Los deudos aún cuestionan el rescate en el teatro Dubrovka
Conmemoran tragedia de rehenes de un comando checheno en Moscú
Moscú, 23 de octubre. El quinto aniversario de la tragedia del moscovita teatro Dubrovka, que duró tres días a partir del secuestro de 912 personas por parte de un comando checheno y concluyó con una cuestionada operación de rescate, la cual segó la vida de 130 rehenes y dejó severas secuelas en la salud de otros 710 al emplearse un gas letal y no prever asistencia médica suficiente para reanimar a los afectados, se conmemoró este martes en Rusia en medio de sentimientos encontrados.
Por un lado, y como todos los años, desde que el 23 de octubre de 2002 los espectadores y el elenco del musical Nord-Ost fueron secuestrados por 40 atacantes que exigían el fin de la guerra en Chechenia, predominó una espontánea solidaridad con los deudos de las víctimas.
Cientos o quizá miles de rusos que acudieron hoy al lugar de la tragedia, no lejos del centro de esta capital, para depositar una flor en memoria de los muertos. Y sin duda alguna así será hasta que termine la ceremonia luctuosa oficial, programada para el viernes siguiente.
Las autoridades –por ahora, con asistencia confirmada con rango más alto de vicealcalde de Moscú– se disponen a traer como invitados especiales a familiares de las víctimas de atentados en diversos lugares del mundo, desde 1999 a la fecha, entre otros los de los edificios de vivienda en Moscú y otras ciudades rusas, los del 11-S en Estados Unidos, la tragedia de la escuela de Beslán, las explosiones en los Metros de Moscú y de Londres, en los trenes suburbanos del 11-M en Madrid, en los vuelos Moscú-Volgogrado y Moscú-Sochi.
Como en Nueva York, se leerán en voz alta los nombres de los 130 rehenes fallecidos y se lanzará igual número de globos blancos, pero hasta ahora el gobierno ruso se niega a admitir que se pudo haber salvado muchas de esas vidas, como sostienen los deudos del Dubrovka.
Muchos de ellos están convencidos de que la operación, más que para liberar a los secuestrados, tuvo como finalidad aniquilar a los miembros del comando checheno, ejecutados todos su 40 integrantes mientras dormían bajo los efectos de la anestesia con un tiro de gracia en la cabeza.
Por eso, entre los propios deudos crece la indignación por el intento de las autoridades rusas de distorsionar los hechos para eximir de responsabilidad a quienes tomaron la decisión de utilizar un gas diez mil veces más potente que la morfina para anestesiar a rehenes y plagiarios, a la vez que no dispusieron del dispositivo médico necesario para reanimar a los afectados por la sustancia tóxica.
Lo anterior ensombreció este aniversario, a raíz de la respuesta que dio el gobierno ruso a la solicitud de información por parte de la Corte Europea de Derechos Humanos, con sede en Estrasburgo, Francia, que comenzó a estudiar la demanda de un grupo de familiares de fallecidos (entre los muertos, diez menores de edad) durante esa operación de rescate, que buscan fuera de Rusia respuestas a sus múltiples dudas, infructuosas todas sus gestiones en las instancias legales de aquí.
Para ellos, el voluminoso memorándum –de mil 500 páginas– que envió la víspera el gobierno de Rusia a Estrasburgo contiene muchas distorsiones, imprecisiones y hasta mentiras, al contrastarse con datos y conclusiones de la investigación de la misma procuraduría rusa, lo cual puede inducir a los jueces a formarse una idea equivocada de lo que en realidad ocurrió.
Rechazan la tesis oficial de que se hizo “todo lo posible” para liberar a los rehenes y de que las 130 muertes se debieron a las acciones de “los terroristas chechenos”.
En tanto, del Cáucaso del norte llegó este martes la noticia de un posible ataque suicida al registrarse una explosión en un taxi colectivo, a un centenar de metros de un retén policial en la región de Kazbekov, en la república de Daguestán, colindante con Chechenia.