Usted está aquí: domingo 28 de octubre de 2007 Espectáculos Los Piojos traen en su equipaje mezcla de rock, juventud y futbol

La banda argentina busca hinchas en México; presentan su disco Civilización

Los Piojos traen en su equipaje mezcla de rock, juventud y futbol

“Pistolas que se disparan solas/ caídos todos desconocidos/ bastones que pegan sin razones/ la muerte es una cuestión de suerte”, cantaron ayer en el Bulldog Café

Paula Mónaco Felipe

Ampliar la imagen Andrés Ciro Martínez (voz, guitarras y armónica), Daniel Fernández (guitarras y coros), Gustavo Kupinski (guitarra, bandoneón y coros), Miguel Ángel Rodríguez (bajo y coros) y Sebastián Cardero (batería y percusiones) Andrés Ciro Martínez (voz, guitarras y armónica), Daniel Fernández (guitarras y coros), Gustavo Kupinski (guitarra, bandoneón y coros), Miguel Ángel Rodríguez (bajo y coros) y Sebastián Cardero (batería y percusiones) Foto: cortesía Los Piojos

“Los países del primer mundo, las potencias económicas, nos quieren hacer creer que la gente que vale es la que tiene dinero y que los otros son ignorantes, negros, indios.

“En Latinoamérica, el blanco de clase alta desprecia a esa gente que sigue creciendo en número y va creando inevitables pequeñas revoluciones por necesidades concretas de supervivencia”, dice, con hablar pausado y meditado, Andrés Ciro Martínez, vocalista de Los Piojos, uno de los grupos de rock más populares en Argentina y que desde hace unos meses aterrizó en México con la intención de ganarse un lugar.

Los zapatos de Maradona

Comenzaron a tocar en la periferia de Buenos Aires en 1998 y en pocos años se transformaron en protagonistas de un fenómeno que combina indisociablemente rock, juventud y futbol. Porque sus canciones se usan en las hinchadas y en sus conciertos el público los alienta como si fuera un equipo. Porque tienen seguidores –la comunidad piojosa– que se trasladan por un extremo a otro del país para oírlos. Y porque se presentan en estadios donde el ambiente es idéntico al de cualquier porra: banderas, cantos, mucho saltar y bengalas de colores.

Con esos ingredientes y unos tenis de Diego Maradona colgados del micrófono de Martínez, un concierto de Los Piojos es considerado un ritual, heredero del estilo que en los años 80 iniciaron Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, quienes en 1990 los apadrinaron simbólicamente con halagos.

Su popularidad creció exponencialmente desde 1999, cuando llenaron su primer estadio (All Boys) con 25 mil personas. Siguieron siete noches consecutivas en Obras Sanitarias (35 mil) y numerosos conciertos en canchas como las de Huracán, Boca Juniors y River Plate, nunca con menos de 35 mil asistentes y en el caso de los últimos con 70 mil almas brincando.

Tal es su convocatoria que en la crisis política de 2001 la revista Barcelona bromeaba que Los Piojos tenían más apoyo que el entonces derrocado presidente Fernando de la Rúa.

Rock comprometido

Con muchas percusiones, sonido rockero y poesía urbana, Los Piojos suenan con influencias de tango, folklore y candombe (música rioplatense de origen negro) y hablan de la vida cotidiana y el amor, pero también de la realidad social y política.

“Pistolas que se disparan solas/ caídos todos desconocidos/ bastones que pegan sin razones/ la muerte es una cuestión de suerte”, dice su canción Pistolas (1994), con referencia a la violencia en las calles y la corrupción policial.

Y aunque no son panfletarios, en sus letras siempre aparece la preocupación política, que fue creciendo hasta el disco Civilización, que ayer presentaron en el Bulldog Café.

El material plantea una crítica a la idea actual de progreso “que sólo propone consumo y es el camino a la destrucción de la Tierra”, explicó Martínez. Agregó que también hay referencias “a la corrupción, al facilismo, a esa personalidad argentina de buscar el atajo en lugar de los caminos correctos y más largos. Es un planteo con cierta amargura, con temas propios de Latinoamérica”.

Son conscientes del lugar que tienen en la vida de cientos de miles de chavos que los siguen y escuchan sus canciones. Por ello, viven el éxito como una oportunidad: “desde el escenario se puede hablar de muchas cosas. Al principio no lo creía, pero ahora pienso que con letras, shows, mucho gritar y transpirar en el escenario diciendo cosas, de alguna manera hemos ayudado a que no volviera a ganar Menem”.

Jugando el ascenso

El grupo, que en Argentina recurre a shows no anunciados para evitar las aglomeraciones, decidió lanzarse en busca de nuevas fronteras, como un equipo que quiere jugar torneos internacionales: “En Argentina de alguna manera llegamos a un techo y ahora buscamos abrirnos a otros países”.

México, donde pocos los conocen, fue el país elegido.

Tras una breve aparición en el escenario alternativo del pasado festival Vive Latino, iniciaron el camino propio en estas tierras que, según Martínez, no arrancó antes porque “siendo una banda independiente, sin el respaldo de una multinacional, es difícil y costoso moverse al exterior”. Más información en la página de la banda: www.lospiojos.com.ar

 
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