Usted está aquí: lunes 15 de octubre de 2007 Cultura La delicia de la insolencia

La Fiesta Cervantina

La delicia de la insolencia

Pablo Espinosa

Estaba un día la reina malvada en su monólogo perverso con su espejito cuando ¡sopas! que le cae encima el destino manifiesto y como ya el espejito marca Narciso le había dado baje en el hit parade de la belleza, mandó matar a Blanca Nieves y huye que te huye encontróse la doncella con siete enanos panzones y medios freaks y luego llegó un príncipe fachoso y ventrudo, todo pandroso que va y la besa y la despierta de la modorra por veneno que el demonio de la envidia le había infringido a la pobrecita Blancanieves y vivieron muy felices y no tuvieron un sirenito porque este cuento no lo contó Rigo Tovar ni tuvo que preguntar Quién pompó porque tampoco la escribió Chico Che sino los mismísimos Grimm Brothers, que encontraron por fin la puesta en escena ideal, pues la versión de los eslovenos de Teatro Mladinsko es una delicia de insolencia, perspicacia, ironía, escepticismo y malicia suave, elementos infantiles por antonomasia que suelen negársele a las personas más inteligentes del planeta, que son los niños, y por controlarlos los convierten en peleles en manos de Gual Dísni, Pendejaditas Chánel, Gansitos Madrimedia y demás instrumentos de control mental. Por el contrario, la versión escénica de Mladinsko tiene los ingredientes exquisitos cuyos referentes en México pueden ser, en el tratamiento visual y corporal de los siete enanos, por ejemplo, los pajarracos raros del Slava’s Snowshow, incluso si se quiere, algunos buenos momentos de la serie Schrek. La libertad creativa y el dominio del arte del teatro de estos maestros eslovenos trajeron un baño de frescura a las entendederas cervantinas.

 
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