Usted está aquí: martes 9 de octubre de 2007 Cultura Creatividad y crítica política en la Alhóndiga de Granaditas

Fiesta Cervantina

Óscar Chávez puso en vida, entre otras canciones, Comandante Che Guevara

Creatividad y crítica política en la Alhóndiga de Granaditas

La pertinaz lluvia no hizo mella en la paciencia y el espíritu gozoso del público para escuchar el mano a mano entre el cantante y Guillermo Velázquez y los Leones de la Sierra de Xichú

Merry MacMasters (Enviada)

Ampliar la imagen El caifán Óscar Chávez durante su presentación, la tarde noche del domingo, en la Alhóndiga de Granaditas, donde sostuvo un mano a mano titulado Como México sí hay dos, con Guillermo Velázquez y los Leones de la Sierra de Xichú El caifán Óscar Chávez durante su presentación, la tarde noche del domingo, en la Alhóndiga de Granaditas, donde sostuvo un mano a mano titulado Como México sí hay dos, con Guillermo Velázquez y los Leones de la Sierra de Xichú Foto: Yazmín Ortega Cortés

Guanajuato, Gto., 8 de octubre. Una pertinaz lluvia, que comenzó sobre las seis y media de la tarde, no logró apagar el espíritu gozoso de la multitud, que esperó pacientemente, muchos sin paraguas o plástico con que cubrirse, para presenciar el mano a mano intitulado Como México sí hay dos, producción especial para la versión 35 del Festival Internacional Cervantino (FIC), que sostuvieron Guillermo Velázquez, los Leones de la Sierra de Xichú, Óscar Chávez y el Trío los Morales.

Los primeros en salir al escenario fueron Velázquez y sus Leones, cultivadores del huapango arribeño, quienes deleitaron al público con sus versos provocadores, pero poéticos, porque “no quiero ser nunca un mero divertidor”, aclaró el juglar.

Y apeló a la memoria y la reflexión: “Todos sabemos lo que significa decir 2 de octubre, también julio de 2006; entonces, permítanme apelar a su sentimiento desde otro ángulo, de la sensibilidad y la poesía.

“Hace un año hubo elecciones/ y han sido meses muy largos/ y hay muchos frutos amargos/ y hay duelo en los corazones (...) Y aunque parece que todo volvió a la normalidad,/ que en la cotidianidad/ hay un feliz reacomodo,/ persiste así un tufo a lodo (...) por eso públicamente le digo a la pitonisa, yo no le creo a Televisa (...) Los espots hablan de acciones,/ de gobernar firmemente,/ publicidad solamente,/ pura retórica hueca,/ yo no le creo a Televisión Azteca...”

Canto y corazón

No viajó a Guanajuato Benito Lara, de 86 años, bailador “histórico” de los Leones. Sin embargo, Velázquez lo recordó, así como a los poetas Antonio Escalante, Juanito Rodríguez y Ernesto Medina, ya fallecidos, al igual que Heliodoro Copado, “el más grande violinista de son huasteco de la segunda mitad del siglo XX y de principios de éste”.

Menos de una hora después, Velázquez presentó a “este cantor/ que no es pintoresco folclor,/ es conciencia de esta tierra./ Lucha y dignidad encierra/ su canto y su corazón./ Igual que la tradición/ del huapango de la sierra,/ con su voz, por sus canciones,/ ya es de México una herencia y entrañable referencia/ de varias generaciones”.

Óscar Chávez interpretó temas como Flores negras, La llorona, La bruja, Comandante Che Guevara y Macondo.

Para entonces, la lluvia había amainado.

Al término de la presentación de Chávez, Velázquez volvió al escenario con ganas de “echarme una topadita con el famoso caifán”.

Una parte de su actuación conjunta consistió en el ya tradicional pregonar de “calacas”. Una bailadora con máscara de la muerte se encargó de repartir los versos.

La primera calavera “chupada, restirada, de esta noche en el Cervantino”, le tocó a Elba Es-ther Gordillo: “Dijo la muerte, moción,/ y aunque ya la traiga al pozo,/ la del Panal apestoso,/ no la quiero en el panteón./ No merece ni el cajón/ tan fétida sabandija,/ llévense mucho esa jija,/ ya no cabe aquí Elba Es-ther/ por corrupta y por tener/ la cara de lagartija”.

“Chin”, dijo Chávez al tocarle Felipe Calderón: “Cuando llegó a Calderón/ la presencia de la muerte,/ era un cadáver inerte,/ urgido ya de panteón./ Pero ella dijo, huevón,/ según conteo riguroso/ no mereces ni el foso,/ ni incineración, por cierto./ No eres legítimo muerto,/ eres un fraude apestoso”.

El alcahuete del PAN

No podría faltar el antagonista, el Peje: “Dice el Peje, no,/ no me lleves calaca,/ déjame seguir la fiesta./ Y, la muerte le contesta:/ ya calláte, chachalaca./ Dime por qué la alharaca/ en tantisísima gente,/ del Oriente al Occidente/ donde tus zapatos pisen,/ hasta los muertos te dicen,/ legítimo presidente”.

Siguió el PRI: “Años revolucionarios/ de partido en el poder,/ 70 años de tener/ a México en sus ovarios,/ políticos, mandatarios,/ qué organización, qué clan./ Tiempos que no volverán./ Mendigando canonjías,/ el PRI termina sus días/ como alcahuete del PAN”.

Y “como si fuera un verso encadenado sobre el pie forzado que dejó Óscar, esta es la calavera del PAN: San Judas Tadeo, San Luis,/ válgame, Santa Cachucha,/ cuántos años, cuánta lucha/ por un cambio en el país,/ qué maldición infeliz,/ nos escamotea la meta./ Cuál cambio a ver,/ cuál baqueta,/ ay de ustedes, ay de mí,/ el PAN está peor que el PRI./ Me cago en ambos, la neta”.

Entre el público estaba el gobernador de Guanajuato, Juan Manuel Oliva, a quien también le tocó su calavera por parte del “león chilango” y el “caifán de la sierra”.

 
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