Usted está aquí: lunes 5 de noviembre de 2007 Política La lucha antinarco del Ejército, dictada por EU

Desde Zedillo matizó su política antiestadunidense

La lucha antinarco del Ejército, dictada por EU

Recibirá 60% de la ayuda prevista en la Iniciativa Mérida

Jesús Aranda y Gustavo Castillo

La creciente participación de las fuerzas armadas en el combate al narcotráfico va de la mano con el aumento del apoyo económico, en equipo y adiestramiento otorgado por Estados Unidos a partir del sexenio de Ernesto Zedillo, periodo en que el Ejército empezó a dejar de lado su tradicional política antiestadunidense.

De entonces a la fecha, los militares pasaron de ser “coadyuvantes” en la lucha antidrogas hasta convertirse en los encargados de elaborar y poner en práctica la estrategia contra el narcotráfico.

En el primer informe de labores de este sexenio de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) destaca la elaboración de la Directiva para el combate integral al narcotráfico 2007-2012, considerado el documento rector para combatir frontal y eficazmente el fenómeno en sus vertientes de erradicación, intercepción y lucha contra la delincuencia organizada.

Por su parte, la organización estadunidens denominada Oficina de Washington sobre América Latina (WOLA, por sus siglas en inglés) informó el pasado 25 de octubre al Congreso de ese país –en el contexto de la discusión de la Iniciativa Mérida– que el involucramiento de los militares mexicanos en la lucha antidrogas responde a la opinión del gobierno de Estados Unidos, porque considera que las fuerzas armadas son las únicas que tienen capacidad, entrenamiento y equipo para hacer frente a los cárteles de la droga.

De acuerdo con versiones periodísticas –que no han sido desmentidas por el gobierno mexicano–, con la Iniciativa Mérida se confirma el papel preponderante de las fuerzas armadas en el combate al tráfico de estupefacientes, ya que más de 61 por ciento del paquete de asistencia previsto para el próximo año (500 millones de dólares) será entregado al Ejército (205 millones) y la Armada (100 millones).

Hasta la fecha, el aumento de las obligaciones de las dos instituciones en el combate al tráfico de estupefacientes no ha sido correspondido con un aumento del equipo bélico, de comunicaciones, aviones, helicópteros, vehículos blindados, buques y lanchas interceptoras.

En septiembre pasado, el secretario de la Defensa Nacional, Guillermo Galván Galván, solicitó a la Cámara de Diputados un incremento de 32 mil millones de pesos al presupuesto del Ejército y la Fuerza Aérea para modernizar el “obsoleto” equipo con que cuenta actualmente.

En el gobierno de Felipe Calderón, la participación de las fuerzas armadas aumentó de forma sustancial con los operativos Michoacán, Guerrero, Triángulo Dorado y Tijuana, además de la creación (en mayo pasado) del Cuerpo Especial de Fuerzas de Apoyo del Ejército y la Fuerza Aérea Mexicana.

La Sedena asumió también “la responsabilidad total” en la erradicación de plantíos de drogas, por lo que recibió la transferencia de la PGR de 58 aeronaves, 72 vehículos y 10 bases de operación en diferentes partes del país.

Necesidades de la Armada

La Armada de México, por su parte, necesita más de 17 mil millones de pesos para adquirir helicópteros, aviones y radares, construir 11 buques y 12 patrullas interceptoras, así como 2 mil 400 millones para equipar a 30 batallones de Infantería de Marina encargados de cumplir con sus funciones en tierra, de acuerdo con información oficial.

Sin embargo, el alto mando de la Armada planea emitir un decreto en fecha próxima para crear la unidad especial de combate a la delincuencia organizada, que se encargará especialmente del narco.

Con el anuncio de la Iniciativa Mérida, la WOLA publicó un documento en el que señala que el involucramiento de militares en la guerra antidrogas no sólo ha sido un “fracaso”, sino que se ha incrementado la corrupción en el Ejército y la violación a los derechos humanos.

El texto destaca la primera visita de un secretario de Defensa estadunidense (Wi-lliam Perry, en octubre de 1995) a México, a partir de la cual el país aceptó recibir más ayuda del Programa de Capacitación y Adiestramiento Militar Internacional.

A partir de 1996, el gobierno del vecino país apoyó la creación del Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales, ideado para combatir a los cárteles de la droga, aunque luego algunos integrantes de dicho grupo de elite crearon los Zetas, brazo armado del cártel del Golfo.

Los militares también recibieron entrenamiento para la creación del Centro de Inteligencia Antinarcóticos, que desarrolla labores de inteligencia para combatir a narcotraficantes. Este grupo de elite depende directamente del alto mando de la Sedena.

 
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