Usted está aquí: domingo 9 de septiembre de 2007 Sociedad y Justicia Común, que el examen se venda: médicos residentes

“Es la única forma de seguirnos superando”, señalan

Común, que el examen se venda: médicos residentes

Afirman que está involucrado personal del sector salud

Ángeles Cruz García

Ampliar la imagen Los espacios disponibles para los médicos residentes ascienden a 5 mil 500 plazas, pero la demanda es de 25 mil, según datos de la Secretaría de Salud Los espacios disponibles para los médicos residentes ascienden a 5 mil 500 plazas, pero la demanda es de 25 mil, según datos de la Secretaría de Salud Foto: Fabrizio León

Los exámenes de ingreso a las residencias médicas se han filtrado “por todos lados” y en esa irregularidad están involucrados médicos de instituciones como el Seguro Social, aseguraron egresados de escuelas privadas, quienes relataron que en 2006 varios de ellos compraron –en grupo– una prueba en 150 mil pesos. Cada uno pagó 40 mil pesos, pero “si otros se sumaban, nos tocaba de a menos”, añadieron.

Quienes pudieron cubrir la suma se trasladaron a Morelia, Michoacán, un jueves, dos días antes del examen. Allá se encontraron en un hotel con un médico del IMSS, quien les vendió una copia fotostática de la prueba.

Los jóvenes recuerdan que ese día pernoctaron en Morelia; el viernes revisaron la “adquisición” y por la noche regresaron a la ciudad de México, con la finalidad de presentar al examen el sábado; sin embargo, se percataron de que la prueba era distinta a la que habían comprado, aunque varias preguntas coincidían.

Señalaron que en las escuelas de medicina, principalmente en las privadas, “es de todos conocido” que el examen se vende, y quienes contactan a los estudiantes aseguran que hasta alumnos del Tecnológico de Monterrey la compran. “El que quiera y tenga el dinero, lo consigue”.

Señalan que decidieron pagar 40 mil pesos para “asegurar” su lugar en la residencia médica, “porque es la única manera de seguirnos superando; la otra es que nos quedemos sólo como médicos generales”. El grupo de jóvenes egresados justifica que recurrieron a esta vía porque son muy pocos lugares los que se ofrecen.

De acuerdo con datos de la Secretaría de Salud, este año están disponibles sólo 5 mil 500 plazas, pero la demanda es de 25 mil lugares.

“Para garantizar nuestro ingreso a la especialización estuvimos dispuestos a hacer y pagar lo que sea”, admitieron, pero reconocieron que “probablemente el gasto fue innecesario”, porque otros compañeros de la universidad aprobaron el examen sin mayor complicación, sin comprar el examen.

Ahora que ya laboran en el hospital elegido se dan cuenta de que las plazas de residentes son insuficientes, además de que la carga de trabajo es excesiva y “todo el tiempo enfrentas obstáculos” que no están vinculados con nuestra profesión.

Mencionaron que en estos meses iniciales (el ciclo académico comenzó en marzo de 2007) han tenido que cumplir con la “tradición” de pagar desayunos o comidas a todos los estudiantes de especialidad de mayor grado.

Además, están sometidos a jornadas extenuantes de 48 horas o más, en las que de manera ininterrumpida dan atención médica a pacientes, hacen guardias nocturnas y cubren sus actividades académicas. “Siempre ha sido así, y parece que así seguiremos, aunque con este ritmo de trabajo no es posible proporcionar un servicio médico de calidad”.

“No es necesario delinquir”

Durante un recorrido por algunos hospitales del sector salud, algunos médicos residentes comentaron a La Jornada que “no hay mayor problema” para acreditar los exámenes para la residencia cuando existe una buena formación académica.

“Efectivamente, la prueba tiene un alto grado de dificultad, pero no se pregunta más de lo que debe saber un buen médico general. Así está bien, si no, ¿qué clase de médicos tendría el país?”, señalaron, pero coincidieron con sus compañeros en que las condiciones de trabajo son extenuantes, “aunque nadie protesta, porque la amenaza inmediata es la expulsión”.

De hecho, las protestas de los médicos residentes casi nunca mencionan la carga de trabajo, sino la carencia de personal, equipo y medicamentos en el nosocomio en el que laboran. El más reciente episodio se dio en el Hospital Juárez de México, en 2003, cuando los alumnos se declararon en “asamblea permanente” para exigir equipo para quirófano, cuidados intensivos, urgencias y consulta externa.

Para ellos solicitaban sólo un lugar digno para tomar un descanso y que la biblioteca contara con un acervo suficiente para realizar su trabajo académico.

Otra inconformidad se generó meses después en los servicios de salud del Distrito Federal. A las demandas relativas al servicio médico, se sumó la homologación de la beca con los residentes de hospitales federales. Según información de la Ssa, el apoyo económico para los residentes es de 11 mil 500 pesos mensuales.

Ayer tenía que haberse realizado el examen nacional correspondiente a este ciclo, pero la dependencia federal decidió posponerlo, debido a las evidencias sobre la venta ilegal de la prueba.

Uno de los jóvenes agresados que en 2006 viajó a Morelia para comprar el examen no fue admitido en el hospital de su elección; este año volvió a inscribirse en el programa para obtener una residencia médica y nuevamente adquirió de forma ilegal la prueba.

 
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