Usted está aquí: jueves 20 de septiembre de 2007 Política Cobijado por el EMP, Calderón recordó en el Zócalo a las víctimas del terremoto

El gobernante del DF, ausente; hizo su propio acto en la Plaza de la Solidaridad

Cobijado por el EMP, Calderón recordó en el Zócalo a las víctimas del terremoto

Con la tragedia de 1985 se despertó el México fraterno, dijo el Ejecutivo federal en Palacio

Claudia Herrera Beltrán

Ampliar la imagen El presidente Felipe Calderón llega a la Plaza de la Constitución, donde izó la bandera a media asta en memoria de las víctimas de los sismos de 1985 El presidente Felipe Calderón llega a la Plaza de la Constitución, donde izó la bandera a media asta en memoria de las víctimas de los sismos de 1985 Foto: Carlos Cisneros

Las divergencias entre Felipe Calderón y el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, se midieron ayer en metros y segundos.

A diferencia de años anteriores, el Presidente de la República no estuvo acompañado por autoridades del gobierno capitalino en la conmemoración de los sismos de 1985. En el Zócalo izó la bandera nacional a media asta en memoria de las víctimas, sólo que en un acto llamado Día Nacional de Protección Civil.

Previendo que se diera alguna protesta, la Plaza de la Constitución fue cercada por elementos del Estado Mayor Presidencial (EMP) y con cientos de vallas que estaban aseguradas con candados. Todo comenzó a las 7 de la mañana, es decir, 19 minutos antes de lo que marcaba el reloj para recordar con exactitud el momento de la tragedia.

A la ceremonia, que se cumplió con rapidez, asistieron los secretarios de Defensa, Guillermo Galván; de Marina, Mariano Francisco Saynez, y de Gobernación, Francisco Ramírez Acuña, así como la titular de Protección Civil, Laura Gurza. La banda del Ejército Mexicano ejecutó el Toque de silencio y se entonó el Himno Nacional.

A unas cuadras de ahí, en la Plaza de la Solidaridad, el gobernante capitalino encabezó inmediatamente después, a las 7:10 horas, otro acto para rememorar el terremoto.

Durante la mañana, los dos políticos, el panista y el perredista, casi se pisaron los talones.

Luego de su breve estancia en la Plaza de la Constitución, el michoacano regresó a terreno seguro: el Palacio Nacional, donde además estuvo arropado por legisladores panistas y los gobernadores priístas Silverio Cavazos, de Colima, e Ivonne Ortega, de Yucatán. Aunque, como de costumbre, fue desdeñado por los perredistas. Una vez más, el panista Cristian Castaño acudió en lugar de la presidenta de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, la perredista Ruth Zavaleta Salgado.

La adversidad

Frente a ellos, el Ejecutivo federal dio su versión de lo que representaron los terremotos de 1985 y aprovechó para hacer un llamado a luchar con la misma unidad, valentía y solidaridad de hace 22 años para superar la adversidad.

Recordó que el desastre fue de tal magnitud que superó toda capacidad de respuesta de las autoridades.

“Pero con ese temblor se despertó otro México. El México de la solidaridad, el México del encuentro, el México fraterno, el México que no se arredra y que supera adversidades. Despertó una buena parte del México que queremos y que necesitamos. Así, la unidad, la concordia, la decidida participación de toda la sociedad, más allá de cualquier diferencia, sacaron adelante al país”.

Y estableció que si alguna lección dejó la tragedia del 19 de septiembre de 1985 fue la relevancia de tener una política preventiva, aspecto en el que “vamos por el camino correcto”. Y la muestra, dijo, fue cómo se enfrentó el embate de los huracanes Dean, Henriette y Félix.

Menos optimista, Alicia Valdovinos, de la agrupación Cinco Panes y Dos Peces, galardonada con el Premio Nacional de Protección Civil 2007, pidió que se incrementen los recursos del sector y se destinen a acciones de capacitación en prevención dirigidas a millones de personas, cuya vida está en riesgo porque habitan zonas peligrosas.

Con la voz entrecortada, explicó que podrían evitarse desastres si cada poblado alejado tuviera a su alcance mapas de riesgo, rutas de escape, señalizaciones y un equipo de radiocomunicación, único medio efectivo de enlace en estas regiones donde se pierde la energía eléctrica y donde la orografía dificulta otros medios de comunicación.

Los caminos de Calderón y Ebrard estuvieron a punto de cruzarse otra vez cuando el mandatario nacional concluyó la conmemoración y dispuso su regreso a Los Pinos para cumplir una apretada agenda de reuniones con el gobernador potosino, con los ganadores del Premio Estocolomo Juvenil del Agua y con integrantes de la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados.

Precisamente cuando el convoy presidencial salía de Palacio Nacional, el único gobernante local que no ha reconocido a Calderón y que ha rechazado tomarse la foto con él, entregaba escrituras en la Plaza de la Constitución. Estuvieron tan cerca y tan lejos.

 
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