Usted está aquí: miércoles 10 de octubre de 2007 Política Cabeza visible de la injerencia vaticana

Cabeza visible de la injerencia vaticana

Roberto Garduño y Enrique Méndez

El cardenal Norberto Rivera Carrera es la cabeza visible de la intromisión del Vaticano en temas de política interior, acusó el PRD en la Cámara de Diputados.

Javier González Garza, coordinador de la bancada del sol azteca, descalificó los señalamientos del prelado, quien responsabiliza al PRD de una agresión suscitada el domingo pasado.

“Seguramente él es una de las personas más protegidas del mundo, no creo que nadie esté pensando siquiera en una agresión. Sí hay agresiones que se reciben en términos de las declaraciones y posiciones que cada quien asume, (sobre todo porque la Iglesia católica) se está metiendo en un terreno y un campo muy complicado. Y como tenemos un gobierno muy proclive a ellos, entonces puede ser peligrosísimo”.

El líder perredista cuestionó la recurrente injerencia de la Iglesia católica, que no es la única que opera en México. “Imaginen de pronto que se le entrega una concesión de radio a la Iglesia católica. ¿Entonces le vamos a dar a todos, a los musulmanes, a los judíos, a todo mundo? En términos de la necesidad individual de creer, todo mundo debe tener libertad”.

El diputado Alfonso Suárez del Real calificó la denuncia de Rivera de distractor de los grandes problemas nacionales, y si hubiese elementos para sustentar las presuntas amenazas, dijo, “tiene todo el derecho de acudir a la autoridad competente para presentar las denuncias contra quienes resulten responsables”.

–¿No es un abuso que el cardenal solicite seguridad al Presidente de la República? –se le preguntó.

–Me parece que eso forma parte del show. Trata de distraer sobre las verdaderas causas de su desprestigio. Las causas son dos, ellos lo deben reconocer; es muy grave lo que ha venido ocurriendo, lo que se ha venido sabiendo (sobre el tema de la pederastia) y la postura de los jerarcas es totalmente distinta a lo que su ministerio marca, que es la humildad y el reconocimiento, y si me equivoque debo pedir perdón y debo actuar en consecuencia, y en el tema de la injerencia, la Iglesia trata con más beligerancia de intervenir en asuntos de Estado. Desde 1850 los mexicanos hemos decidido que las iglesias atiendan nuestros asuntos espirituales, y los gobiernos los asuntos terrenales.

 
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