Usted está aquí: sábado 6 de octubre de 2007 Política Los de Abajo

Los de Abajo

Gloria Muñoz Ramírez
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Resistencia en Los Ángeles /I

En el Este de Los Ángeles, barrio marginal con una larga historia de inmigración, estereotipado siempre con las pandillas, las drogas y la delincuencia “protagonizada” por personas de color o de origen latino, principalmente mexicanos, nacen espacios de resistencia como el Eastside Cafe, comprometidos con el autogobierno y la autodeterminación de las comunidades.

En el salón del Eastside Cafe hablan Chela, Marisol, Joel, El Mensajero, Olmeca, Nico, Tolteka, Limón y Roberto, todos parte de un movimiento de chicanos y chicanas raperos, hip-hoperos, punkeros, rockeros, cantantes de reggae, productores de música, artistas de teatro, artistas visuales y poetas activistas que hacen de la creatividad artística un arma para resistir y combatir la otra violencia, la que surge de un sistema que discrimina, reprime y excluye. “Muchos de nosotros hemos perdido todo: amigos, familia, todo… pero seguimos luchando…”, dice Limón, del grupo Quinto Sol.

Chela creció “como muchos de los jóvenes, perdida, en la droga, violada y todo eso”. Cuando estaba en el hoyo, Chela escuchó las letras de un grupo de hip hop. Era su propia historia en la voz de otros. Ahí vio una alternativa: luchar, resistir y pasar el mensaje a otros como ella. “Para mí fue bien importante encontrarme con la música y a la vez ayudar a los otros jóvenes que están pasando por todo eso. Es esa falta de raíz, de tradiciones, que tiene a los jóvenes como están ahorita”.

Joel creció en los projects (multifamiliares marginales con alto índice de criminalidad), entre el punk, las pandillas y el grafiti. “Desde muy chico aprendí que el arte puede ser una herramienta muy poderosa para el cambio social”. Joel, como otros punkeros, crea espacios autónomos “que los jóvenes necesitan para no caer en las drogas, en la cárcel o muertos”. Aquí, explica Nico, se vive una guerra sicológica impuesta por los medios, la música, la cultura…“Nuestro papel es resistir, y nuestra forma de pelear es usar nuestras palabras”.

“Imagina –dice Olmeca, artista del hip hop– que tus padres atravesaron la frontera, y tú acabas aquí en Los Ángeles. Y luego tu mamá tiene que trabajar 12 horas, y tu papá también. Luego vas a la escuela y no sabes hablar inglés. Luego llegas a casa y tu mamá te cuenta cómo el jefe la maltrata o le falta el respeto y tu papá no se atreve a pedir un mejor salario porque tiene miedo de que lo deporten porque no tiene papeles. Así que se te acumulan todas estas cosas, y la gente todavía se pregunta por qué terminas en las calles o en las pandillas. Así que tienes dos opciones. Puedes ser uno de esos muchachos que dicen “yo voy a tener éxito”. Y tener éxito significa asimilarte, aprender el idioma, estudiar algo y tratar de olvidar todo lo malo. Y no se cuestionan nada. Por otra parte, la gente que ves aquí son personas que dijeron: ¿qué chingados está pasando aquí? ¿Qué es lo que hace que mi familia, por más que trabajen, sigan siendo pobres? Y viene el coraje, pero lo canalizas… encuentras una alternativa en la música, las palabras, los libros… y ves que otras personas sienten lo mismo, y empiezan a unirse, a formar un movimiento de resistencia”.

 
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