Usted está aquí: miércoles 24 de octubre de 2007 Ciencias Para los políticos la ciencia sólo es parte de un discurso: Castelán Rueda

Establecer prioridades y definir cómo alcanzar metas en el área, preocupa a expertos de la UdeG

Para los políticos la ciencia sólo es parte de un discurso: Castelán Rueda

Fundamental que la inversión pública al sector se incremente, opina Alfredo Feria Velasco

Laura Poy Solano (Enviada)

Guadalajara, Jal., 23 de octubre. De prevalecer en México el discurso “políticamente correcto” en materia de ciencia y tecnología, con el que se dice una cosa, pero se hace otra, tendremos que cuestionarnos cuál será el papel que desempeñaremos en la toma de decisiones sobre el saber científico, y si seguiremos asumiendo juicios ajenos por carecer de una política pública que impulse el desarrollo de esta área, advirtieron investigadores de la Universidad de Guadalajara (UdeG).

Agregaron que el principal obstáculo para impulsar la innovación científica y tecnológica, “no es el dinero, aunque cada vez se invierten menos recursos públicos, lo más preocupante es que no existe una visión de política científica pública que establezca prioridades y cómo alcanzar esas metas”.

En entrevista con La Jornada, Roberto Castelán Rueda, rector del Centro Universitario de Los Lagos de la UdeG, señaló que es un gran “misterio por qué no se ha planteado una verdadera política de Estado en materia científica, pese a que en términos estrictamente de mercado, la innovación en esta materia da 70 por ciento de valor a un producto. Ya no es la mano de obra ni la materia prima, pero eso no se ha entendido en México”.

Destacó que para los políticos la ciencia sólo es parte de un discurso “políticamente correcto, porque todos los funcionarios reconocen que la ciencia y la tecnología son muy importantes, pero no pasa nada, inclusive se aprobó una ley en el Congreso de la Unión para alcanzar una inversión de por lo menos uno por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), y ahí ésta. El mismo Presidente manda una iniciativa de presupuesto en la que no se respeta esa ley”.

Falta política de Estado

Es urgente, enfatizó, que se tomen acciones para crear una verdadera política de Estado, porque “falta voluntad política pese a los discursos de apoyo a la investigación científica, pues es evidente que se maneja una visión de que la ciencia lo puede resolver todo, pero como no le sirve a los políticos, porque no da votos, en los hechos todo se queda en el discurso”.

Castelán Rueda señaló que la falta de planeación también se refleja en el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), pues afirmó que opera como un organismo “administrador de recursos públicos cada vez más escasos, y que no está haciendo su trabajo para fortalecer el desarrollo científico de México”.

A ello se suma, agregó, que al operar como una “gran caja registradora, ante la falta de una política científica nacional, da palos de ciego, y muy graves, pues tan sólo en el caso de los programas que impulsa para vincular a las empresas con las universidades, donde nosotros ponemos a los investigadores a cambio de que se les permita trabajar en esas empresas, todo parece teóricamente correcto, pero al final de cuentas resulta que la iniciativa privada contrata a los investigadores, pero como mano de obra barata para los proyectos que ya tienen instalados, y en ningún momento se desarrolló un conocimiento científico de innovación”.

En entrevista por separado, Alfredo Feria Velasco, director de la División de Ciencias Biológicas y Ambientales de la UdeG, afirmó que no basta con que el Conacyt distribuya recursos, “es necesario que el apoyo a la ciencia y la tecnología, en particular en las universidades y centros de investigación estatales, reciban mayores apoyos, y que no todo se quede en el discurso y en buenas intenciones”.

Reconocido por el Conacyt como investigador emérito 2007, afirmó que sería fundamental que la inversión pública destinada al sector se incremente, “pero sin que tengamos que esperar varios años. Sería prioritario que para 2008, se tenga un mensaje más claro en materia presupuestal y que se concrete con un incremento de los fondos públicos destinados al consejo, pues de lo contrario, si seguimos sin dar prioridad a la educación, la ciencia y la tecnología, seguiremos dependiendo de una tecnología y de un conocimiento que nosotros no impulsamos”.

Escasez de científicos

Por su parte, Castelán Rueda, advirtió que aún con recursos suficientes para impulsar al sector, se debe afrontar la escasez de nuevos científicos, pues aseguró que en México no existe un programa para formar una nueva generación de investigadores.

Si México se compara con países que hoy se encuentran en la vanguardia del desarrollo científico, como Japón, Corea, China e India, agregó, “requerimos por lo menos 750 mil científicos, ¿y de dónde los sacamos?, si somos una generación de investigadores que supera los 50 años, que vamos de salida y no tenemos a quién pasar la estafeta, pues a pesar de que existen poco más de 10 mil miembros del Sistema Nacional de Investigadores, no nos garantiza que todos estén trabajando en el desarrollo de nuevos conocimientos, porque otros de los grandes problemas es que muchos de sus integrantes están en la burocracia y lo que necesitamos son investigadores que trabajen en el laboratorio”.

Alertó que con una política de inversión que sigue un modelo como si “se tratara de una piñata –de la que a quien le tocó, qué bueno, y al que no, ni modo–, no podemos dejar de preocuparnos cuando tenemos al Conacyt que financia 600 proyectos de ciencia básica, pero a los que destina, en la mayoría de los casos, 300 mil pesos en promedio, que es nada para crear infraestructura científica que permita generar un conocimiento realmente innovador”.

 
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