Número 134 | Jueves 6 de septiembre de 2007
Director fundador: CARLOS PAYAN VELVER
Directora general: CARMEN LIRA SAADE
Director: Alejandro Brito Lemus

Educación sexual para adolescentes
La (incómoda) sexualidad a las aulas

De nueva cuenta, los contenidos en materia
de sexualidad de los libros de texto generan
controversia. Los mismos grupos conservadores
que los impugnaron el año pasado dejan ver
su frustración por no haber logrado, a pesar de
las presiones, los cambios esperados este año.
A continuación, un recuento de la pugna


Por Fernando Mino

Pese a los beneficios que reporta, la educación
en sexualidad mantiene en pie de guerra a sectores conservadores. El centro de la disputa es, como el año pasado, la currícula para la materia de Biología, en particular los libros de texto autorizados por la Secretaría de Educación Pública (SEP) para ser distribuidos a los alumnos del primer año de enseñanza secundaria de todo el país.

Género, placer, autoerotismo, anticoncepción,
uso del condón, entre otros temas, se tocan desde el primer año de secundaria. El objetivo es, según el Programa de Estudio aprobado por la SEP en 2006, “que los alumnos reconozcan la sexualidad humana desde una perspectiva amplia que involucra cuatro potencialidades: género, vínculos afectivos, erotismo y reproducción”.

Grupos conservadores, muchos de claro
corte confesional, se han manifestado escandalizados frente a la política educativa y han
hecho de los libros de texto el objeto de su
cruzada. Se trata de organizaciones con fuerte
poder político y económico, con la suficiente
influencia como para ser recibidos en audiencia
por la secretaria de Educación Pública o,
incluso, por el titular del Ejecutivo, Felipe de
Jesús Calderón.

Los libros de la discordia
El 6 de julio pasado se publicó en el Diario
Oficial de la Federación la lista de los libros
de texto autorizados para las materias de
secundaria, tanto en escuelas públicas como
privadas.

Para la materia de Biología hay ocho títulos,
todos con un bloque específico dedicado a
sexualidad. Hay diferencias de matiz en la forma
en que cada uno aborda los temas, pero todos
se ajustan al programa de estudio, como señala
el doctor José Aguilar Gil, director de la red de
organizaciones civiles Democracia y Sexualidad
y miembro de uno de los Consejos Consultivos
Interinstitucionales instalados por la SEP.

Los libros autorizados para 2007 son una
reedición de los publicados el año pasado,
con modificaciones derivadas de recomendaciones
de la SEP. La homosexualidad, o el sexo
oral y anal, por ejemplo, ya no se mencionan
en los libros de texto de 2007. “Podemos
aventurar hipótesis: les pusieron un freno, se
ciñeron al programa, pesó el escándalo del
año pasado para que no se pusieran palabras
incómodas, como ‘homosexual’”, dice Aguilar
Gil. Apenas un par de libros contienen la palabra,
como referencia tangencial y sin explicación
o concepto alguno.

Al criterio de las editoriales y las y los autores
de los libros que participaron en el proceso
de selección, el programa de la SEP es muy amplio en cuanto a los temas a abordar. De
acuerdo con una de las autoras, la doctora Ana
Barahona, profesora de la Facultad de Ciencias
de la UNAM, “hubo sugerencias de tono, de
matizar algunos temas, otras de información
que se queda corta, de actualización de cifras,
etcétera. Pero desde luego no se quitó lo que
tenía que ir de acuerdo con los programas.
Hubo algunos colegas (autores de otros de
los libros) que me comentaron que en sus
dictámenes les dijeron que estaban dando
información de más, pero no fue mi caso”.

Por su parte, organizaciones de derecha
realizaron los suyos e, incluso, redacciones
alternativas para cada uno de los libros en
proceso de autorización, que fueron enviadas
a las editoriales responsables de los textos
como sugerencias que, según la organización
denominada Copase, eran fruto de un acuerdo
con las autoridades de la SEP. Acuerdo que
ahora reclaman como no cumplido.

Con la espada desenvainada
El 13 de agosto pasado, varios periódicos
nacionales publicaron un desplegado en que
se tacha a los libros de texto de Biología
de ofrecer “información ‘científica’ falsa” y
de hacer “promoción sexual”, por hablar de
autoerotismo, homosexualidad, condones y
anticonceptivos.

El texto es responsabilidad de un grupo
denominado Coalición para la Participación
Social en la Educación (Copase), en la que confluyen organizaciones de todas las gamas de
la derecha, desde las empresariales, como A
Favor de lo Mejor, las muy conservadoras, añejas
y catoliquísimas, como la Unión Nacional
de Padres de Familia y los Caballeros de Malta,
hasta las radicales, del estilo de la Unión
Nacional Sinarquista, a través de su organización
política denominada Movimiento de
Participación Solidaria, o Courage Latino, que
ofrece “curar” la homosexualidad.

Sus críticas a los libros de texto son una
reedición de la polémica que impulsaron en
2006. La presión política al interior de la SEP
y su cabildeo con gobiernos estatales como
los encabezados por los panistas en Jalisco,
Guanajuato y Baja California les garantizó cierto
éxito: el bloqueo de varios de los textos en
algunos estados y, sobre todo, el compromiso
de las autoridades educativas de incluirlos en
la dictaminación de los libros de texto del año
siguiente.

Al frente de la coalición se encuentra
Vicente Segú Marcos, conspicuo vocero los
sectores conservadores. Fue director de Red
Familia, agrupación que encabezó la ofensiva
contra la iniciativa de ley de derechos de las
y los adolescentes, frenada en 2006. También
estuvo al frente de “Denme Chance”, la campaña
mediática (“Si no hay pena de muerte
para el violador, porque sí para su hijo”, se
leía en uno de sus anuncios espectaculares)
contra la despenalización del aborto en el
Distrito Federal. Segú ha estado muy activo
desde Copase, cabildeando al más alto nivel
en la SEP, la Secretaría de Gobernación y la
Presidencia de la República.

De acuerdo con su desplegado, miembros
de Copase se han reunido con la secretaria de
Educación, Josefina Vázquez Mota, en por lo
menos cuatro ocasiones. Fue por instrucción
directa de ella que se instaló una “mesa SEPCopase”, que estableció “acuerdos”: proponer
redacciones alternativas a las partes incómodas
de los libros de Biología y derecho de veto
para los textos que de plano consideraran
impresentables. Para ello, se le facilitaron a
Copase, fuera de cualquier normatividad, los
18 libros de texto candidatos a ser autorizados
para que realizaran sus propios “análisis”.

El equipo de análisis está formado por
cinco profesionales de distintas áreas, aunque
sólo uno cuenta con experiencia en el área de
educación y ninguno ha trabajado en diseño
curricular para nivel básico. La médica Rosario
Laris Echeverría, por ejemplo, es funcionaria
de la delegación Miguel Hidalgo, en el DF.
Rodrigo Guerra López es doctor en Filosofía,
miembro de la Academia Pontificia pro Vita
y director del Observatorio Social del Consejo
Episcopal Latinoamericano. Marvella Villalobos
Torres es doctora en Pedagogía, especializada
en temas de Familia, y miembro fundador del
Equipo Nacional de Reflexión Educativa, grupo
muy ligado a la Arquidiócesis de México.
La doctora Alejandra Huerta es investigadora
del departamento de Biología Molecular del
Instituto de Investigaciones Biomédicas de la
UNAM, con amplio trabajo en la epidemiología
del dengue.

La doctora Huerta, en entrevista con Letra
S, explica este incumplimiento de acuerdos:
“La misma SEP en los programas de estudio no
menciona que se tiene que hablar de homosexualidad, lo tratamos en las mesas y quedamos de acuerdo, no se iba a hablar del tema. Pero dos sesiones antes del final unos libros lo metieron y la SEP no hizo nada para quitarlo. Lo dejaron, pese a que teníamos un acuerdo”.

El pudor que es la conciencia vigilante
Para Huerta —quien aclara de entrada no
pertenecer a Copase, sino que fue contratada
“para realizar un dictamen científico” de los
contenidos— el problema central con los
libros de texto es su “ideología”: “No es que
digan tal o tal, sino que a lo largo del bloque
van dejando cierta idea; no es exactamente lo
que dicen. Hay frases muy sutiles que no es
que digamos que están a favor de las relaciones
homosexuales, pero hay frasecitas que sí”.

En el caso del autoerotismo, Huerta les
reprocha que no tomen una postura, lo que
según ella refleja su “ideología naturalista”:
“Muchos libros lo mencionan y lo recomiendan
como una práctica saludable e inofensiva
y que no es ni buena ni mala. No es bueno ni
malo, por ejemplo, ir al baño, hacer la digestión,
acciones fisiológicas del hombre. Inducir
al niño a que estas prácticas son inofensivas
no es recomendable, porque se forma un
hábito que después, para la afectividad y para
el autocontrol, si cuesta trabajo para ellos”.

Y deja en claro su propia definición de masturbación:“‘una práctica solitaria que puede
dificultar el equilibrio emocional, el autodominio
y la estabilidad en la afectividad en una futura
pareja’. Hay que lograr un equilibrio, porque los
libros están con una naturalidad exagerada, que
parece que puede hacerse (la masturbación) casi
sin pudor, casi en público. Hay que tener respeto
a uno mismo, a nuestro propio cuerpo”.

Los dictámenes de Huerta sugerían recomendarle
a los adolescentes “tomar en cuenta
el respeto al propio cuerpo y pudor, que es la
conciencia vigilante para defender la propia
intimidad”.

Con argumentos similares, Huerta critica el
manejo de la información en torno al condón
—“no son 100 por ciento seguros”—, los anticonceptivos químicos —“las mujeres tienen
un mayor riesgo, y está comprobadísimo, de
tener cáncer o enfermedades cardiovasculares”—
o la anticoncepción de emergencia
—“es abortiva”.

Las “sugerencias” de Copase no fueron atendidas
en su mayoría, aunque sí influyeron en una
mención mayor a la abstinencia como forma de
prevenir infecciones de transmisión sexual.

Huerta hace un balance de su cabildeo:
“Ningún libro aceptó corrección de autoerotismo,
de embarazo sí, de homosexualidad unos
lo quitaron, en género, dos de ellos marcaban
mucho la cuestión de la identidad sexual y
ahora dicen que, efectivamente, el niño es
niño y por lo tanto es obvio que tenga preferencia
hacia una persona del otro sexo”.

No obstante, no lograron vetar títulos.
“Dentro de los ocho libros autorizados por la
SEP, están los cinco que no recomendamos”,
se lamenta Huerta. De ahí la descalificación
al proceso completo en el desplegado de
Copase y la exigencia a Felipe Calderón para
que sustituya todos los libros autorizados por
uno desarrollado por ellos mismos.

Para José Aguilar es evidente la razón del
enojo de las organizaciones de derecha. “Lo
que quieren es que no se dé ninguna información
y que la única opción preventiva sea
la abstinencia hasta el matrimonio. Los libros
de texto están basados en un programa educativo
hecho con puntos de vista científicos.
Como dice el artículo tercero constitucional:
educación científica, laica e integral”.

Educar no es promover

Una de las principales objeciones conservadoras
a abordar la sexualidad de manera abierta y
directa en las escuelas es que incita a las y los
adolescentes a practicar el sexo. No obstante,
las evidencias señalan otra cosa. La investigación
“Programas de educación en sexualidad y VIH:
su impacto en el comportamiento sexual de
los jóvenes alrededor del mundo” —en la que
se evaluaron 83 estudios sobre proyectos de
educación sexual en 28 países—, publicada en el
número de noviembre de 2006 de la revista científica Journal of Adolescent Health, arroja que los programas en que se habla a los adolescentes de sexualidad no adelantan la iniciación. Por el contrario, en 42 por ciento de los estudios analizados se reporta un retraso en el inicio de la vida sexual.

Además, 48 por ciento de los estudios señalan
un aumento significativo en el uso del condón
y 35 por ciento informan de una reducción en el
número de parejas sexuales.

Para la investigadora de El Colegio de
México, Fátima Juárez, especialista en salud
sexual y reproductiva, la evidencia es clara: “A
mayor información en educación sexual se
protege al individuo en su salud, pues retrasa
su entrada a la actividad sexual y cuando se
inicia, comienza protegido. El joven necesita
tener conocimiento. Si no recibe la información
correcta, la va a obtener de todos
modos, pero quizá va a ser información equivocada
o sesgada”.

Juárez señala que el aspecto que hay que
cuidar, además de los libros de texto, es la forma
en que se imparte el tema a los alumnos. En el
año 2000, la investigadora realizó, junto con
Cecilia Gayet, de la Facultad Latinoamericana de
Ciencias Sociales, una investigación que muestra
un desfase entre las políticas educativas en
materia de sexualidad impulsadas por el Estado
y la formación de los maestros —a menudo
más conservadores— encargados de transmitir
la información a los adolescentes. “Tenemos
que reforzar todos los cambios curriculares
que se hicieron entrenando directamente a los
profesores”, considera.

José Aguilar comparte la preocupación de
que profesores o funcionarios menores en
las secretarias de Educación de los estados
intenten implementar algún tipo de censura,
aunque la normatividad impide que se prohíba
alguno de los libros. “Algún gobernador o
secretario de educación local pudiera hacer
algún folleto o algún otro libro con otra propuesta
en sexualidad, pero no será sustituto
de los libros de texto, que son inmodificables”,
señala.

Mientras tanto, los libros se han distribuido
en todo el país, con excepción de Baja
California, uno de los estados donde se censuró
algunos títulos el año pasado (Letra S 122),
aunque la SEP se ha comprometido a que no
se permitirá la censura.

tijeras

Los cambios en los libros
de Biología


Los libros de texto para 2007 introdujeron algunos matices al tratar la sexualidad.

A continuación algunos ejemplos de los cambios, así como una de las “sugerencias” de redacción
que propuso la organización conservadora Copase.

Homosexualidad
Versión 2006 del libro Ciencias
1. Biología, de Fedro Guillén Rodríguez:

“Desde el momento de nacer, los humanos tenemos un sexo definido; se sabe quien es niña y quién niño, si nace con ovarios y vagina o con pene y testículos. Esta diferencia
biológica en órganos sexuales entre hombres y mujeres se relaciona directamente con la procreación;
de ahí que muchas personas consideran que la sexualidad debe restringirse únicamente a las relaciones entre personas de diferente sexo, que tengan como meta
el tener hijos. Sin embargo, la sexualidad humana es un concepto mucho más amplio, en el cual el aspecto reproductivo es sólo una parte.”

Sugerencia de Copase (no incluida
en la versión publicada):

“Desde el momento de nacer, los humanos tenemos un sexo definido; se sabe quien es niña y quién niño, si nace con ovarios y vagina o con pene y testículos. Esta diferencia biológica enórganos sexuales entre hombres y mujeres se relaciona tanto con la procreación, como con nuestro desarrollo en diversos ámbitos de nuestra vida como en las relaciones con nuestros padres, hermanos, amigos, en nuestro trabajo o en la escuela, así mismo nos proporcionan
identidad y capacidad para relacionarnos sentimentalmente con personas del sexo opuesto.

Versión 2007 del libro de Guillén:
“Desde el momento de nacer, los humanos tenemos un sexo definido; se sabe quien es niña y quién niño, si nace con ovarios y vagina o con pene y testículos. Esta diferencia biológica en órganos sexuales entre hombres y mujeres se relaciona directamente con la procreación. Sin embargo, la sexualidad humana es un concepto mucho más amplio, en el cual el aspecto reproductivo es sólo una parte.”

• Sexo oral y anal
Versión 2006 del libro Ciencias 1. Biología, de Ana Barahona:
“Las ITS son aquéllas que se transmiten cuando hay contacto sexual con una persona infectada ya sea por la entrada del pene en la vagina (coito), contacto oral-genital o genital-anal.”

Versión 2007 autorizada por la SEP del libro de Barahona:
“Las ITS son aquéllas que se transmiten cuando hay contacto sexual
con una persona infectada. Es importante que sepas que los agentes
que las causan se encuentran en la sangre y en los líquidos y secreciones
que producen las personas infectadas o enfermas: semen, fluidos vaginales
y sangrado menstrual”.