Usted está aquí: martes 18 de septiembre de 2007 Cultura La estrategia militar anticrimen favorece a los grupos delictivos, dice experto italiano

Carlo Giuseppe Marino presentó aquí su nueva investigación sobre la mafia

La estrategia militar anticrimen favorece a los grupos delictivos, dice experto italiano

Llama a superar la distancia entre ciudadanos y política

Los derechos humanos “son el parámetro” de cualquier cambio social, expresa a La Jornada

Matteo Dean (Especial)

Ampliar la imagen En un sistema en el que la magistratura (judicatura) depende del poder político, es inevitable que haya una estrecha relación entre jueces y centros de poder, que por su naturaleza no son antimafia, sino que tienden a construir relaciones de colaboración o compromiso, advierte el experto italiano Carlo Giuseppe Marino, durante la entrevista con La Jornada En un sistema en el que la magistratura (judicatura) depende del poder político, es inevitable que haya una estrecha relación entre jueces y centros de poder, que por su naturaleza no son antimafia, sino que tienden a construir relaciones de colaboración o compromiso, advierte el experto italiano Carlo Giuseppe Marino, durante la entrevista con La Jornada Foto: Luis Humberto González

Frente a la política estatal que busca combatir la criminalidad organizada sólo mediante el embate frontal, de tipo militar, Carlo Giuseppe Marino, historiador italiano y especialista en la mafia, opina que este tipo de estrategia sólo es funcional para el mantenimiento de las organizaciones delictivas.

“Se hizo también en Italia: se metió al ejército en Sicilia. Pero no sirvió. La paradoja es que mientras esta política combate realmente la criminalidad organizada, no se entera que arriba de ésta hay un sistema de poder que no se elimina y sí hará inevitable la reproducción del fenómeno.”

Según el experto, “en Italia se pudo combatir a la mafia por la gran movilización de la sociedad civil que impuso al Estado esa lucha”.

La realidad de México

Marino sostiene que “en un sistema en el que la magistratura (judicatura) depende del poder político, es inevitable que haya una estrecha relación entre jueces y centros de poder, que por su naturaleza no son antimafia, sino que tienden a construir relaciones de colaboración o compromiso. Por tanto, si no se cuenta con una magistratura independiente, no se puede combatir a la mafia”.

Además, continúa, “se necesita de un sistema que permita a los jueces trabajar y que si son eliminados haya quien los sustituya”. En cualquier estado de derecho, asevera el también catedrático, “la magistratura es independiente del Poder Ejecutivo. La sociedad y los derechos de los ciudadanos deben formarse de la justa dialéctica entre los poderes.

“Estoy convencido de que México es una de las realidades más vivas del mundo latinoamericano”, afirma el historiador y profesor en la Universidad de Palermo.

De visita aquí para presentar su trabajo de investigación acerca de la mafia, el también autor de Historia de la mafia (Editorial Byblos, 2005) y Los padrinos (Javier Vergara Editor, 2004), Carlo Giuseppe Marino expresa su punto de vista acerca de la realidad que hoy vivimos.

Revolución cultural

México, uno de los países más vivos de América Latina, según Marino, tiene “contradicciones que lo atraviesan (...) Los aspectos negativos de una sociedad también producen cultura. Hemos perdido la costumbre con la dialéctica. La lógica de las contradicciones es también la lógica de la producción de la cultura auténtica, y esto vale para todo mundo.

“Si nosotros abolimos las contradicciones, vamos hacia un mundo que se unifica alrededor del modelo de consumo y perdemos la autenticidad de la percepción cultural, porque ya no se crea.

“En este sentido entiendo la oposición a la globalización que se revela a lo largo del mundo. Las contradicciones son para tutelarse, no para reprimirse.”

–¿Hay crisis de la política?

–Es una realidad que involucra particularidades que han vivido experiencias históricas con fuertes connotaciones ideológicas. Para explicarla hay varios caminos.

“El principal, creo, es reconocer que vivimos una nueva revolución cultural, y entonces las orientaciones son todavía imprecisas. Para recuperar la distancia entre ciudadanos y política, se necesitaría recuperar la conciencia de los principios. El problema es identificarlos.”

Logro de la sociedad italiana

–Para usted, ¿cuál es uno de los principios imprescindibles?

–El respeto a los valores humanos. Ninguna política, ni la más revolucionaria es tal si prescinde de los valores inscritos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Ese es el parámetro sobre el cual se debe medir cualquier transformación cultural y política.

–Sus libros han tenido mucho éxito en el mundo de habla hispana, ¿a qué lo atribuye?

–En el mundo latino hay una mafia que no es mafia y que tiene aún que ser entendida como fenómeno político.

“Quizá hay la percepción de que el fenómeno del narcotráfico tiene algo arriba que le llamamos mafia y que la categoría de criminalidad organizada no es suficiente para explicarlo.

“Siempre me sorprendió que la mafia no se haya esparcido donde Sicilia tiene más relaciones históricas que es el mundo hispano, sino en el mundo anglosajón. ¿Por qué en América Latina no se ha creado la mafia así como la conocemos en Italia y en Estados Unidos? No lo sé. Mi hipótesis es que quizá en América Latina no se haya tenido la necesidad de la mafia. Aquí, creo, ya había una estructura paramafiosa que ustedes llaman ‘poder militar’, que ha venido sustituyendo a lo que en Sicilia es el fenómeno mafioso.

“Porque el fenómeno mafioso no es criminalidad organizada, sino un poder organizado con una estructura que a veces es alternativa al Estado y a veces utiliza al Estado.”

–¿Cómo se desarrolló la lucha contra la mafia en Italia?

–La mafia sigue existiendo. Pero debemos decir que el Estado italiano comenzó a luchar en contra de la mafia sólo cuando la sociedad civil le impuso esa lucha, cuando los jueces, representantes de la sociedad independiente, organizaron la acción concreta de la batalla. Así, el Estado se vio obligado a emprender acciones serias.

“Sin las movilizaciones de la sociedad civil, el Estado nunca hubiera luchado como lo hizo a partir de 1980.

“En Italia ha sido posible combatir la mafia porque existe una sociedad civil fuerte y viva, porque hay partidos de masas auténticamente democráticos y porque la magistratura ha conquistado su independencia real frente al poder político.

“Es fácil –concluye Carlo Giuseppe Marino– distinguir: los hipócritas le llamarán criminalidad organizada, los políticos o jueces verdaderamente comprometidos le denominarán por su nombre: mafia.”

 
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