Usted está aquí: domingo 30 de septiembre de 2007 Cultura Presentan traducción al español de La sociedad de la sociedad

El investigador Javier Torres Nafarrate dedicó 10 años al trabajo de Niklas Luhmann

Presentan traducción al español de La sociedad de la sociedad

El pensador alemán está considerado como el continuador de las ideas de Marx, Weber y Habermas

El volumen busca presentar la teoría de la sociedad como un todo, señalan

Arturo Jiménez

Ampliar la imagen El pensador alemán Niklas Luhmann El pensador alemán Niklas Luhmann Foto: Archivo

Como un acontecimiento para las ciencias sociales en castellano, y en particular para la sociología, debe considerarse la traducción del alemán del “clásico contemporáneo” La sociedad de la sociedad, de Niklas Luhmann (1927-1998), a cargo del investigador Javier Torres Nafarrate, publicado en México por Editorial Herder.

Se trata de una obra monumental de más de mil 200 páginas, una “teoría de la sociedad como un todo” que a Luhmann le llevó 30 años investigar, reflexionar, construir y escribir, y a Torres Nafarrate 10 años traducir, un trabajo que devino, de algún modo, en una “versión diferente” debido a los avatares del trasvasamiento del alemán al español.

La importancia de esta obra y su autor los ubica como continuadores de la reflexión sociológica encabezada por figuras como Marx, Weber, Durkeim y Habermas, con el aporte de Luhmann de apostar por una gran teoría del conjunto de la sociedad.

Es por eso que Luhmann, autor de otras obras como La realidad de los medios de masas, La política como sistema, Derecho de la sociedad, Arte de la sociedad o Religión de la sociedad, es considerado “el gran teórico de la sociología de fines del siglo XX” y “uno de los sociólogos más emblemáticos” de esa centuria.

Según se plantea en la presentación del libro, después de los clásicos de la sociología, hace casi un siglo, la disciplina no había mostrado un progreso realmente importante respecto de una teoría de la sociedad.

“Como consecuencia de la disputa ideológica del siglo XIX, la paradoja de una comunicación sobre la sociedad en la sociedad se resolvió –en las controversias teóricas– mediante fórmulas como estructuralista/procesualista, dominación/conflicto, afirmativo/crítico y hasta conservador/progresista.”

No se niegan, además, los muchos avances de la sociología en los campos de la metodología, la teoría y, sobre todo, la acumulación de conocimiento empírico, pero no había abordado a fondo la descripción de la sociedad como un todo.

Luego de la primera influencia del sociólogo estadunidense Talcott Parsons y de otras corrientes, el investigador alemán desarrolló una teoría de los sistemas sociales “que primero se establece como teoría de sistema/entorno y que después, a finales de los años 70, se desarrolla como teoría de los sistemas autopoiéticos”.

La autopoiesis, según planteamientos del médico y sociólogo chileno Humberto Maturana y el biólogo Francisco Varela, se entiende de manera simplificada como la capacidad de los sistemas de producirse a sí mismos.

Saldar pendientes teóricos

Presentada por primera vez este martes en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, La sociedad de la sociedad fue terminada por Luhmann poco antes de morir y la versión al castellano fue publicada en febrero en una coedición Herder-UIA.

En la presentación, en el auditorio Fernando Benítez, participaron los sociólogos Jorge Galindo, René Millán, Luis E. Gómez y el propio Torres Nafarrate, además de Salvador Cedillo como presentador.

Para Torres Nafarrate, con 15 años de un trabajo sistemático de traducción de diversos libros de Luhmann, la construcción de una teoría de la sociedad era un pendiente e inquietaba no sólo a la sociología alemana sino del resto del mundo, pues no se había abordado, propiamente, “el problema de la reproducción humana de la vida”.

En su trabajo, Torres Nafarrate acepta la idea de que es imposible una traducción fiel del alemán al castellano por las diferencias entre ambos idiomas, incluso en sintaxis. “Realmente no es posible traducir pensamientos como el de Luhmann. Lo que buenamente se puede hacer es una versión del libro”.

El mismo Luhmann, recuerda, criticaba las traducciones rígidas que trataban de apegarse a todas las palabras, y apostaba mejor por buscar retomar el sentido general de la obra y escribir, así, “otro texto”.

Galindo dijo que el trabajo de Torres Nafarrate es impresionante y un orgullo para América Latina. Por ello, agregó, la mejor manera de agradecérselo es leerlo de manera atenta y crítica. Y llamó a los presentes, en su mayoría estudiantes, a no detenerse ante el tamaño ni el precio de este “clásico contemporáneo”, superior a los 500 pesos.

Esta obra de Niklas Luhmann, señaló Galindo, es importante porque esboza, explica, una serie de características de la sociedad en que vivimos. Por ejemplo, abundó, ayuda a pensar a “la sociedad como mundo”.

Es por eso, comentó, que los antropólogos, más centrados en lo concreto y en lo micro, “se vuelven locos ante Luhmann”, quien en cambio es un aliado para los sociólogos.

Según Galindo, La sociedad de la sociedad presenta tres “problemillas”, pues Luhmann no alcanzó a elaborar un planteamiento sobre la cuestión del cuerpo, como comunicación no verbal, tampoco trató con mayor detenimiento el aspecto del espacio (geográfico, por ejemplo) ni abundó en el asunto de la desigualdad.

O te lo apropias o lo desechas

Millán dijo que la obra del sociólogo alemán es de una escala conceptual impresionante. “Uno lo lee y lo relee muchas veces, o simplemente lo desecha”.

Para Millán, todo el trabajo de Luhmann surgió ante los signos de agotamiento de las teorías sociales y políticas y la cada vez mayor complejidad de la sociedad mundial.

Por ejemplo, comentó, en los años 80 las democracias comenzaron a expandirse, incluso en América Latina, pero enseguida han sido objeto de críticas porque no han alcanzado los objetivos que pregonaban, como la igualdad de oportunidades, la representación y el consenso reflexivo.

Es así que Luhmann, siguió Millán, se pregunta cómo es posible construir un orden y decidió construir una teoría de sistemas, una manera de observar el mundo que tiene la virtud de incluirse a sí misma, como una teoría del metarrelato en la que la misma teoría es un metarrelato más.

“No resuelve todo pero ayuda a abordar a una sociedad que se define como altamente compleja. Para una realidad radical se requiere una teoría radical, más allá del racionalismo europeo predominante.”

Para Gómez, la obra de Luhmann es de carácter omnicomprensivo y sistémico, en la que está todo, o casi todo, lo que el autor hubiera querido decir.

Pero apunta “tareas para el futuro próximo”, como la construcción de una didáctica para abordar esa obra, que la haga comprensible a mayor número de personas, sobre todo de las ciencias sociales; una mayor exploración de las traducciones que aproximen a lo que verdaderamente Luhmann quiso decir, y trabajar “giros dialógicos” de este autor con otros pensadores.

Y por último, en coincidencia con Galindo, encontrar “los déficit” del monumental trabajo teórico de Niklas Luhmann, para que la sociología sea cada vez más capaz de “desentrañar el mundo contemporáneo”.

 
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