Usted está aquí: viernes 7 de septiembre de 2007 Política Entre 1994 y 2006 se gastaron $4,500 millones en radio y tv

Las grandes cadenas, principales beneficiarias

Entre 1994 y 2006 se gastaron $4,500 millones en radio y tv

Alonso Urrutia

Los partidos políticos gastaron 4 mil 500 millones de pesos en propaganda en medios electrónicos en cuatro años de elecciones federales, entre 1994 y 2006, durante los cuales la inversión creció 20 veces al pasar de 104 millones de pesos, reportados en la primera fecha, a mil 971 millones en los comicios del año pasado. Los principales beneficiarios de esta transferencia de recursos del erario son las dos grandes cadenas televisoras, que tienen 93 por ciento de canales del país, y los 10 principales grupos radiofónicos, que concentran 60 por ciento de las emisoras.

El crecimiento exponencial del gasto en esos medios hizo crisis en la fiscalización más reciente, cuando el Instituto Federal Electoral (IFE) detectó 281 mil espots no reportados, que obligaron a ampliar las investigaciones sobre la presunta relación de complicidad entre medios y partidos para ocultar los gastos de las campañas. Al estar prohibidas las bonificaciones comerciales por parte de las empresas, los institutos políticos deben justificar cada uno de los promocionales que observó el monitoreo del instituto.

Esa complicidad fue rota en la discusión de la reforma electoral, y detonó ante la pretensión del Senado de proscribir el gasto en medios de comunicación, que ha detonado el comienzo de una embestida de las televisoras y radiodifusoras, las cuales condenan a los partidos políticos con el argumento de la defensa de la autonomía del IFE.

El miércoles, las principales televisoras omitieron en sus noticieros nocturnos dichas modificaciones y se centraron en censurar las pretensiones de partidistas “de privilegiar sus intereses” al pretender remover a los consejeros electorales. Una encendida defensa de la autonomía del IFE sustituyó la información acerca del dictamen sobre la reforma electoral que, para las televisoras, no existió.

En tanto, hace unos días casi en forma generalizada los consejeros del IFE opinaron que la prohibición de contratar publicidad en medios de comunicación es parte fundamental de la reforma electoral, no sólo por el abatimiento de los gastos de campaña, sino porque contribuirá a consolidar la equidad de la contienda y a transparentar la relación entre los medios de comunicación y los partidos políticos.

Esta relación provocó sospechas después de la revisión de los gastos de campaña de 2006, una vez que el IFE detectó 281 mil mensajes no reportados, que equivalen a la tercera parte de los transmitidos. “Fue un hallazgo importante –resumió la consejera Lourdes López–, pues refleja un nuevo fenómeno surgido en las campañas y la complejidad en que ha entrado la relación entre los medios de comunicación y los partidos políticos”.

Las investigaciones que abrió el IFE contra los institutos políticos, ante las inconsistencias en el reporte de promocionales, han permitido a la Comisión de Fiscalización fijar varias hipótesis, entre las cuales “no se descarta la posibilidad de otras modalidades donde no necesariamente los partidos siempre estén jugando el rol activo”, agregó.

El reglamento de fiscalización del IFE señala, dijo por su parte el consejero Arturo Sánchez, que no están prohibidas las bonificaciones de las empresas a los partidos, por lo cual cualquier mensaje que haya salido al aire y sin que los institutos políticos hayan podido acreditar su adquisición podrían considerarse bonificaciones en especie.

Al abrir los procedimientos de oficio, el IFE pretende detectar el origen de los gastos de 281 mil promocionales, en gran medida por el incumplimiento de los partidos en sus reportes de gastos de campaña, pero también por el de los medios de comunicación al no proporcionar toda la información relacionada con sus contratos de publicidad con los partidos a que se comprometieron al principio de la campaña.

Participación de medios en la democracia

Recientemente el analista de la Universidad de Oxford Lawrence Whiteshead resumió lo que significó la reforma de 1996 en materia de medios de comunicación: “se compró su cooperación con la democracia, mediante el sistema de financiamiento de partidos políticos”.

Las modificaciones introducidas en esa reforma triplicaron los recursos otorgados a los partidos, que pasaron de 414 millones a mil 204 millones de pesos, a pesar de que se trataba de elecciones intermedias. El millonario financiamiento, que buscaba garantizar el acceso a los medios de comunicación y, por ende, la equidad de la contienda, encontró en los medios de comunicación electrónicos los principales beneficiarios de la nueva democracia mexicana.

 
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