Usted está aquí: jueves 8 de noviembre de 2007 Mundo Jueces españoles, pasivos ante el incremento de la xenofobia

Colombiano, brutalmente agredido por adolescentes

Jueces españoles, pasivos ante el incremento de la xenofobia

Armando G. Tejeda (Corresponsal)

Madrid, 7 de noviembre. Ser de origen latinoamericano e inmigrante en España es cada vez más peligroso. Los ataques por motivos racistas y xenófobos, la mayoría de ellos perpetrados por grupos de extrema derecha, aumentaron en los últimos meses sin que las autoridades ni los jueces adopten medidas contra este fenómeno.

El ejemplo más reciente de lo anterior es la paliza que recibió un ciudadano colombiano, de 56 años de edad y de tez oscura, en el municipio madrileño de Las Rozas, a manos de cuatro jóvenes españoles que gritaban “Viva España”.

El incidente tuvo lugar la madrugada del domingo pasado cuando Jaime Saa Rodríguez, colombiano afincado en Madrid desde 2001, regresaba a su casa junto con su mujer y su hija de 18 años.

En una calle de Las Rozas, en una zona residencial habitada por clase media alta y alta, este migrante colombiano que trabaja en la construcción pasó delante de un grupo de jóvenes españoles. Una vez que les dio la espalda, se le nubló la mente. Lo último que recuerda fue que le gritaron “Viva España” y que le propinaron un golpe en la nuca que le dejo inconsciente.

Ya en el suelo, los agresores le lanzaron insultos, “vete a tu puto país sudaca de mierda”, y lo golpearon con palos mientras lo pateaban.

Posiblemente los agresores hubieran seguido golpeándolo hasta la muerte, pero su mujer y su hija pidieron ayuda a gritos, lo que provocó la huida de los agresores, que intentaron atropellar al colombiano.

Después de la agresión, Saa se dirigió a su casa y posteriormente al hospital de la zona, donde de acuerdo con el parte médico se determinó que tenía el brazo izquierdo roto, hematomas por todo el cuerpo y miedo a salir a la calle.

A pesar que la embajada de Colombia se ofreció a ayudarlo, Saa se negó en un primer momento a denunciar los hechos.

“Después de haber visto lo que ocurrió con la agresión que sufrió la joven ecuatoriana en Barcelona, que fue filmado y que aun así el atacante fue puesto en libertad por el juez, pensé que era inútil poner la denuncia”, explicó.

Sin embargo, este martes interpuso una querella ante los juzgados y la policía española le tomó declaración en su domicilio.

Madrid se ha convertido en los últimos años en el centro neurálgico de grupos de extrema derecha en España, que han tomado el fenómeno de la migración como uno de sus temas recurrentes para llamar a la movilización y a la “acción”.

En las calles de Madrid y de las poblaciones aledañas son habituales los carteles de organizaciones como Fuerza Nueva, un grupo de extrema derecha que llama a “limpiar” el país de inmigrantes.

En uno de sus más recientes carteles se veía como tres corderos blancos golpeaban con saña a un cordero negro para expulsarlo de la “patria”, representada con un mapa de la península ibérica.

Ni el ayuntamiento ni la Comunidad de Madrid, ambos gobernados por el derechista Partido Popular, han adoptado medidas para impedir la difusión de este tipo de mensajes xenófobos y racistas.

La situación de indefensión y vulnerabilidad ante este tipo de agresiones aumentó a raíz del caso de la menor de edad de nacionalidad ecuatoriana que fue golpeaba e insultada con saña por el joven español Sergi Xavier Martí Martínez, de 21 años, en Barcelona, el mes pasado.

Esta agresión, filmada por las cámaras de seguridad del tren, provocó un intenso pero efímero debate en los medios de comunicación sobre el aumento del racismo y la xenofobia en el país. Pero el juez instructor decidió dejar en libertad al agresor.

Otro caso es el del inmigrante congoleño Miwa B. Monake, quien también sufrió un ataque de un grupo de extrema derecha con consecuencias irreversibles: desde hace siete meses es tetrapléjico y sólo tiene movilidad en la cara y en las manos.

El agresor, identificado por varios testigos y por la propia víctima, se encuentra en libertad, ante la pasividad de la fiscalía de Madrid y de los propios jueces.

 
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