Usted está aquí: jueves 16 de agosto de 2007 Opinión Se profundizan en Irak las divisiones religiosas

Patrick Cockburn

Se profundizan en Irak las divisiones religiosas

Las tres principales comunidades religiosas de Irak respondieron de manera diferente al derrocamiento de Saddam Hussein y a la ocupación, en 2003. Dichas respuestas profundizaron las divisiones entre ellas. Los musulmanes sunitas, que conforman 20 por ciento de los 27 millones de habitantes de Irak, y que fueron la comunidad dominante durante cientos de años, apoyó la resistencia armada contra Estados Unidos desde un principio.

Los chiítas, que equivalen a 60 por ciento de la población iraquí, no se resistieron a la ocupación, pero sólo porque estaban convencidos de que mediante elecciones asumirían el poder, privilegio que creían merecer por ser mayoría. La actitud hacia Estados Unidos puede estar cambiando actualmente. Sólo los kurdos, que son el otro 20 por ciento de la población, respaldaron totalmente la presencia estadunidense en Irak.

Las animosidades étnicas y sectarias en Irak fueron siempre más profundas de lo que admitían los propios iraquíes, pero las divisiones se han convertido en abismos. Cada vez hay menos barrios de población mixta en Bagdad. Los chiítas, que integran probablemente las tres cuartas partes de la población de la capital, están expulsando a los sunitas, concentrándolos en el suroeste de la ciudad. Unos 4.2 millones de iraquíes han huido de sus hogares y se han convertido en refugiados, ya sea dentro o fuera de su país, según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados.

Los sunitas nunca han aceptado el predominio de los chiítas y aseguran que éstos no son sino títeres de los iraníes. Adnan Dulaimi, quien encabeza el más grande bloque parlamentario, el Frente del Acuerdo Iraquí, advirtió esta semana que el gobierno de Irak está en peligro de caer en manos de los “persas” y “safawíes”, éstos últimos la dinastía iraní que adoptó el chiísmo.

Las minorías más pequeñas son las más afectadas por la situación, pues no tienen milicias. Los cristianos son considerados al mismo tiempo vulnerables y prósperos, lo que los convierte en blanco de secuestradores: muchos han huido del país y probablemente tienen más facilidades para marcharse que los musulmanes, gracias a sus contactos en el exterior. Algunas de las comunidades más antiguas del mundo están desapareciendo. A los cristianos que permanecen en Irak se les pide que paguen un impuesto especial a los rebeldes, o que se conviertan al Islam.

La comunidad de los mandeos (gnósticos cuyo profeta es Juan Bautista. Nota de la traductora),en Bagdad, alguna vez fue famosa por sus profetas, orfebres y joyeros, pero la supuesta prosperidad que los hace célebres los ha convertido en objetivo favorito de los criminales.

Con frecuencia se desconoce el tamaño real de una minoría porque muchas de ellas exageran sus dimensiones. Los turcomanos se concentran en Kirkuk y sus alrededores, pero también son dominantes en la ciudad de Tal Afar, al oeste de Mosul. Turquía ha defendido la causa de esta comunidad.

Una bomba estalló el pasado 7 de julio en una aldea chiíta-turcomana al sur de Kirkuk, y mató a 210 personas y dejó heridas a 400. Es probable que hayan sido blanco de Al Qaeda más por ser chiítas que por ser turcomanos.

La provincia de Nínive, de la cual Mosul es su capital, es un mosaico de comunidades. Hay ahí 350 mil yazidíes, cuya religión tiene elementos del zoroastrismo, maniqueísmo, judaísmo, cristianismo temprano e Islam. Están también los shabakos, que hablan una variante del kurdo y en su mayoría viven al este de Mosul. Las autoridades kurdas quieren que tanto yazidíes como shabakos voten como kurdos y se unan al gobierno regional del Kurdistán, en un referendo que se celebrará a finales de este año.

© The Independent

Traducción: Gabriela Fonseca

 
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