Usted está aquí: viernes 19 de octubre de 2007 Ciencias Los científicos son controlados por sus fuentes financieras: Laughlin

El ganador del Nobel de Física visitará México para presentar su libro Un universo diferente

Los científicos son controlados por sus fuentes financieras: Laughlin

“Nos gusta sentirnos peligrosos, pero sin capital es imposible”

Me preocupa la aparición de una ideología en esta materia, porque debe estar exenta de ellas, dice en entrevista a La Jornada

Tania Molina Ramírez

“La verdad siempre es más extraña que la ficción porque la ficción está forzada a apegarse a las posibilidades. La verdad no”. Las palabras adjudicadas a Mark Twain son citadas por el premio Nobel de Física Robert Laughlin, en entrevista vía correo electrónico con La Jornada. Él coincide con ellas.

Tienen mucho que ver con la vida científica a la que está entregado.

Laughlin (1950, Visalia, California) ganó el Premio Nobel de Física en 1998, junto con Horst L. Störmer (Universidad de Columbia) y Daniel C. Tsui (Universidad de Princeton), por su descubrimiento de una nueva fase de la materia.

Está convencido de que no hay nada más alejado de la realidad que decir que estemos ante el fin de la ciencia. Al contrario, el campo está abierto.

El profesor de Física de la Universidad de Stanford estará en México la próxima semana para promocionar su libro Un universo diferente.

El 22 de octubre, a las 11 horas, Laughlin (http://large.stanford.edu/rbl/) impartirá una conferencia sobre su libro en Universum (Ciudad Universitaria). La plática estará dirigida al público en general.

El libro lo quiso escribir porque “estaba cada vez más preocupado de la aparición de ideologías en la física, una disciplina que se supone que es experimental y en la cual se supone que no tenemos ideologías”.

Atención a los átomos

El subtítulo del libro es La reinvención de la física en la edad de la emergencia. Laughlin propone observar el mundo de las propiedades emergentes, que surgen de la organización de grandes cantidades de átomos.

“Todos sabemos que los seres vivos se organizan. El shock es que seres no vivos también se organizan, y no es por razones misteriosas. Leyes físicas muy sencillas son las responsables, y lo podemos probar experimentalmente. Además, esta autorganización inanimada es profundamente importante para determinar la manera en que son las cosas, no sólo un entretenido show”, afirmó el doctor del Instituto Tecnológico de Massachussets, quien fue investigador de Laboratorios Bell y en el Laboratorio Nacional Lawrence Livermore.

Cuando los tres investigadores ganaron el Nobel, la Academia dijo que el trabajo representaba “otro gran avance en nuestra compresión de la física cuántica y en el desarrollo de nuevos conceptos teóricos significativos en muchas ramas de la física moderna”.

Laughlin describió así el descubrimiento que los hizo merecedores del premio: “Una de las cosas que hace la materia ordinaria es exhibir fases. El hielo, el agua y el vapor convencionales son ejemplos con los que estamos familiarizados. Por debajo tienes sólo moléculas de agua, pero en las escalas que nos interesan, tienes rigidez o no, la habilidad para formar un charco o no, la habilidad para echar a andar máquinas o no. En pocas palabras, Horst, Dan y yo descubrimos una nueva fase. No es análoga al hielo, el agua o el vapor, o a ninguna de las fases que conocemos”.

Hazte amigo de las lagartijas

Respecto de cómo le hacen los científicos para mantener claro los usos que pueden llegar a tener sus investigaciones, Laughlin opinó: “He pasado parte de mi vida profesional en un laboratorio de armas nucleares y por lo tanto estoy bastante familiarizado con el potencial destructivo de la ciencia. Dicho lo anterior, con base en mi experiencia, los científicos no son realmente muy peligrosos. Les gusta pensarse a sí mismos como peligrosos, quisieran ser peligrosos, pero la triste verdad es que se requiere de capital para ser peligroso, y los científicos no tienen mucho. ¡Si lo tuvieran no serían científicos! En términos prácticos, los científicos son controlados por sus fuentes financiadoras. A todos les gusta pensar en las grandes implicaciones de su trabajo, pero la mayor parte del tiempo simplemente piensan en que les paguen”.

Por otro lado, respecto a la ciencia y la tecnología, manifestó: “En el noreste asiático, donde trabajé durante dos años, ‘ciencia y tecnología’ es una sola palabra. Simplemente nunca se consideran separadas. No tendría sentido. Pero en los países occidentales, la ciencia difiere de la tecnología en que tiene matices casi religiosos, y así ha sido desde los tiempos en los que Galileo fue aprehendido por el Papa. En la filosofía estoica griega, la naturaleza, la lógica y Dios también eran la misma palabra. Esa idea está incorporada en todo nuestro concepto de ciencia.

“Una cosa científica debe ser, en primer lugar, verdadera. El hecho de que sea útil es casi irrelevante. Una tecnología, en contraste, debe ser, en primer lugar, útil. Que sea verdadera o no, es casi irrelevante. Hay otra manera de decirlo que crea buenos chistes: en ciencia, obtienes poder diciéndole a la gente lo que sabes. En ingeniería, obtienes poder evitando que la gente sepa lo que sabes”.

Finalmente, Laughlin opinó que –afortunadamente– jamás dejaremos de indagar y descubrir: “Los seres humanos están diseñados para ser infelices si no comprenden las cosas. No podemos evitar querer saberlo ‘todo’. Está en nuestros genes. Sin embargo, saber todo es imposible, como cualquiera que tenga niños comprende. ¿Me parece que nuestra curiosidad es una cosa positiva? Definitivamente: si no te gusta ser inquisitivo, hazte amigo de las lagartijas”.

 
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