Usted está aquí: viernes 12 de octubre de 2007 Política Sufren los delegados hostigamiento policiaco y militar

Sufren los delegados hostigamiento policiaco y militar

Hermann Bellinghausen, enviado

Vícam, Son., 11 de octubre. Hasta el último minuto, el hostigamiento militar y policiaco ha sido el mensaje distintivo del gobierno federal contra los delegados indígenas de todo el país que asisten al Encuentro de los Pueblos Indígenas de América, el cual se inició hoy en ésta, la primera comunidad de la tribu yaqui. La presión alcanzó a la delegación zapatista, que la semana pasada fue detenida en Mazatlán, Sinaloa, en un puesto de revisión militar y de agentes judiciales, que pretendieron impedir el paso de la Comisión Sexta del EZLN.

No muy diferente fue la suerte de otras representaciones indígenas que todavía hoy seguían arribando a esta comunidad procedentes de más de 20 entidades federativas y cuando menos 12 países americanos. En algunos casos, las policías y/o los soldados que los inteceptaron en el camino los despojaron de los alimentos y granos que traían, y los trataron con hostilidad manifiesta.

En las afueras de Vícam hay ahora vigilancia de la Policía Federal Preventiva y de la policía estatal de Sonora.

Tras el intento de retener a los miembros de la Comisión Sexta, los comandantes indígenas (entre quienes se contaban David, Zededeo y Miriam) determinaron retornar inmediatamente a sus comunidades en Chiapas, ya que no existían garantías para su traslado a territorio yaqui. Así, el único representante zapatista presente en Vícam es el subcomandante Marcos, quien hoy anunció que serán las voces de los más de 50 pueblos de México y América las que se escuchen en el encuentro.

Esta comunidad ha sido ferozmente atacada por la prensa estatal y regional por recibir a la Comisión Sexta y a los representantes indígenas. Apenas ayer, a pocas horas del inició de la reunión continental, la Agencia Federal de Investigación realizó un operativo “sorpresa” de cateo a domicilios en Vícam, pretextando “combate al narcomenudeo”. En terminales aéreas y de autobuses de Hermosillo y Ciudad Obregón, efectivos militares y agentes de migración “monitorearon”, interrogaron y en ocasiones detuvieron a periodistas y asistentes nacionales y extranjeros. Algunas personas fueron retenidas hasta por una hora sin justificación alguna.

 
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