Usted está aquí: domingo 9 de septiembre de 2007 Cultura El poder de los premios o los premios del poder

Vilma Fuentes
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El poder de los premios o los premios del poder

Ampliar la imagen El presidente francés, sobre quien escribió Yasmina Reza El presidente francés, sobre quien escribió Yasmina Reza Foto: Reuters

Más de 700 novelas se publican este mes de septiembre en Francia, durante eso que los vecinos europeos califican de peculiaridad francesa: la rentrée littéraire, el regreso literario, en el sentido de regreso de vacaciones y de las novedades publicadas con ese motivo. La verdadera causa de esta abundante producción es la carrera por los premios que se otorgan en noviembre, premios que suponen bastante dinero para el autor, aún más para el editor y, sobre todo, para los distribuidores. El Goncourt, el Renaudot, el Femina, el Medicis, significan varios cientos de miles de euros gracias a las ventas de las novelas galardonadas que constituyen los regalos de Navidad: ¿cuando no se sabe qué regalar, por qué no un Goncourt del año aunque el agasajado con el flamante volumen no lea ni una de sus líneas? Al menos podrá adornar sus libreros...

Pero, como no es posible ocuparse de más de 700 volúmenes al mismo tiempo, la atención se concentra en el lanzamiento de 10 a 20 libros que son seleccionados porque el autor intriga, por el tema, por la fuerza de las editoriales francesas, el gusto de los jurados. La industria editorial, hoy día, no es muy diferente de otras. Cada producto posee virtudes que provocarán alguna forma del deseo y, sobre todo, su venta. Para eso sirven los publicistas.

En este “regreso” literario, el libro más “lanzado” por la maquinaria de propaganda es L’aube le soir ou la nuit de Yasmina Reza. Es difícil que alguien en Francia no se haya enterado de su publicación. Se le ha bombardeado en los medios de comunicación. Se citan frases y párrafos de esta “novela” cuyo personaje central es el nuevo presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, a quien Reza acompañó durante el año de su campaña presidencial. Un acuerdo había sido concluido entre la autora del libro, ya célebre a causa de varios éxitos teatrales con sus piezas, tales como Arts, representada más o menos en todas partes del mundo, y el hombre político entonces candidato a la presidencia. Yasmina Reza tendría toda la libertad, podría asistir a todo y escribir lo que quisiera sin restricciones. El resultado es el libro que acaba de aparecer. Obra muy esperada, como si fuera a enseñarnos y a revelarnos la verdadera personalidad de Nicolas, a quien Yasmina tutea en adelante. La ambición del proyecto era acaso desmesurada, el misterio de la naturaleza humana rebasa sin duda las posibilidades de una observadora, incluso talentosa, pues al cabo de 180 páginas del volumen en cuestión no sabe mucho más. Algunas anécdotas, algunas palabras o diálogos, no bastan para darnos una idea clara del hombre. La ambición, el deseo del poder, la conquista de la cima, no pueden explicarse por los pequeños detalles relatados por la autora, quien nos expresa sus impresiones, día tras día, como sobre un carné de notas de viaje.

Por desgracia la autora alcanzó con este libro los límites de su eficacia. Intentando escapar a la labor periodística (lo último que desea es que se la compare con una periodista), recalcando que, en tanto escritora, había querido escribir una obra literaria y podía permitirse escribir lo que desease. Así, cae en frases superficiales, más bien narcisistas, identificándose con su protagonista al extremo de hacernos más bien un autorretrato por proyección. La lectura de este libro da la impresión de ya leído: no nos da nada nuevo sobre las maniobras tradicionales de los políticos, el juego del poder, las contradicciones de un personaje tan complejo.

La verdad, no creo que una obra se limite a seguir a un hombre durante un año y a apuntar notas sin dejar al tiempo llevar a cabo la alquimia de la escritura. Sin embargo, se habla del Goncourt para este libro. Poco probable. El nuevo presidente, hiperactivo, ocupa todo el espacio posible en los medios, tal sería abusivo atribuir un premio literario a un libro del que es el héroe.

Una frase de Sarkozy, citada por Reza, me hizo sonreír, pues me recordó la permanente vocación frustrada de escritor de algunos ex presidentes de México: “un día escribiré un libro en el que hablaré como nunca habría podido hacerlo cuando tenía ambiciones”.

 
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