Usted está aquí: viernes 21 de septiembre de 2007 Ciencias Impulsan uso de “chip genético” en tratamientos contra el cáncer

Ayuda a determinar terapias personalizadas, dependiendo del tipo de tumor

Impulsan uso de “chip genético” en tratamientos contra el cáncer

Oncólogos buscan construir una base de datos sobre mutaciones genéticas del mal y ligarlas a fármacos precisos

Actualmente los expertos confían en su experiencia e instinto para medicar

Reuters

Washington, 20 de septiembre. El pronóstico era decepcionante para Chuck Fleming: su cáncer de pulmón se había extendido por todo su cuerpo. Sin embargo, su oncólogo decidió usar un “chip genético” para ver cuál de todas las opciones de quimioterapia disponibles funcionaría mejor.

Nueve meses después, Fleming no está curado, pero se siente lo suficientemente bien como para volver a jugar al golf y sus tratamientos personalizados –una píldora diaria y una inyección dos veces al mes– no lo hacen sentir ni débil ni con náuseas.

El doctor Eric Lester está convencido de que este enfoque personalizado para tratar el cáncer es el modo de operar en un mundo en el cual los médicos cuentan con decenas de medicamentos para elegir, en el que el tumor de cada paciente es diferente y donde nadie tiene tiempo que perder.

Lester quiere colaborar con otros oncólogos para construir una base de datos de información sobre varias mutaciones genéticas observadas en tumores y ligarlas con los fármacos que mejor funcionan contra esos cánceres.

Los expertos en cáncer coinciden en que los chips genéticos son el camino obvio para hacer esto.

“Es una forma más inteligente de tratar el cáncer”, dijo Lester, de Oncology Care Associates en St. Joseph, Michigan.

El cáncer pulmonar es uno de los más letales, ya que sólo 15 por ciento de los pacientes vive cinco años o más.

La mayoría de los pacientes no presenta síntomas hasta que el tumor se ha expandido, lo que hace que la cura se vuelva casi imposible. Esto fue lo que sucedió a Fleming, asesor automotriz de 63 años.

“Estaba realizando una asesoría en México, mi hombro comenzó a dolerme y empecé a tomar ibuprofeno (antinflamatorio) y un par de tequilas”, comentó Fleming durante una entrevista telefónica.

Le llevó varias consultas descubrir que no se había lastimado el hombro jugando al golf, sino que tenía un cáncer de pulmón que se había diseminado a sus huesos y al cerebro.

Existen muchas opciones para tratar el cáncer pulmonar. Algunas son las nuevas terapias dirigidas, que apuntan a mutaciones genéticas específicas.

Las terapias dirigidas o personalizadas presentan menos efectos secundarios que la quimioterapia, pero no funcionan en todos los tumores. Actualmente, los médicos confían en su instinto y experiencia personal para optar por las correctas.

Lester compró algunos chips genéticos Affymetrix, que son pequeños dispositivos de silicón que se encienden para mostrar qué genes son los que están más activos en una muestra de tejido.

El experto trabajó con Craig Webb, del Instituto de Investigación Van Andel en Grand Rapids, Michigan, quien tiene un programa de computación para analizar los chips genéticos.

Los científicos saben poco sobre algunos genes que están sobre o subactivados en el cáncer, como el EGFR y el VEGF, que estimulan el crecimiento del tejido y de vasos sanguíneos.

Pero Lester descubrió por qué no es tan sencillo simplemente leer un chip genético y elegir un fármaco. Sólo para el EGFR hay nueve resultados diferentes, cinco sugieren una mutación genética que provoca el cáncer, pero otros cuatro dicen poco.

Sin tiempo para experimentos

Un medicamento llamado Avastin apunta al VEGF, mientras que una píldora llamada Tarceva interfiere con el EGFR. Había otras pistas sobre que los tumores de Fleming podrían resistir algunas medicinas comunes de quimioterapia y no otras.

A partir de la existencia de varias alternativas terapéuticas y el hecho de la difícil enfermedad que atravesaba Fleming, Lester decidió darle al paciente el medicamento Tarceva, pero para estar seguro también le suministró una combinación de quimioterapia estándar, aunque tóxica.

“Hay muchos saltos de fe en la observación de los datos de un chip (genético) y en la aceptación de ellos para asistir a un paciente, pero como médico no puedo esperar mil experimentos más para hacerlo”, dijo Lester.

Lester presentó los resultados obtenidos en Fleming y otros cinco pacientes, que también probaron el método de análisis genético, en un encuentro de la Asociación Estadunidense de Investigación del Cáncer, en Atlanta.

“Tengo una nueva vida”, dijo Fleming, quien perdió su cabello y más de 50 kilos como consecuencia de la quimioterapia. “Soy mucho más feliz en esta etapa de mi vida de lo que sería habiéndome muerto de cáncer”, concluyó el paciente.

 
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