Usted está aquí: sábado 22 de septiembre de 2007 Espectáculos Lo bonito de la vida no sirve para hacer una película: Cronenberg

Creo en el compromiso social de los actores como “ciudadanos del mundo: Mortensen

Lo bonito de la vida no sirve para hacer una película: Cronenberg

En Promesas del Este, el espectador debe ver más allá de la violencia física, advierte el director

Erika Montaño Garfias (Enviada)

San Sebastián, 21 de septiembre. “Los filmes que he hecho son la forma de hablar conmigo mismo sobre lo que significa ser humano en este tiempo en particular”. Es la forma en la que David Cronenberg habla de su trabajo como director, en el que uno de los temas centrales es indagar en el comportamiento de las personas puestas en situaciones extremas.

Tras la proyección de su nueva cinta Promesas del Este, que abrió la sección oficial del encuentro, el cineasta ofreció una conferencia de prensa en una suite del hotel María Cristina. Justo frente al inmueble se encuentra un anuncio gigante de su película en el que se lee “Del director más aclamado”.

Al respecto, el director de Crash señaló: “claro que he atravesado periodos en los que he sido aclamado y otros en los que he sido denigrado. Indudablemente ‘aclamado’ se siente mejor. Lo acepto, es publicidad, pero también es verdad que a lo largo de los años mi reputación se ha hecho más fuerte”.

Distorsión

Por segunda ocasión consecutiva, Cronenberg retrata situaciones muy ligadas a la violencia, sin embargo, advierte que si el espectador va a la sala de cine pensando en ese único aspecto “entonces no está viendo realmente la película”.

Es verdad, reconoció, que el énfasis se da sobre la violencia, pero es sobre personas relacionándose entre si en diferentes niveles. Pensar que es sólo una película de violencia física es una especie de distorsión, pues es sólo una parte del conflicto (que envuelve a los personajes).

Promesas del Este, protagonizada por Viggo Mortensen, Naomi Watts y Vincent Cassel, es la historia de dos familias. “Para mí, la escena más violenta no es la de los cuchillos, sino cuando la familia ‘normal’ está sentada a la mesa y el tío le dice a Anna (Watts) ‘por eso es que tu bebé se murió en tu vientre’. Es como si le estuviera clavando un cuchillo”.

Para la indagación de temas como el dolor, la enfermedad, o la violencia física y sicológica existe una razón obvia: “todo lo que hay que hacer es leer el periódico o ir a la página web de la CNN y eso es lo que encontramos. Yo sólo estoy reaccionando al mundo, a las cosas que preocupan a las personas. Como decía Bernard Shaw: el conflicto es la esencia del drama; es decir, si haces un drama estás interesado en el conflicto. Lo bonito y lo bello de la vida no hacen una película.

“Para mí la combinación de estas cosas significa que estoy haciendo una película. La violencia física entonces es algo natural para quienes trabajamos en el cine y por eso es importante reflejarla” y el hacerlo forma parte de la libertad de expresión.

Esa libertad “es un derecho básico de la democracia, y es cierto que no se puede encontrar en cualquier parte del mundo. Tenemos que pelear por ella constantemente, no sólo para mostrar la violencia, sino las opiniones religiosas o políticas y cuando se es artista se busca constantemente esa libertad de expresión”.

Viggo Mortensen: oportunidad de aprender

Tras la entrevista con Cronenberg, siguió una charla con el actor Viggo Mortensen, quien ya ha trabajado con el director canadiense en dos ocasiones, la anterior fue en Una historia violenta. A punto de comenzar el rodaje de un western (por eso la barba y el bigote), promociona Promesas del Este dentro del festival al tiempo que prepara dos exposiciones como fotógrafo para el próximo año.

Mortensen, también rechazó que la nueva cinta de Cronenberg se limite al tema de la violencia; habló de la suerte que ha tenido al encontrar proyectos para filmar “aunque a veces me encuentran a mí” y el saltar de un papel diferente a otro. “Todos los personajes que hago –dijo- son una oportunidad para aprender, son como una universidad abierta y la oportunidad de ver el mundo desde un punto de vista diferente al mío, a veces radicalmente diferente al mío como es el de Nikolai”, personaje que interpreta en Promesas del Este.

Sí creo, dijo –cigarrillo en mano y mate en el suelo–, en el compromiso social de los actores como “ciudadanos del mundo. Enterarme de lo que hay de lo que se dice, de lo que está pasando lo mejor que pueda”.

Por ejemplo lo que se vive ahora, la guerra y las amenazas de guerra, pero “creo que los ciudadanos estadunidenses ahora están un poco más abiertos. No tengo miedo de expresar mis opiniones contra Bush, aunque al principio, cuando decía que iba a haber una guerra en Irak me decían que era traidor, hijo de puta, maricón, decís cosas sin pensar, eres un tonto, eres un actor, no sabes nada. Yo respondí ‘sí soy un actor, pero también ciudadano de este país y me interesa lo que está ocurriendo y me molesta y lo digo, porque si no lo digo es una forma de mentir’. Hubo gente que se molestó, pero no importa. La vida es corta”.

 
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