Usted está aquí: martes 14 de agosto de 2007 Cultura Itacate

Itacate

Cristina Barros , Marco Buenrostro

Café y cafés

Quiza en el momento de leer este Itacate tenga usted una taza de café a la mano. Le llegará el aroma casi irresistible y tomará un sorbo. La vida en un sorbo se llamó, por cierto, una exposición inolvidable que se presentó de marzo de 1996 a febrero de 1997 en el Museo Nacional de Culturas Populares; fueron los años en que lo dirigía nuestra querida Cristina Payán.

Desde el siglo XVIII hubo algunos lugares en los que se vendía café preparado en la ciudad de México. El Café de Manrique, por ejemplo, se fundó en 1789 y dio servicio hasta 1911. En México, en 1810, Luis González Obregón afirma que ya había numerosos cafés en los portales y en las calles cercanas a la Plaza Mayor.

Ahi se reunian escritores, militares, clérigos “y en general gente ociosa que iba a ellos para beber el negro líquido, tomar dulces o natillas, los más pacíficos; jugar a la malilla o al tresillo, los menos viciosos; y los políticos, a componer el mundo, leyendo y comentando diarios y gacetas, en voz alta…”

El cafe se empezó a cultivar hacia 1790 en el país. Diversos autores afirman que las primeras semillas llegaron a Córdoba, Veracruz, desde Cuba. Las plantaciones de café se extendieron después a Coatepec, en ese estado.

Los primeros años no fueron fáciles: las semillas no germinaban y la planta tardó en aclimatarse. Sin embargo, a principios del siglo XIX ya se exportaba café a Europa; en 1826 ya había más de 500 mil arbustos de café en la región. Seguramente en esos años la producción superó el consumo local. Recordemos que todavía en ese tiempo la bebida estimulante por excelencia en México era el chocolate.

Por esos años se intentó cultivar café en Morelos. El cultivo del aromático se inició en Chiapas a mediados del siglo XIX, en los alrededores de Tuxtla; este café venía de Guatemala. Por esos años también se integraron a la cafeticultura San Luis Potosí, Michoacán, Oaxaca y Colima.

Beber cafe se hacía cada vez más frecuente, aunque como se lee en el Diccionario Enciclopédico de México, de Humberto Mussacchio, “además de café solo, con leche o con aguardiente, en ellos se servía comida, chocolate, atole, y con frecuencia helados”. Algunos cafés pertenecían a italianos.

Y en plena región cafetalera, en Jalapa, tendrá lugar la segunda Feria sobre la Biodiversidad Agrícola en México los días 18 y 19 de agosto, organizada por el Proyecto Ecológico Ocelótl.

El lugar de reunión es la Unidad de Artes de la Universidad Veracruzana; habrá mercado agropecuario de orgánicos, conferencias y muestra culinaria, así como una muestra-concurso de maíces criollos, orgánicos y convencionales, entre otras actividades. Allá podrá disfrutar de buen café con enfrijoladas y otras especialidades de la cocina de Veracruz.

Café Veracruz

Ponga en un litro de agua una raja de canela, deje al fuego y añada tres cucharadas grandes de café molido. Cuando vaya a hervir, retire la cafetera del fuego y espere a que el café se asiente, cuélelo y sírvalo caliente acompañado de cochinitos de piloncillo. (Recetario del café, Dirección General de Culturas Populares, 1997).

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