Usted está aquí: martes 16 de octubre de 2007 Política Agentes de la DEA se han infiltrado en los cárteles mexicanos para obtener información

Ha notificado al gobierno sobre las actividades de El Tigre y La reina del Pacífico

Agentes de la DEA se han infiltrado en los cárteles mexicanos para obtener información

Dio pormenores a la PGR sobre el secuestro del hijo adolescente de Sandra Ávila Beltrán

Alfredo Méndez

La agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA) no sólo puso al gobierno mexicano al tanto de las actividades delictivas de Juan Diego Espinosa Ramírez, El Tigre, y de su novia, Sandra Ávila Beltrán, La reina del Pacífico, en México; también le informó a la Procuraduría General de la República (PGR) que el 18 de abril de 2002 fue secuestrado el hijo de esta mujer a la que se considera responsable de las “relaciones públicas” del cártel de Sinaloa, que encabeza Joaquín El Chapo Guzmán Loera.

Esa información la obtuvo la DEA de primera mano, porque al igual que lo han hecho policías colombianos –según reveló en México hace dos semanas el fiscal general de Colombia, Mario Iguarán–, agentes estadunidenses se han infiltrado en los cárteles de la droga mexicanos para conocer de cerca los movimientos y actividades de los capos del narcotráfico.

Según consta en el expediente judicial abierto en tribunales contra Sandra y Juan Diego, la DEA reveló en 2002 a la Agencia Federal de Investigación (AFI) que “por medio de información obtenida en diversas fuentes y por agentes confidenciales, se logró saber que personas que lo habían secuestrado (al hijo de La reina del Pacífico) pedían la cantidad de 5 millones de dólares, dinero que al parecer no era para el rescate del muchacho de 15 años de edad, sino eran recursos que (El Tigre) y (su novia) les debían a las personas que llevaron a cabo el secuestro”.

Todo hace suponer, según le dijo la DEA a la AFI, “que (el autor del secuestro del menor de edad) pudiera tratarse de alguno de los dueños de la droga (nueve toneladas de cocaína) que les fue asegurada en el buque Macel, en diciembre de 2001”.

Cinco meses sin saber de quién era la coca del Macel

Ayer, La Jornada reveló que durante cinco meses la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO) no tuvo ni idea de que las nueve toneladas de cocaína encontradas en ese barco atunero habían sido adquiridas en su momento por El Tigre y La reina del Pacífico. Fue en mayo de 2002 cuando la DEA se lo informó a la Agencia Federal de Investigación.

Según el oficio AFI/DGIP/PI/3335/02 y la averiguación previa 002/MPFEADS/02, “por información de la DEA se sabe que los hermanos Juan Diego y Mauricio Espinosa Ramírez se dedican al tráfico de droga, teniendo su centro de operaciones en el estado de Jalisco”.

En el expediente de la causa penal 101/2003 también se reproduce la declaración ministerial de Raúl Antonio García Vercellino, observador dentro del buque Macel de la Secretaría de Agricultura para dar cumplimiento a la NOM 001 de Pesca, correspondiente a 1994, quien el 25 de diciembre de 2001 dijo a la PGR que un barco tiburonero, procedente de Colombia, entregó en altamar las nueve toneladas de cocaína que después fueron localizadas en la embarcación mexicana.

“El 6 de diciembre de 2001 nuevamente el capitán del Macel, Miguel Loera Vázquez, recibió una llamada en clave por el radio de banda lateral, diciéndole de otra posición para recoger el embarque de cocaína.

“El 15 de diciembre del mismo año, siendo las 20 horas, se acercó un barco tiburonero de nacionalidad colombiana; una vez que estuvieron parados los dos barcos, el buque Macel bajó el pango para que se introdujera la cocaína”, puntualizó el declarante.

Tres días después, un barco de la Marina estadunidense detuvo al Macel, lo inspeccionó y detectó el cargamento de droga, por lo que dio aviso a las autoridades mexicanas.

La cuñada incómoda

Otra revelación de la DEA a la PGR fue que el millón 475 mil 950 dólares que le fueron encontrados el 17 de julio de 2002 a una mujer identificada como Liliana Bustamante Trujillo, quien pretendía viajar en un avión comercial a Colombia en compañía de su hijo, era presuntamente dinero de la organización delictiva que encabeza El Tigre.

La DEA informó a la AFI en 2002 que Liliana Bustamante “es esposa de Álvaro Espinosa Salazar, medio hermano de Juan Diego y Mauricio Espinosa Ramírez, todos de nacionalidad colombiana y dedicados al tráfico de droga, teniendo su domicilio en Guadalajara”.

Liliana fue detenida en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México hace cinco años y, luego de permanecer bajo arraigo domiciliario, fue consignada penalmente ante un juez del estado de México. Desde el inicio de la investigación en su contra, Liliana dijo que el dinero que le aseguraron era de procedencia lícita, pues se dedicaba a los negocios de bronceado en el estado de Jalisco.

No obstante, fue el órgano de inteligencia de Washington el que dio pistas claras a la PGR para que la autoridad mexicana comenzara a investigar a la esposa de Álvaro como probable cómplice de El Tigre, su cuñado.

Desde el inicio de esta investigación en México, iniciada a partir del aseguramiento de nueve toneladas de cocaína del buque atunero Macel, en diciembre de 2001, las autoridades antidrogas de Estados Unidos mostraron especial interés en el asunto. Por ello han revelado a la Procuraduría General de la República diversas pistas recabadas por la DEA con el propósito de desmantelar al cártel colombiano Norte del Valle, para el que operan los hermanos Espinosa Ramírez.

 
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