Usted está aquí: sábado 3 de noviembre de 2007 Política IMSS-ISSSTE: ¿solución?

Gustavo Leal F.*

IMSS-ISSSTE: ¿solución?

El 23 de noviembre de 2006, Eduardo Pérez Motta, presidente de la Comisión Federal de Competencia (Cofeco), presentó resultados de un estudio sobre el comportamiento de las administradoras de fondos de retiro asociadas a la “reforma” Zedillo del IMSS.

Meses antes había comunicado que investigaba las altas comisiones que cobran esas administradoras y posibles prácticas anticompetitivas: “queremos ver si el nivel de comisiones es adecuado con la competencia y si la regulación es suficiente para maximizar los rendimientos”. Poco después agregó que las Afore deberían ampliar la información sobre comisiones y rendimiento a sus usuarios.

Finalmente, el estudio de noviembre estableció que las comisiones cobradas eran tan altas que, “duplicando el promedio latinoamericano”, provocaron que el rendimiento neto del ahorro para el retiro de los trabajadores de 1997 al 2006 “sea prácticamente nulo”, además de que permanecen “restricciones relevantes a la competencia”, que se expresan en esas altas comisiones y bajos rendimientos para sus dueños.

¿Qué observó la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar)? Que en ese lapso, las Afore generaron un rendimiento neto de 116 mil millones de pesos “libres de comisiones”, y que “las comisiones cobradas suman unos 50 mil millones de pesos”. Así que los empleados del sector privado que cotizan en Afore obtuvieron “un rendimiento anual de 4.3 por ciento real”.

¿Qué sugirió Cofeco para aumentar la competencia en beneficio de los afiliados? Recomendó separar la administración de las cuentas individuales de la inversión de los fondos, dado que esa administración es una actividad rutinaria que puede centralizarse en una administradora única para aprovechar economías de escala. De hecho, buena parte de esas funciones ya las realiza centralizadamente la empresa Procesar, pero “bajo el arreglo actual” se pierden esas economías porque las Afore reciben la información y sólo imprimen estados de cuenta para enviarlos a sus afiliados. Esta actividad, sostuvo, debería licitarse para lograr las menores comisiones posibles.

También propuso flexibilizar el régimen de inversión de los fondos, ya que “al liberar a las Afore de la administración de las cuentas, se concentrarían en su inversión productiva”, y proteger los recursos de los trabajadores, que no tienen incentivos para involucrarse en la optimización de sus cuentas.

¿Qué agregó la Asociación Mexicana de Afores (Amafore)? Que Cofeco no tenía incumbencia en el SAR, que desconocía profundamente la forma en que opera el sistema, que su opinión es “delicada, superficial y llega a conclusiones peligrosas” y, finalmente, que es falsa la información difundida sobre los rendimientos reales otorgados a los trabajadores.

¿Qué más establecía el estudio de noviembre de la Cofeco? Que uno de los principales retos de la Consar “para ser más eficiente” consistiría en reducir las comisiones que perciben las Afore, dado que equivalen a 2.16 por ciento de los fondos administrados, mientras que en Chile y Bolivia son de 0.61 y 0.57 por ciento, en Suecia de 0.71 por ciento y en Reino Unido de uno por ciento.

El estudio identificó que las Afore más caras cobraron en promedio (octubre de 2006) una comisión equivalente sobre saldo de 3.14 por ciento, y las más baratas, una de 1.85 por ciento.

¿Qué respondió Pérez Motta a las observaciones de Consar y Amafore? Que sus cálculos para evaluar comisiones y rendimientos estaban hechos “con base en los años que lleva operando el sistema y no en datos de estimaciones futuras”. Que ellos revelaron que en los nueve años de operación del SAR, el rendimiento anual neto que obtuvo un trabajador promedio que cotiza en el IMSS fue 0.8 por ciento: “son 10 años perdidos de rendimientos, ¿cómo van a recuperarles las Afores esos 10 años? Mejor hubieran invertido ese dinero en Cetes”.

También destacó que las Afore han obtenido rentas extraordinarias que “difícilmente” pueden ser atribuidas a sus niveles de competitividad o que se deban al valor que generan los ahorros de los trabajadores.

Aseguró que las aportaciones totales del gobierno a las cuentas individuales apenas han sido suficientes para pagar las comisiones de las Afore. El gobierno hace dos tipos de aportaciones: una por concepto de cuota social, que es fija para todos los trabajadores, y otra que equivale a 0.225 por ciento del salario base de cotización (SBC). En 2005 el monto de esas aportaciones fue de 13 mil 892 millones de pesos, de los cuales 11 mil 947 millones de pesos fueron cuota social, y mil 944 millones por el 0.225 por ciento del SBC, en tanto que los ingresos por comisiones de las Afore fueron de 13 mil 727 millones de pesos. Si se considera el periodo 1998-2005, los ingresos de las Afore representaron –en promedio– “el 109 por ciento de las aportaciones por la cuota social y 94.9 por ciento del total de aportaciones del gobierno federal”.

Pero a pesar de todas estas evidencias, Felipe Calderón impuso su inviable “reforma” al ISSSTE, que lanza a los 2.4 millones de servidores públicos al mismo pobre destino de los empleados cubiertos por el IMSS, oportunamente documentado por la Cofeco.

Y aún más: en su inconsulto PND 2007-2012, Calderón pretende agregar otros ¡3 millones! de trabajadores –aún bajo esquemas de reparto solidario– al mismo triste destino pensionario.

La “reforma” de Calderón al ISSSTE es tan mala como ya lo fue probadamente la de Zedillo al IMSS. Con una sola diferencia: la de Calderón llega apenas ¡12 años después!

* Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco

 
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