Usted está aquí: lunes 8 de octubre de 2007 Capital Admite CNSM escalada alcista, pero rechaza aumentar salarios

De enero a agosto subieron casi el doble precios de básicos, afirma en carta a la Sedeco

Admite CNSM escalada alcista, pero rechaza aumentar salarios

La medida desestabilizaría la economía y traería menor inversión, responde a solicitud del GDF

Laura Gómez Flores

Ampliar la imagen Ante los precios inalcanzables de productos básicos, las amas de casa buscan los mejores precios en el mercado de La Merced Ante los precios inalcanzables de productos básicos, las amas de casa buscan los mejores precios en el mercado de La Merced Foto: José Carlo González

Pese a reconocer que los precios de los productos de la canasta básica crecieron casi el doble de enero a agosto, de 0.28 a 0.53 por ciento, respecto del mismo periodo del año pasado, la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (CNSM) rechazó la posibilidad de otorgar un incremento de emergencia de 7 por ciento, como solicitó la administración capitalina, ante la escalada alcista y la contracción del poder adquisitivo de los trabajadores, porque es una “acción sin soporte económico y sólo traería la desestabilización de la economía y menor inversión”.

En una carta enviada a la titular de la Secretaría de Desarrollo Económico, Laura Velázquez Alzúa, el organismo señaló que los salarios de emergencia son una medida inflacionaria que inhibe el crecimiento del empleo formal, aumenta el informal, inhibe la inversión y resta competitividad a las empresas.

Además de generar fricción en las relaciones laborales pues algunas de ellas no tienen la capacidad económica para aumentar sus salarios y/o de aceptarlos, dejarían de ser competitivas y se verían en riesgo de cerrar, con la consecuente cancelación de las fuentes de empleo, precisó el presidente de la CNSM, Basilio González Núñez.

En el documento, enviado 10 días después de que se solicitó la intervención de las autoridades federales para “mitigar” la escalada alcista a raíz de la aprobación del llamado gasolinazo, reconoce que los precios de la canasta básica crecieron casi el doble de enero a agosto, de 0.28 a 0.53 por ciento, respecto del mismo periodo del año pasado, pero la inflación acumulada se ubicó ligeramente por debajo de la registrada en 2006, con 1.44 contra 1.42 por ciento.

Sin embargo, se impulsó el programa Mi Tortilla para mantener la estabilidad de precios en la cadena maíz-tortilla y suspendieron los aumentos de precios de diversos energéticos, como de la gasolina Magna, del diesel, del gas LP, del gas licuado de petróleo, así como de las tarifas eléctricas ordinarias de consumo doméstico en lo que resta del año, para proteger el ingreso familiar.

“Conscientes de que no se ha recuperado el deterioro que ha sufrido el poder adquisitivo de los salarios mínimos y de la necesidad impostergable de avanzar en la recuperación del ingreso disponible de los trabajadores, le informo que es una prioridad del actual gobierno federal avanzar en dicha recuperación, con el propósito de que mejoren las condiciones de vida de los trabajadores y de sus familias”, argumentó.

La intención, explicó en una de las cuatro cuartillas, es mantener las fuentes de trabajo existentes y mejorar la productividad de las empresas para hacer viable y sostenible un mejor ingreso, pues los incrementos salariales generalizados lo único que provocan es una carrera contra los precios, “produciendo una espiral inflacionaria y círculo vicioso contra los más desfavorecidos”.

Recordó los hechos suscitados entre 1973 y 1976 que concluyeron con la devaluación en este último año y fue el inicio de un largo proceso de deterioro del salario real, del cual aún no se recupera; o el caso de abril de 1982, dos meses después de la devaluación registrada, cuando se emitió un decreto de aumento salarial obligatorio de 30, 20 y 10 por ciento aplicable a distintos rangos salariales.

Dicha situación desató una presión considerable sobre los costos de los productos, alimentando la inflación durante los siguientes meses y precipitando el proceso que desembocó en una nueva devaluación, el agotamiento de las reservas, la implantación del control de cambios y la crisis de la deuda. Mientras en 1987 se otorgaron cinco revisiones salariales de emergencia, lo cual derivó en una inflación de 160 por ciento.

Mencionó que en el periodo 1983-1988, caracterizado en primera instancia por los pactos y posteriormente por aumentos salariales de emergencia, los salarios mínimos crecieron en promedio anual 31 por ciento, contra una inflación de 43 por ciento, mientras de 2000 a 2006 el salario creció en 4.27 y la inflación sólo cuatro puntos porcentuales, lo cual significó una ligera recuperación del poder adquisitivo del salario real.

Además los incrementos salariales contractuales se han mantenido, en la gran mayoría de los casos, entre 3.8 y 4.5 por ciento directo al salario más otras prestaciones, destacó al aclarar que el gobierno no fija topes para los salarios, ni fija el salario mínimo.

 
Compartir la nota:

Puede compartir la nota con otros lectores usando los servicios de del.icio.us, Fresqui y menéame, o puede conocer si existe algún blog que esté haciendo referencia a la misma a través de Technorati.