tradición.

Ahora su compañerito de bancada Jorge Díaz Cuervo, miembro de la Comisión de Cultura de la ALDF, retomó la estafeta de la imprudencia para afirmar que “una abrumadora mayoría de los diputados votará en septiembre a favor del cambio” (sicazo que se oye hasta la península ibérica), entendiendo por “cambio” que los empresarios podrán anunciar en un cartel ¡a dos toreros españoles y a un mexicano! Oh.

¿Además de los gerentes del duopolio taurino –Plaza México y Espectáculos Taurinos de México– qué otros representantes, exponentes o aficionados externaron su punto de vista con respecto a las impertinencias que propone la vitriólica iniciativa de los manipulados perredistas? Acertaste, lector: ninguno.

¿Los asambleístas saben que los toreros mexicanos actuales no interesan porque las empresas no los han querido descubrir, foguear, promover e incluir con frecuencia, no ocasionalmente, en carteles importantes y oportunos? ¿Tienen idea estos legisladores de lo que cuesta anunciar juntos a dos diestros españoles más su apoderado, banderillero, picador y mozo de espadas respectivo? ¿Suponen acaso que cobrarán menos por causas nobles o problemas ajenos?

¿En cuántas plazas y en qué fechas esta inclusión de dos extranjeros puede resultar positiva para la fiesta brava de México, cuando ni empresas ni toreros gastan un peso en publicidad? ¿Saben acaso que con el malinchismo que nos cargamos se van a dejar venir legiones de matadores desconocidos, sin otro beneficio que quitar los pocos puestos a toreros nacionales mal promovidos? ¿De qué proteccionismo hablan al aprobar tamaño escupitajo a nuestra maltratada torería? ¡Qué asco provoca su sometimiento, asambleístas!

No te pierdas mañana en La Jornada de Oriente www.lajornadadeoriente.com.-mx la estupenda columna Tauromaquia, de Alcalino, uno de los mejores críticos taurinos del mundo, a propósito de la cartita que el abogado de Ponce envió a este diario el pasado 3 de agosto.

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