Usted está aquí: miércoles 24 de octubre de 2007 Cultura A 10 años de Acteal, todavía no se hace justicia: Juan Bañuelos

Rendirán homenaje al escritor chiapaneco en el Encuentro de Poetas del Mundo Latino

A 10 años de Acteal, todavía no se hace justicia: Juan Bañuelos

El autor de Espejo humeante compartió, en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, el testimonio de una niña sobreviviente de la matanza y leyó poemas escritos por indígenas

Carlos Paul

Ampliar la imagen Juan Bañuelos, la noche del lunes en Bellas Artes, durante su lectura de poesía escrita por indígenas de Chiapas, como preámbulo del comienzo del encuentro de poetas que hoy comienza en Morelia, Michoacán Juan Bañuelos, la noche del lunes en Bellas Artes, durante su lectura de poesía escrita por indígenas de Chiapas, como preámbulo del comienzo del encuentro de poetas que hoy comienza en Morelia, Michoacán Foto: Marco Peláez

El próximo 22 de diciembre se cumplirán 10 años de que se perpetró el asesinato de 45 indígenas en la comunidad de Acteal, municipio de Chenalhó, en Chiapas, y “todavía no se ha hecho justicia”, expresó Juan Bañuelos, a quien por su obra poética se le rendirá homenaje en el Encuentro de Poetas del Mundo Latino 2007, que hoy comienza, para concluir el sábado 27 en Morelia, Michoacán.

Como preámbulo de ese encuentro cultural, la noche de este lunes en la Sala Manuel M. Ponce, del Palacio de Bellas Artes, se efectuó una lectura de algunos de los poetas participantes, acto en el que Bañuelos explicó que al día siguiente de la matanza fue enviado, como integrante de la Conai (Comisión Nacional de Intermediación), para investigar lo que había sucedido.

“La impresión fue espantosa”, dijo el poeta, quien en entrevista con La Jornada comentó que “algunos de los sobrevivientes dieron su testimonio contando pormenores de cómo fueron masacradas algunas mujeres al abrir su vientre (cuatro de ellas embarazadas) y extraerles a sus nonatos, con tal saña que sintetiza una política de exterminio”.

El autor del Espejo humeante refiere uno de esos testimonios: “A las 11 de la mañana empezó la balacera, los niños empezaron a llorar, hombres y mujeres empezaron a correr y a otros los alcanzó la bala ahí mismo; un disparo le llegó por la espalda a la mamá de Micaela, de 11 años; la encontraron por el llanto de los dos niños que luego fueron asesinados.

“Micaela se salvó, porque la creyeron muerta; tenía mucho miedo y fue a esconderse a la orilla del arroyo: ahí vio cómo los paramilitares regresaron con machetes en la mano; se reían, hacían bulla, desvistieron a las mujeres muertas y les cortaron los pechos, a una le metieron un palo entre las piernas, y a las embarazadas les abrieron el vientre y sacaron a sus hijitos y juguetearon con ellos: los aventaban de machete a machete. Después se fueron los tipos gritando.”

Nada se ha resuelto

La matanza de Acteal –apuntó Juan Bañuelos– “significa que matando a las mujeres se destruye el símbolo de la resistencia: el fin es ‘matar la semilla’, fue el grito de los paramilitares ese 22 de diciembre; que no se multipliquen más los indios. El asesinato de Acteal no es la hechura de una violencia loca, ni de venganzas tribales o personales. El hecho de que no se haya investigado a fondo ni se identifique a los culpables en estos 10 años, es responsabilidad sólo de los grupos de poder estatales y de los presidentes de México que hemos tenido. No se ha resuelto nada. Los casos han pasado de homicidio calificado a genocidio y etnocidio”.

En la lectura realizada en Bellas Artes, en la que entre otros participaron Silvia Guerra, de Uruguay; Stefan Hertmans, Miriam Van Hee, Stefaan van den Bremt y Eric Brogniet, de Bélgica; Jordi Virallonga, de Cataluña; Santiago Mutis y Juan Manuel Roca, de Colombia; Mar-tha Canfield, de Italia; Edwin Illescas, de Nicaragua, y Claude Beausoleil y Bernard Pozier, de Quebec, el poeta Juan Bañuelos decidió no leer parte de su obra, sino la escrita por poetas indígenas, sobre todo mujeres.

“Poemas sobre la vida diaria o sobre el momento en que fueron masacrados los 45 indígenas”, ya que durante el tiempo en que estuvo en contacto con la comunidad de la región y con los testigos, “descubrí la gran poesía, los temas líricos de la poesía indígena de los Altos de Chiapas.”

Así, entre otros, Bañuelos leyó el poema de Xunka’ Utz’ utz’ Ni’, titulado Para que no venga el Ejército:

Escucha, Sagrado Relámpago,

escucha, Santo Cerro,

escucha, Sagrado Trueno,

escucha, Sagrada Cueva:

Venimos a despertar tu conciencia.

Venimos a despertar tu corazón,

para que hagas disparar tu rifle,

para que dispares tu cañón,

para que cierres el camino

a esos hombres malos.

Aunque vengan en la noche.

Aunque vengan al amanecer.

Aunque vengan trayendo armas.

Que no nos lleguen a pegar.

Que no nos lleguen a torturar.

Que no nos lleguen a violar

en nuestras casas, en nuestros hogares.

Padre del Cerro Huitepec,

Madre del Cerro Huitepec,

Padre de la Cueva Blanca,

Madre de la Cueva Blanca,

Padre del Cerro de San Cristóbal,

Madre del Cerro de San Cristóbal:

Que no entren en tus tierras Gran Patrón.

Que se enfríen sus rifles,

que se enfríen sus pistolas.

Kajval, acepta este ramillete de flores.

Acepta esta ofrenda de hojas,

acepta esta ofrenda de humo,

Sagrado Padre de Chaklajún,

Sagrada Madre de Chaklajún.

Que no nos lleguen a violar

en nuestras casas, en nuestros hogares.

 
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