Usted está aquí: viernes 7 de septiembre de 2007 Opinión Ciudad Perdida

Ciudad Perdida

Miguel Ángel Velázquez
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La maestra abre su doble juego

Participación del magisterio en Ave azul

El DF, piedra en el zapato de Calderón

Un doble juego que tal vez busca, nada más, ejercer presión sobre el jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, es el que empieza a montar Elba Esther Gordillo en algunas partes de la ciudad, y en algunas reuniones con gente supuestamente importante.

¿De qué hablamos? Bien, vamos por partes. Desde hace ya algunas semanas, la Gordillo se ha dedicado a decir, a quien quiere escucharla, que su candidato a la Presidencia de la República para el 2012 es el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard Casaubon.

Esto debe quedar claro y se debe entender, por ello, que el Panal, partido que ella formó y que tiene como cabeza –¡qué barbaridad!– a eso que lleva por nombre Jorge Kawaghi, estará, en el momento en que Ebrard lo desee, a sus órdenes, sin mediar siquiera, dicen algunos, un arreglo previo que comprometa demasiado al jefe de Gobierno.

Es más que sabido que entre Elba Esther y Ebrard hay una relación de amistad que data de años, desde los tiempos de Manuel Camacho como regente, y que ha perdurado pese a todo, y pese a todos, aunque eso, para quien conoce a la Gordillo, no sería suficiente para lograr los favores políticos de la señora.

Quizá en ese entendido es que Ebrard ha sido muy cuidadoso al declarar sobre el plan de los azules en la capital para desestabilizar su gobierno, plan que, según consta en el documento que hizo público Carlos Reyes Gámiz, secretario general del PRD en el DF, cuenta con el apoyo del magisterio para su consecución.

No obstante, existen quejas entre los panistas de que el apoyo de los miembros del magisterio al servicio de la Gordillo no se ha dado con la plenitud que se esperaba. Como ejemplo aseguran que los maestros no han cumplido con el encargo de hacer llamadas a teléfonos particulares escogidos al azar, en las que se habla de los beneficios que traerá la construcción de la torre panzona –la del bicentenario–, pero que por el horario, siempre en la madrugada, causan irritación entre quienes responden la llamada.

Esta acción, al parecer no ha tenido el éxito que los azules esperaban, y de ello se culpa a los maestros, por eso hay quien dice que desde las oficinas de la propia Elba Esther se ha desactivado la acción, porque la Gordillo no irá en contra de su propio candidato.

El Ave azul, nombre con el que se conoce al plan panista, pero que no consta como tal en el documento que fue interceptado por el PRD, es la ya muy vieja estrategia para impulsar campañas de terror en ciertos sectores de la población, en contra de quienes ellos consideran sus enemigos, y casi siempre se ha montado en tiempos de elección, y este no es el caso.

Aún así, el proyecto importa porque el DF sigue siendo la piedra en el zapato de Felipe Calderón, y está acompañado de los francotiradores que aparecen en la red día con día para aplaudirlo o para atacar a quienes se oponen al desastre de gobierno que encabeza.

Pero en fin, el asunto ahora es que en el doble juego de la monstrua, perdón, de la maestra, una de las dos caras tendrá que desaparecer con el tiempo, y se cruzan apuestas a favor de que Marcelo, nada más porque es futuro, habrá de ganar. Ahora que viéndolo bien, Elba, como los toros, no tiene palabra de honor.

De pasadita

Luis Carlos Ugalde, la versión moderna de la zarzamora, que a todas horas llora que llora por las televisoras, sabe, como lo dijeron hace rato quienes ahora lo defienden, que siempre ha estado bajo las órdenes de la misma Elba Esther, y que le regaló por ese conducto a Felipe Calderón la supuesta autonomía del IFE.

Entonces, si se hace caso a su exigencia, la de Ugalde, esa de hacer de la institución una entidad de verdad autónoma, debería irse cuanto antes, porque el IFE en sus manos no es más que otros de los instrumentos del poder. Por lo pronto, para defenderse, ya encontró en las televisoras a otro depositario de esa autonomía. ¡Viva la independencia!

 
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