Usted está aquí: sábado 13 de octubre de 2007 Sociedad y Justicia Mi candidatura a la rectoría no tiene que ver con cuotas de género: Rosaura Ruiz

“Defiendo la educación laica, gratuita y de gran calidad; no hay contradicción en eso”

Mi candidatura a la rectoría no tiene que ver con cuotas de género: Rosaura Ruiz

Debemos repensar las licenciaturas, que cada una defina lo fundamental que se debe enseñar

Rosa Elvira Vargas y Emir Olivares

Ampliar la imagen Rosaura Ruiz, al anunciar su candidatura por la rectoría de la UNAM Rosaura Ruiz, al anunciar su candidatura por la rectoría de la UNAM Foto: Marco Peláez

Tres características concentra la doctora Rosaura Ruiz: es una reconocida investigadora de las teorías de la evolución, tiene una larga militancia en la izquierda mexicana y es, además, la única mujer que abiertamente ha expresado su intención de ocupar la rectoría de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Desde esa formación se define: “tengo la concepción de que lo público es central para el desarrollo del país. Defiendo la educación, laica, gratuita, pública y de gran calidad porque en eso no hay contradicción y se ha demostrado”.

Puntualiza que su participación en el proceso de la sucesión “no tiene que ver con cuotas de género”, sino con el trabajo realizado en la institución, que ha sido importante, reconocido, y porque tiene todo el sentido de que “las mujeres también podemos y hemos podido desde hace mucho pero no había posibilidades de demostrarlo”.

Actualmente Rosaura Ruiz es la secretaria de Desarrollo Institucional de la UNAM. Desde esa posición conoce a detalle los distintos niveles y subsistemas de enseñanza. No resta méritos a la educación a distancia como vía para romper la desproporción de que sólo dos de cada diez jóvenes cursen alguna licenciatura, pero insiste en la obligación del Estado de invertir en la educación presencial.

“Deben crearse bachilleratos y universidades porque los muchachos tienen que ir a la escuela. No es un problema de aprendizaje, es también la necesidad de socializar, de estar con sus compañeros. Es algo formativo porque ahí aprenden a discutir, a argumentar.”

Fiel a su formación darwinista, Rosaura Ruiz muestra preocupación por las insistentes propuestas de modificar la legislación para ofrecer enseñanza religiosa en las escuelas públicas. La religión debe permanecer en el ámbito privado de las familias. “Lo digo porque a veces, de pasadita, se defiende ese tipo de educación confesional para que los alumnos no aprendan evolución, como se ha visto en Estados Unidos, y eso sería muy grave.”

Sintetiza en una frase su proyecto hacia la búsqueda de la rectoría: “sin educación, sin ciencia y sin tecnología, México no se va a desarrollar”. Su labor, de llegar a rectora, se basaría en los principios de la continuidad y el cambio: lo avanzado debe consolidarse pero –apunta– al mismo tiempo, la UNAM debe adecuarse permanentemente a las condiciones sociales, de las ciencias, de las humanidades, de todas las disciplinas.

–¿Qué representa la UNAM y qué requiere hoy la institución?

–Tiene un papel social fundamental. Además de una responsabilidad interna con sus estudiantes, profesores y trabajadores, también la tiene con la sociedad. Influye en las políticas de educación superior y de investigación del país, de manera que es una institución fundamental. Puede jugar un papel mucho mayor si convoca a otras instituciones y utiliza su liderazgo y responsabilidad para lograr una política clara de desarrollo a partir de la enseñanza media superior, la superior y la ciencia y la tecnología.

–Quienes analizan a la UNAM dicen que existe rezago en los planes y programas de estudio de la licenciatura y el bachillerato.

–La UNAM pertenece, con un aparato científico importante, al mundo desarrollado de la ciencia, esto es, nuestros científicos están en el mismo nivel que cualesquiera de otras latitudes. Hay facultades que tienen un importante desarrollo en investigación, pero creo que debe dársele mayor importancia, apoyo y fomentar la coordinación entre las facultades.

“También creo que hay mucho por hacer en la docencia. Las licenciaturas de la UNAM son demasiado largas, la mayoría están planteadas para hacerse en ocho o nueve semestres, pero un número importante de estudiantes las cursan hasta en 15 o 16 semestres, si bien esto tiene que ver, en ocasiones, con problemas que la UNAM no puede resolver, además de que algunos alumnos trabajan y por ello tardan en terminar la carrera.

“En ese sentido, las becas son muy importantes porque ante todo inciden en la autoestima del estudiante, no olvidemos que la universidad es popular, y así la defiendo, y tiene la función de atender a sectores fundamentales de la población.

“También creo que debemos repensar las licenciaturas y que éstas vayan adoptando un modelo distinto, en el que cada una defina qué es lo fundamental que debe saber, por ejemplo, un abogado, un médico, un biólogo, un contador. El conocimiento avanza, se acumula, la humanidad sabe cada vez más, y entonces hay que actualizar los planes de estudio y siempre queremos agregar temas nuevos y es imposible que un programa abarque el desarrollo de las ciencias o las humanidades de manera total.”

–Cómo lograría ese propósito?

–Mediante consensos. No tratar de imponer desde la rectoría un modelo de licenciatura. Hay que provocar y estimular la discusión, garantizar la participación de estudiantes, profesores y autoridades.

–Se habla de una brecha generacional entre el personal académico. Los docentes veteranos no se van por lo insuficiente de las pensiones y no hay plazas para los jóvenes.

–Tiene que haber una propuesta de la rectoría para una jubilación justa, pero la UNAM no puede resolver ese problema sola, tiene que haber una discusión con el gobierno federal para que éste colabore. La principal fuente de financiamiento deberá ser el gobierno federal, con pleno respeto a su autonomía.

“No me parece justo que alguien le dedique su vida a la universidad y no pueda jubilarse en condiciones dignas, aunque también hay gente que quiere seguir investigando, en la enseñanza, y esa es una cualidad aprovechable, pero que al mismo tiempo no impida la incorporación de jóvenes. Será una virtud que puedan convivir varias generaciones en la academia.”

–¿Cómo ve la contienda por la rectoría? En su caso se comenta la cuestión de género y su militancia política en la izquierda.

–Mi participación no tiene que ver con cuotas de género. Fui la primera directora de posgrado, la primera secretaria en la UNAM porque no ha habido muchas oportunidades de que las mujeres demostremos que lo podemos hacer bien e impulsar la investigación y la docencia.

“El hecho de que la gente reconozca la importancia de lo que esta secretaría logró es lo que me permite postularme como candidata a la rectoría, y no porque crea que debe haber una mujer en la lista, eso sería absurdo.

“Y sobre mi militancia política está muy claro: me formé en la izquierda; participé en el movimiento estudiantil del 68. Tengo la concepción de que lo público es central para el desarrollo del país. Pero nunca he confundido mi posición política con mi trabajo académico. Realmente mi militancia es académica. Siempre he estado en la universidad, en los temas que interesan a ésta, en la docencia, la investigación, como funcionaria.

“Entonces, de mi participación política no hay nada de lo cual me pueda arrepentir, pero reivindico la separación de mi trabajo académico de mi militancia en la izquierda.”

–¿Ubica a la actual como una contienda entre grupos o de proyectos?

–Creo que en esta ocasión pesarán mucho los proyectos, la expresión de la comunidad ante la Junta de Gobierno. La universidad es plural y así debe mantenerse. Reconocer que en la UNAM hay todas las posiciones ideológicas. En la actual administración fue muy importante incorporar a personas, no por su pertenencia ideológica o partidista, sino por su trabajo.

“Y no hubo vetos, porque así era antes. Para mí es importante seleccionar a directores y funcionarios con base en dos principios: academia y consenso.”

–¿Piensa que será éste un proceso honorable?

–No tengo la menor duda. La universidad ha aprendido. No se valen los vetos y no se deben promover. Debemos ser respetuosos de los otros, que no haya golpes bajos y donde lo que crezca sea la universidad. Debemos realizar un proceso honorable que se pueda presumir al resto del país. Tengo confianza en la Junta de Gobierno; está constituida por gente muy respetable y tomarán una decisión adecuada.

 
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