Usted está aquí: sábado 13 de octubre de 2007 Cultura Universo de Jelinek convocó velada

Presentaron su primer libro de ensayos en español

Universo de Jelinek convocó velada

Mónica Mateos-Vega

Hay miles de imágenes en la obra de Elfriede Jelinek, las cuales son todo un universo, afirmó Herwig Weber, especialista en literatura austriaca radicado en México. Y, parafraseando a la Premio Nobel de Literatura 2004, agrega que sus textos se conforman de “unos pocos míseros predicados que simulan acercarse a alguna verdad, que de todos modos sólo es la mía”.

Con la lectura y discusión de algunos fragmentos del libro La palabra disfrazada de carne, primera reunión de ensayos en español autorizada por Jelinek, se presentó el volumen con el cual la editorial Gato Negro empieza su labor en México.

La velada se efectuó la tarde del jueves en el Centro Cultural Bella Época, con la participación de Inti Muñoz, como moderador de la mesa, donde Elena Ayala dio lectura a algunos textos, previo a la intervención de Weber, autor del prólogo y de la selección de ensayos. También estuvieron presentes el escritor José de la Colina y el editor Pavel Granados.

En la presentación del libro, Jelinek, quien considera que la realidad “está tan desgreñada que no hay ningún peine que pueda alisarla”, afirma que si estuviera en México, no se ocuparía de otra cosa que de denunciar las atrocidades en torno a los feminicidios de Ciudad Juárez, y añade: “después de todo, ¿qué puede hacer la lengua contra tal realidad? No debe poder hacer algo. Por suerte, sólo puede causar poco en comparación con lo que pueden causar los humanos. El puño siempre es más fuerte que la pluma. Esta es una verdad tan atroz, que escribir ensayos da igual de qué traten, es ridículo e inútil, como en el fondo todo acto de escribir es inútil.

“La escritura debería desaparecer, desperdiciada como la vida de estas desdichadas mujeres, que obviamente fueron cazadas por aburridos hombres deportivos que perdieron el interés por los animales. Prefieren humanos vivos, siempre mujeres. ¿Qué objeto de caza estoy cazando yo con mi ridícula lengua? Por suerte sólo lo hago con mi ridícula lengua”.

En su turno, De la Colina dijo que los textos reunidos en La palabra disfrazada (uno de los cuales presentó La Jornada como adelanto para sus lectores, el jueves 4 de octubre), son de “una extraordinaria densidad literaria, en el mejor sentido de la expresión, sobre todo de sensaciones. La autora se arriesga, casi en cada párrafo, a ir más allá de la literatura, o quedarse más acá, es decir, a manejar el golpe literario o a sobrepasarlo”.

El editor Pavel Granados explicó que originalmente querían rendir tributo a la premio Nobel con textos de escritores mexicanos, pero “no eran nada buenos”.

Entonces, añadió, “Jelinek con gran generosidad nos mandó luego luego la autorización para publicar estos textos, pero con una condición: debían estar traducidos por autores hispanohablantes, pero guiados por Weber, quien es austriaco y sabe todas las minucias del alemán hablado en Austria.

“A los tres días la escritora nos mandó un prólogo increíble, de un injerencionismo en nuestro país magnífico. Ella dijo que las regalías de este libro las obsequiaría al movimiento de la APPO en Oaxaca, es fabuloso”, concluyó el editor en medio de un estruendoso aplauso dedicado a la narradora.

 
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