Número 134 | Jueves 6 de septiembre de 2007
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Directora general: CARMEN LIRA SAADE
Director: Alejandro Brito Lemus

Calidad de vida

Prevenir beneficia la salud

Por Rocío Sánchez

Al hablar de prevención del VIH/sida, lo primero que viene a la mente es la distribución de condones, acción fundamental para la población sexualmente activa y, por ello, con riesgo de infectarse, pero las estrategias para prevenir deben llegar mucho más lejos, o más aún, ser mucho más específicas.

En general, la prevención del VIH/sida podría definirse como el conjunto de medidas realizadas en campos psicológicos, sociales, políticos y culturales destinados a disminuir el impacto de la epidemia en todos sus niveles, tanto en las personas que viven con el virus como en las que no. Esto implica no sólo poner barreras físicas al virus —como hace el condón—, sino desmantelar entornos sociales discriminatorios para las personas con VIH o para las personas o grupos de personas que son más vulnerables a la infección.

Para esto, se han retomado en la teoría y el diseño de políticas públicas los tres niveles de prevención aplicables para cualquier enfermedad o afección de la salud: primaria, secundaria y terciaria.

Nivel primario: condones y educación
En el caso específico del VIH/sida, la prevención primaria se dirige hacia las personas que son seronegativas al VIH para procurar que se mantengan así. Esto implica no solo estrategias concretas como la promoción del uso del condón, sino poner al alcance todos los elementos que las personas necesitan para evitar infectarse.

El contexto social es básico para que un individuo corra el menor riesgo posible de adquirir el VIH. Así, mientras más condiciones de vulnerabilidad tenga esa persona, estará más expuesto. Pobreza, falta de acceso a condones, invisibilidad, persecución, discriminación, desigualdad de género, prejuicios que impidan protegerse, etcétera.

Para el sexólogo Juan Luis Álvarez Gayou, director del Instituto Mexicano de Sexología (Imesex), una de las estrategias de prevención primaria debe ser la educación sexual desde la infancia, libre de estereotipos de género. Esto porque los roles machistas o de supuesta inferioridad de las mujeres las hacen más vulnerables tanto a ellas como a los hombres no heterosexuales en el ámbito de su vida sexual.

“Un ejemplo claro de esto sería una campaña en contra de la homofobia porque sabemos —el Programa Conjunto de las Naciones Unidas para el VIH/sida así lo plantea— que la homofobia es un factor de riesgo para la infección con VIH porque los hombres que tienen sexo con hombres, debido al estigma, ocultan esta situación. Así, combatiendo el estigma lograríamos que estas personas, más abiertamente, adquirieran hábitos y costumbres preventivos y de cuidado”, comentó en entrevista con Letra S.

Para el ex director de Prevención y Participación Social del Centro Nacional para la Prevención y Control del Sida (Censida), repartir condones no es suficiente pues actualmente las y los jóvenes saben perfectamente cómo usarlo, pero eso no significa que lo utilicen. “¿Y por qué no lo usan? Porque no han sido educados en una cultura de responsabilidad”.

Nivel secundario: cómo vivir con VIH
Se refiere al conjunto de acciones destinadas a visualizar la problemática del VIH/sida en las personas que viven con el virus, haciendo conciencia de su condición serológica para después aplicar medidas que tiendan a disminuir las consecuencias de la infección. Esto se logrará si se internalizan actitudes que lleven a mejorar la calidad de vida —crear hábitos para cuidar de la salud—, eviten la reinfección —uso del condón— y fomenten una sexualidad libre y responsable.

Este nivel de prevención comprende ámbitos como la sexualidad de las personas que viven con VIH/sida, la incorporación de componentes psicológicos y sociales en la utilización del condón, el cuidado contra la reinfección, la información completa sobre el VIH, la importancia de adherirse al tratamiento, la información sobre enfermedades oportunistas, sobre infecciones de transmisión sexual y sus implicaciones para las personas que viven con VIH/sida.

“En cuanto al tratamiento anti sida, la Secretaría de Salud ha tomado importantes medidas, prácticamente cualquier persona con VIH que acuda a un servicio de salud de la Secretaría va a tener atención y medicamentos”. En este nivel de prevención, la relación entre médicos y usuarios del servicio de salud es básica para una buena información y una correcta adherencia. Esta parte corresponde hacerla a las autoridades de salud.

En este punto también son importantes las condiciones sociales que rodean a la persona que vive con VIH, pues el estigma y la discriminación dificultan el hecho, por ejemplo, de que la persona tome sus medicamentos a tiempo sin importar el lugar donde se encuentre. La discriminación laboral, en la escuela e incluso en la familia provocan que se oculte la condición seropositiva e involuntariamente se descuide la salud.

La sexualidad de las personas con VIH es un tema que requiere especial cuidado para evitar reinfecciones o transmisión del VIH a quienes no lo tienen.

Nivel terciario: vivir alrededor del VIH
Aunque la prevención terciaria es pocas veces considerada como tal en el VIH/sida, pues cruza en muchos puntos con la primaria y la secundaria, podría definirse como la prevención que se hace con la gente cercana a una persona que vive con VIH, ya sean parejas o familiares o amigos.

Este tipo de prevención conjunta, de cierta forma, las medidas que pueden tomar tanto las personas con VIH como su núcleo más cercano para alcanzar una mejor calidad de vida para todos.

Por lo menos en los dos anteriores niveles se pueden hacer campañas y estrategias focalizadas en los diversos grupos de población, pues los hombres que tienen sexo con hombres, las y los trabajadores del sexo comercial, las y los usuarios de drogas inyectables o las mujeres embarazadas tienen características que los hacen de distinta manera vulnerables a la infección.

Entre los frentes de acción que es más importante reforzar, tanto por parte de las autoridades de salud como desde las organizaciones no gubernamentales, están:

—Educación en sexualidad. “Como prevención primaria, la implantación de la educación de la sexualidad integral en todas las escuelas sería una prevención muy efectiva; si se hiciera de una manera adecuada, con los profesores adecuados”, señala Álvarez Gayou.

—Combate a la homofobia. A través de campañas entre la población general que ayuden a tener una mirada sin prejuicio a la normalidad de las formas diversas de ejercer la sexualidad.

—Campañas específicas para personas viviendo con VIH. En el nivel secundario, se requieren campañas para personas seropositivas, es decir, no generalizadas, con el fin de que quienes ya se saben seropositivas obtengan una mejor calidad de vida, cuiden su salud y protejan a las personas con las que ellos interactúan.

Para Álvarez Gayou también es importante que las autoridades sigan combatiendo información errónea como la de los llamados negacionistas del sida, que solo complican el resto de los esfuerzos que se hacen para prevenir el VIH/sida.

Prevenir beneficia