Usted está aquí: jueves 25 de octubre de 2007 Política Después de Irak la ONU entró en una crisis de reputación: secretaria de administración

Los Objetivos del Milenio son nuestras vergüenzas, señala la mexicana Alicia Bárcena

Después de Irak la ONU entró en una crisis de reputación: secretaria de administración

José Antonio Román

Después de la guerra de Irak, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) entró en una “crisis de identidad, de reputación y de escarnio público”, donde se le calificó de “burócrata e ineficiente”, reconoció la secretaria general adjunta de administración y gestión del organismo, Alicia Bárcena Ibarra, quien, sin embargo, dijo que la institución es “necesaria” para la paz mundial.

Al conmemorar en la sede de la cancillería mexicana el 62 aniversario del organismo multinacional, con un discurso autocrítico, sostuvo que los Objetivos de Desarrollo del Milenio, considerados como las aspiraciones mínimas para la humanidad, en realidad son “nuestras vergüenzas”, porque, advirtió, “si no podemos eliminar nuestra pobreza y la desigualdad, realmente no tiene razón de ser la existencia de una institución como la nuestra”.

Ante la canciller Patricia Espinosa, miembros del cuerpo diplomático, legisladores y funcionarios públicos, la funcionaria de la ONU, de nacionalidad mexicana, respaldó también la candidatura de México a ocupar un asiento no permanente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para el periodo 2009-2010.

“Si me preguntan qué puede ofrecer, yo digo que mucho. México participa y ha participado históricamente en procesos de paz con enorme éxito, como el proceso de Chapultepec, el Grupo Contadora y tantos y tantos otros donde el país tenía y tiene la mayor capacidad de intelocución, y ése es el valor que trae México a la mesa: su capacidad como interlocutor ante todos los grupos políticos y una enorme experiencia en el ámbito electoral, político y jurídico”, indicó Alicia Bárcena.

Agregó: “los contribuyentes a la paz no son solamente los que ponen ejércitos, sino también los que ponen experiencia y buenos oficios”.

Momentos antes, la secretaria de Relaciones Exteriores, Patricia Espinosa Cantellano, había reiterado la decisión del gobierno mexicano de lanzar su candidatura, para “cumplir un papel responsable y activo en el mantenimiento de la seguridad y paz mundiales”.

La ex canciller Rosario Green, actual presidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, quien también participó en el acto, coincidió con la visión de la secretarias Espinosa Cantellano y Bárcena Ibarra.

Durante su intervención, la responsable de las cuestiones administrativas y presupuestales de la ONU dijo que en el ámbito de la reforma del organismo hay una parte muy importante donde México y otros países deben participar, que es la de adquisiciones y compras.

Es decir, cómo Naciones Unidas abre el régimen de adquisiciones para que participen países en vías de desarrollo que tienen enormes potencialidades de brindar servicios y bienes a Naciones Unidas. Actualmente las compras del organismo son de 2 mil 500 millones de dólares anuales. “México debe jugársela para participar en el esquema de adquisiciones”, indicó Bárcena.

Al planter los retos a futuro del organismo, señaló que al manejar autoridad pública y fondos públicos, Naciones Unidas “tiene que jugársela más que nunca” por la provisión de los “bienes públicos globales”, como son la paz, la estabilidad climática y financiera, la salud global, la tecnología para todos y un financiamiento más equitativo.

Por ello advirtió que si no se alcanzan los Objetivos de Milenio, los cuales se definieron en la década de los 90 con el desarrollo de tantas cumbres, y son las “aspiraciones mínimas” de bienestar a las que la humanidad tiene derecho, entonces la existencia misma de la ONU sería cuestionada.

Esta década, añadió, inició con una serie de desafíos en los que se debe avanzar de manera decidida, y donde Naciones Unidas ha enfocado su tarea, que es paz y seguridad, los derechos humanos y el desarrollo. “Éstos son los tres grandes pilares que fundamentan nuestra organización.

“En paz y seguridad nos hemos embarcado en una de las reformas más profundas del sistema, que es cómo vamos a apoyar la operaciones de paz en el mundo. En este momento el presupuesto que se dedica a las operaciones de paz en todo el mundo es de 6 mil 500 millones de dólares anuales, con los cuales se tienen que movilizar 100 mil militares multinacionales.

“La tarea es construir la paz y, a veces, forzar una gobernabilidad para que los pueblos puedan alcanzar otros niveles de desarrollo”, precisó.

 
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