Usted está aquí: viernes 28 de septiembre de 2007 Política Buscan mandos militares de EU afianzar injerencia en México ante narco y terrorismo

Confirma Patricia Espinosa que el plan bilateral antidrogas está en su fase final

Buscan mandos militares de EU afianzar injerencia en México ante narco y terrorismo

David Brooks (Corresponsal)

Nueva York, 27 de septiembre. El Comando del Norte busca construir una relación con México en torno a la asistencia mutua en la lucha contra las drogas y el crimen organizado en ambos lados de la frontera, cooperación en la seguridad del “teatro” de América del Norte, y desarrollar una “perspectiva común” en torno a amenazas como las que podrían generar los recientes atentados contra los gasoductos en México.

Por otro lado, la canciller Patricia Espinosa confirmó aquí que el programa de cooperación bilateral antinarcóticos se encuentra en su fase final. Algunas de las áreas de potencial y/o mayor cooperación identificadas por los militares estadunidenses encargados de la defensa de América del Norte han sido abordadas en el marco de la negociación bilateral, según diversas fuentes en ambos países.

El general Victor E. Gene Renuart asumió el puesto de jefe del Comando del Norte (Northcom) en marzo. El Northcom tiene un papel único en defensa de la nación desde el interior, pero su misión también incluye disuadir, prevenir y derrotar amenazas dentro de su zona de mando, la cual incluye todo Estados Unidos, Canadá y México, tanto en el frente terrestre como el marítimo y aereoespacio.

En una entrevista publicada por el Centro de Estudios de Defensa Hemisférica de la Universidad Nacional de Defensa y realizada por el jefe de comunicaciones estratégicas de ese centro, Martin Edwin Andersen, el general Renuart señaló la necesidad de construir una “dinámica positiva” en torno a una relación bilateral “compleja” que ha tenido sus altibajos y que requiere de mayor entendimiento entre ambos lados, particularmente en el rubro de seguridad militar.

Los atentados a los gasoductos en el centro de México en julio, señaló, podrían ser un indicador a futuro si acciones como ésas, “que ocurrieran a una escala mucho más amplia (pudieran permitir que) una fuerza como los cárteles del narcotráfico o terroristas intentaran tomar en rehenes a una nación, y eso entonces tendría impacto estratégico”.

Esos escenarios, como otras amenazas representadas por el poder de narcotraficantes y el crimen organizado, junto con nuevas prioridades de seguridad ante el terrorismo, particularmente en torno a la energía en el caso de México, indican la necesidad de “tener buena comunicación y mayor entendimiento con México”, porque eso permite “entender y modificar los altibajos de estas relaciones, entender las sensibilidades de esa larga historia entre Estados Unidos y México, y también para entender cómo los mexicanos se ven a sí mismos, tanto cuando ven hacia al norte a Estados Unidos y Canadá, y cuando ven al sur, a Centro y Sudamérica, y qué tipo de papel de liderazgo jugar”. A la vez, reconoció que en algunas ocasiones ha actuado de manera “obstinada” en la relación con México, lo cual crea “un ambiente bastante complejo”.

El general identificó dos áreas de enfoque de Northcom en la relación con México. Recordando la cumbre trilateral celebrada en Canadá en agosto, el presidente George W. Bush enfatizó la necesidad de una responsabilidad compartida entre México y Estados Unidos para reducir la violencia en ambos lados de la frontera en torno a la lucha antidrogas y el crimen organizado.

A la vez, el presidente Felipe Calderón, dijo, ha identificado las actividades de los cárteles como una amenaza a la seguridad nacional del país. Northcom, así como todo el Departamento de Defensa, afirmó Renuart, están preparados para responder a cualquier solicitud mexicana de otorgar asistencia en este rubro.

Renuart dijo que “en nuestras relaciones militares intentamos aprovechar programas de capacitación” como el Programa Internacional para la Educación y el Adiestramiento Militar (IMET, por sus siglas en inglés). “Eso permite que los oficiales mexicanos… obtengan un mejor entendimiento de nuestros criterios sobre las operaciones conjuntas, cómo consideramos el apoyo militar dentro de este país, y la importancia y amenaza representada por el crimen organizado trasnacional y el narcotráfico a cualquier gobierno, al nuestro o el de México”.

La segunda área de enfoque con México, comentó Renuart, tiene que ver con la cooperación en torno a la “seguridad de teatro”, o sea el papel tradicional de todos los comandos. Indicó que el gobierno mexicano “está revisando maneras de aprovechar nuevas tecnologías para apoyar los centros claves de gravedad que ven en su país. La seguridad energética es un ejemplo perfecto”. Agregó que México, como otros países, cuando escucha a Al Qaeda declarar que atacará los recursos energéticos de países aliados con Occidente, “pone nerviosa a la gente, porque se ha demostrado por lo menos capacidad de tener impacto allí”.

Informó que el gobierno mexicano busca “modernizar sus componentes navales, la defensa aérea y terrestre de los elementos claves de su infraestructura, o sea, la modernización de la protección armada de la infraestructura crítica dentro del país”. Para apoyar todo esto, dijo, existen programas tradicionales de asistencia, tanto de venta de equipo como capacitación.

Renuart tiene 36 años de experiencia en las filas militares de este país. Fue comandante de un escuadrón de la Fuerza Aérea en la operación Tormenta del Desierto, y su puesto anterior al actual fue como principal asistente militar al secretario de Defensa y director de planes estratégicos y políticas para el Estado Mayor.

Según otras fuentes oficiales de ambos países, el plan bilateral antinarcóticos que EU y México están negociando podría incluir un enorme incremento en la asistencia militar –tanto en equipo y tecnología como en capacitación– que menciona el general. Además, la militarización de la lucha antinarcóticos en México, bien recibida oficialmente por sectores militares y políticos estadunidenses, podría llevar a una profundización de las relaciones militares bilaterales.

La canciller Patricia Espinosa, durante su gira de trabajo en la Organización de Naciones Unidas aquí, confirmó a La Jornada que la negociación sobre “un programa de cooperación bilateral” avanza y “estamos en la fase final”.

Espinosa dijo que el programa comprende tres componentes generales: acciones de Estados Unidos dentro de su territorio, acciones de México dentro de su territorio y acciones conjuntas. Informó que el programa podría incluir apoyo tecnológico y equipos para mejorar la capacidad de México ante el crimen organizado.

La negociación comenzó en marzo de este año y su existencia fue revelada en mayo por The Dallas Morning News.

La canciller divulgó por primera vez públicamente que se negocia sobre un programa a un plazo de dos años (antes, circulaban versiones indicando que podría ser a dos, tres o cinco años). Rehusó precisar el monto de los fondos asignados al programa de asistencia, aunque algunas fuentes oficiales de ambos países han mencionado desde cientos de millones por año hasta aproximadamente entre mil y mil 300 millones.

En promedio, la asistencia antinarcóticos de Estados Unidos a México ha sido de entre 40 y 66 millones anuales (dependiendo de las asignaciones que se incluyen). Un total de mil millones de dólares a lo largo de hasta cinco años representaría algo así como un incremento de 500 por ciento.

 
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