Usted está aquí: lunes 22 de octubre de 2007 Deportes La Fiesta en Paz

La Fiesta en Paz

Leonardo Páez
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Más del Che “taurino”

Varios lectores enviaron correos sobre el artículo aparecido en La Jornada el lunes 15, acerca del comandante Ernesto Che Guevara y su insólita presencia en una barrera en la plaza de Las Ventas, según la estupenda imagen del fotógrafo Fernando Botán.

“Hará unos tres años –escribe el paisano y aficionado Gilberto Durán, desde Helsinki– pasaron en la televisión finlandesa, donde eso de los toros es cosa de no ver ni desde la barrera, pero a pesar de todo también hay taurinos finlandeses y hasta peña taurina, un documental sobre Luis Miguel Dominguín.

“Allí la ex esposa de éste, Lucía Bosé, afirmaba que Dominguín no tenía nada de extraordinario en eso de los rituales del amor; que para ella, el éxtasis sexual lo vive el Torero (con mayúsculas) en el ruedo y frente al Toro (también con mayúsculas).

“En ese documental es donde vi al Che en Las Ventas, en primera fila de barrera, y si mi entendimiento no falla, ‘mirando torear a’ Dominguín. Entendí, además, que fue Ernest Hemingway, autor entre otras de The dangerous summer (El verano sangriento), quien se las arregló con Franco para que el Che anduviera en España, pero al parecer también (o quizá sólo) la familia Dominguín, cercana al dictador, aunque Domingo era ‘rojillo’, fue la mediadora. Eso es lo que me pareció ver en el documental...”

“Un gran amigo de mi familia formaba parte de esa comitiva  –refiere Arcelia Guerrero Cid– encabezada por el Che, de regreso de un viaje por los países del Pacto de Bandung, antecedente de la organización de países no alineados –a estas alturas de la contrarrevolución hay que crear, ya, la de países no alienados. ¿Habrá?

“Nos contaba que entonces Franco ni sospechó el tamaño de enemigo que Guevara sería para el capitalismo y el fascismo en su breve pero definida existencia. ¿Por qué fueron a la plaza, quién los invitó, cuál fue el cartel y si el comandante tenía una opinión a favor o en contra de la fiesta brava, es algo que no nos dijo o ya no recuerdo.”

Por último, Manuel Betanzos arremete: “Tu aburrimiento existencial y tu fastidio de aficionado se los quieres endosar al Che, pero olvidas o ignoras que durante la Colonia hubo toros en Argentina y en Cuba, que en el Distrito Federal como eventual foto-rreportero es probable que más de una ocasión haya ido a la Plaza México o a cosos de provincia, y que tal vez en la cuna del toreo Guevara quiso comprobar similitudes y diferencias...”

Remate con sentimiento: ¿Los matadores que dicen torear despacito podrán aguantar el temple magnífico de la gran película del mexicano Carlos Reygadas, Luz silenciosa? Ojalá, porque tiene, entre otras virtudes notables, un manejo del tiempo del que muchos presumen pero pocos saben ejercer. Seas o no torero o aficionado, no dejes de verla o comprarla. Premiada en Francia, al igual que el joven diestro de Aguascalientes Joselito Adame, es una bocanada de aire fresco en medio de las toneladas de mierda hollywoodense que nuestras salitas estrenan dócilmente cada semana.

 
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