Usted está aquí: martes 9 de octubre de 2007 Sociedad y Justicia “La universidad que no aporta nuevos conocimientos no debe ser llamada así”

Lograr la excelencia académica es un parto doloroso, señala el vicerrector de la Uia

“La universidad que no aporta nuevos conocimientos no debe ser llamada así”

La institución educativa ha certificado la calidad de 19 licenciaturas y 24 posgrados

Laura Poy Solano

Ampliar la imagen Javier Prado Galán, durante la entrevista con este diario Javier Prado Galán, durante la entrevista con este diario Foto: La Jornada

Alcanzar la excelencia en planes y programas de estudio universitarios, como de-manda la sociedad globalizada, es “vivir un parto con dolor, porque todo proceso para elevar más la calidad académica implica sufrimiento, ya sea porque debes rechazar un proyecto que no reúne los requisitos o porque tienes que prescindir de un docente”, aseguró Javier Prado Galán, vicerrector académico de la Universidad Iberoamericana (Uia), quien admitió que esta casa de estudios enfrenta aún una batalla con un “pasado de mediocridad”.

Agregó que en 2005 la Uia inició el proceso para no quedarse únicamente con una estricta evaluación interna de sus programas de licenciatura y posgrado. “Era necesario tener una evaluación externa, crítica, que nos diera otro punto de vista. En ese sentido, hemos avanzado mucho, pues de las 36 licenciaturas, 25 han sido certificadas y el resto no cuenta con organismos evaluadores o son de nueva creación, por lo cual aún no son susceptibles de ser evaluadas”.

En entrevista con La Jornada, insistió en que, al someter a análisis los programas académicos que imparte esta universidad ante dos organismos reconocidos por la Secretaría de Educación Pública y la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior –los Comités Interinstitucionales para la Evaluación de la Educación Superior (CIEES) y el Consejo para la Acreditación de la Educación Superior (Copaes)–, “dimos el primer paso para lograr la evaluación externa. Nuestra tradición era optar por una buena evaluación interna, pues los organismos externos no consideran todo el esfuerzo en la formación de valores, y para una institución como la nuestra es un tema central”.

De las licenciaturas que ofrece la Uia, 19 han sido acreditadas por la Copaes y seis por los CIEES; en tanto, de los 31 programas de posgrado (24 maestrías y siete doctorados), 24 han sido evaluados por el segundo organismo.

Prado Galán señala que de dichos posgrados, 19 se encuentran en nivel uno, es decir, “que cumplen todos los requisitos de calidad académica; además, seis programas más están incluidos en el Padrón Nacional de Posgrado, incluido el doctorado en antropología, que alcanza estándares internacionales. El resto son programas de reciente creación, por lo que aún no pueden ser evaluados”.

Sin embargo, destacó que aún es necesario trabajar para que el 100 por ciento de licenciaturas y posgrados alcancen los mejores estándares de calidad. Reconoció que en ambos niveles hay programas que sólo alcanzan el nivel dos, “lo que significa que aún hay que esforzarse mucho para mejorar los planes de estudios y consolidar la planta docente, pues si bien la calidad no es mala, se establece como regular o insuficiente, como ocurre en la maestría de formación humanística y en la licenciatura de filosofía”.

Planta docente, reto

Por lo que hace a la consolidación de una planta docente de excelencia, aseguró que de los 2 mil profesores de la institución, 327 son de tiempo completo. De éstos, sólo 84 son profesores-investigadores, ya que dedican hasta 50 por ciento de su tiempo a esta labor y forman parte del Sistema Nacional de Investigadores.

Precisa que 90 por ciento de maestros de tiempo completo cuentan con estudios de posgrado, en tanto que de los cerca de mil 600 de docentes por asignatura, 40 por ciento tienen maestría o doctorado, y el resto sólo licenciatura.

Prado Galán reconoció que si bien los lineamientos de la ANUIES prevén que se debe consolidar una planta de docentes-investigadores de tiempo completo de por lo menos 30 por ciento, “la verdad es que sólo tenemos 24 por ciento, pero también lo hemos hecho así por una cuestión de productividad, porque si todos se ponen a investigar, quién va a dar clases. Ésta es básicamente una universidad de licenciatura. Tenemos 10 mil 500 alumnos en ese nivel educativo y sólo 800 en posgrado, que es donde más se concentran los profesores-investigadores, aunque también dan clases en licenciatura”.

En cuanto al desarrollo de la ciencia y la tecnología, dijo que de las 136 líneas de investigación de la Uia, “tenemos como meta definir cuatro o cinco prioritarias y partir de ahí para consolidar grupos multidisciplinarios que permitan alcanzar mayor impacto académico y social. Estamos convencidos de que una universidad que no aporta nuevos conocimientos no puede considerarse universidad; por eso vamos a destinar más recursos humanos y financieros a los proyectos de ciencias exactas y de humanidades”.

 
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