Usted está aquí: jueves 8 de noviembre de 2007 Política Los principios tradicionales de política exterior, “marco de referencia y no camisa de fuerza”

Legítimo, reconocer que los países tienen intereses, sostiene subsecretario de la SRE

Los principios tradicionales de política exterior, “marco de referencia y no camisa de fuerza”

José Antonio Román

Los principios tradicionales de política exterior “son un marco de referencia, no una camisa de fuerza”, aseguró el subsecretario de Asuntos Multilaterales y Derechos Humanos de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), Juan Manuel Gómez Robledo. Además, en una nación democrática como México –dijo– “no se puede hablar de una política exterior de Estado”, sino solamente la del gobierno en turno, que es la propuesta del partido político que triunfa en las elecciones.

Al dictar una conferencia magistral en el 15 Foro Nacional de Política Exterior: Actores y factores emergentes en la definición de la política exterior de México, el embajador señaló que cada gobierno imprime su rasgo particular, una característica propia a su política exterior, y México no es la excepción. Pero también es cierto que ninguno de estos gobiernos es ajeno al legado jurídico-diplomático nacional, y ninguno desea desaprovechar el acervo de experiencias pasadas.

En el foro organizado por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, el funcionario de la SRE expresó que en el caso particular de México se puede citar una singularidad en su política exterior: la “protección irrestricta” de nuestros migrantes, que será observada independientemente del gobierno que esté.

Gómez Robledo consideró que durante muchos años, hasta el final de la guerra fría, el ejercicio de la política exterior fue percibido como la instrumentación de acciones y toma de decisiones cuyo único interés giraba en torno a respetar y promover los principios como la autodeterminación de los pueblos, la solución pacífica de las controversias, la proscripción del uso de la fuerza, y un luchar a cabalidad por la paz y la seguridad internacionales. Pero no se reconocía abiertamente que México tenía, además de principios, intereses, como cualquier otro país.

“Los principios no contradicen en modo alguno los intereses que tiene un país como México, que no aspira a ser potencia militar. Tales principios son un marco de referencia, no una camisa de fuerza. No son un invento (se encontraban ya en la Carta de las Naciones Unidas antes de que formaran parte de nuestra Carta Magna), sino que son productos del derecho internacional, que evolucionan y se interpretan conforme al derecho internacional y a los tiempos”, dijo, en el primer día del foro.

En su ponencia, el embajador precisó que en el diseño de la política exterior se deben tomar en cuenta obviamente nuestros principios de política exterior, pero también nuestra situación geográfica, lazos económicos, influencia cultural, peso demográfico, nuestra fortaleza y las necesidades de nuestro pueblo, entre muchas otras variantes.

Y en cuanto al llamado de contar con una política exterior de Estado, el diplomático precisó que en México, como régimen presidencialista, la política exterior obedece –como en cualquier otro país– al proyecto de desarrollo del gobierno en turno. Subrayó que una de las facultades que otorga la Constitución al titular del Ejecutivo federal es la definición de la política exterior, en donde la cancillería es la encargada de instrumentarla.

De manera particular, se congratuló porque hoy en los mexicanos somos testigos de un gran giro en esta materia. Y es que la política exterior ha dejado de ser contenido de estudio y análisis de un grupo selecto de especialistas, para pasar a ser parte del debate cotidiano de un número cada vez mayor de ciudadanos. Y esto es indudablemente producto de la madurez política de nuestra sociedad.

 
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