Usted está aquí: domingo 11 de noviembre de 2007 Sociedad y Justicia Descubren cadáveres de 2 niñas en el Grijalva; número de muertos sube a 11

En Chiapas, autoridades establecen cerco sanitario en zona colindante con Tabasco

Descubren cadáveres de 2 niñas en el Grijalva; número de muertos sube a 11

Catorce personas continúan desaparecidas por el derrumbe del cerro: reportes oficiales

Elio Henríquez y Ángeles Mariscal (Corresponsales)

Ampliar la imagen Efectivos de la Marina llevaron los ataúdes para sepultar los cuerpos de las dos niñas Efectivos de la Marina llevaron los ataúdes para sepultar los cuerpos de las dos niñas Foto: Elio Henríquez

Ejido Juan de Grijalva, Chis., 10 de noviembre. Los cadáveres de dos niñas fueron encontrados en aguas del río Grijalva, con lo que se elevó a 11 el número de muertos por el desgajamiento de un cerro, ocurrido el domingo pasado en este lugar.

Hermenegildo Hernández dijo que los cuerpos de sus nietas Diana Laura y Liliana Hernández Cruz, de 10 y siete años –cuyo padre, Crispín Hernández Castro, también murió ahogado–, fueron hallados flotando, a las 5:30 horas, por vecinos que recorrían el río en lancha.

Reprochó a las autoridades que hasta el mediodía no habían enviado los ataúdes para sepultarlas. “No tenemos las cajas, desde temprano las estamos esperando, pero nada”, expresó mientras señalaba hacia la orilla del río, donde los cuerpos de sus nietas permanecían sobre la arena, cubiertos con palmeras y una cobija mojada, en bolsas color verde.

Pasado el mediodía llegó un helicóptero con los dos ataúdes, en los cuales fueron colocados los cadáveres por personal de la Marina. Luego fueron subidos a una lancha, en la cual el abuelo las trasladó al panteón del ejido Juan de Grijalva para sepultarlas.

“Ahorita voy a dar cristiana sepultura a las dos niñas, porque mi hijo Crispín ya está enterrado allá”, manifestó Hermenegildo mientras señalaba la zona por donde se encuentra el camposanto, que curiosamente no resultó afectado por el desgajamiento del cerro. La mayoría de los fallecidos han sido enterrados en el cementerio de la cabecera de Ostuacán, municipio al cual pertenece este ejido.

Otros pobladores de Juan de Grijalva que tienen familiares desaparecidos desde el domingo –oficialmente 14– no han tenido la “suerte” de encontrar los cuerpos. “A veces pierdo la esperanza, pero no voy a dejar de venir”, afirmó Salomón Ruiz Sáchez, quien perdió a varios familiares.

“Mi papá, Miguel Ruiz Pérez, venía en una lancha del templo (evangélico). Ahí lo agarró la marea y falleció; con él iban mi mamá, Bellalid Sánchez Juárez –quien sobrevivió–, dos hermanos –uno murió–, mi abuelita, Guadalupe Juárez Pouchot –cuyo cuerpo fue rescatado–, y un sobrino”, expresó.

Como Salomón, decenas de personas deambulan por la zona del desastre en espera de que sean encontrados los cadáveres de sus familiares. Llevan seis días llegando a diario, pero con el tiempo sus esperanzas se desvanecen. “No sé cuánto tiempo voy a esperar, pero confío en aguantar hasta el último, pues yo quisiera ver salir los cuerpos”, agrega Salomón, mientras decenas de buzos continúan la búsqueda.

Al mismo tiempo, cientos de trabajadores, principalmente de la Marina y de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), continuaban intentando abrir una zanja sobre el dique de millones de toneladas de tierra que cayeron a lo largo de 800 metros del cauce, que mantienen tapado el río, lo cual ha provocado que se forme una presa.

“La prioridad es abrir un canal para limpiar el cauce y que corra el agua”, señaló Benjamín Granados Domínguez, subdirector de Proyectos y Construcción de la CFE, quien comentó que hoy llegó más equipo pesado para retirar la tierra.

Desde el lunes pasado no dejan de subir y bajar helicópteros de distintas dependencias, que llevan y traen funcionarios, periodistas, víveres y, como hoy, féretros al lugar del desastre, donde huele a putrefacto, aunque menos que hace un par de días.

Riesgo de que broten enfermedades

Autoridades de los tres niveles de gobierno establecieron un cerco epidemiológico en la zona colindante con Tabasco y alrededor de los poblados ubicados en la ribera del Grijalva, ante el riesgo de un brote de vibriocólera y otras enfermedades.

Luis Morán Villatoro, director de protección contra riesgos sanitarios de la Secretaría de Salud del estado, explicó que los ríos de la región norte de Chiapas se encuentran contaminados por materia en descomposición y técnicamente no hay posibilidad de hacer una desinfección.

El funcionario dio a conocer las medidas preventivas que debe tomar la población, entre ellas evitar el consumo de agua de los ríos. Ni siquiera para la limpieza corporal, pues “los lodos contaminantes (están) llenos de bacterias y parásitos en las viviendas, parques, jardines, escuelas y albergues”, detalló Morán Villatoro.

En colaboración con la Secretaría de la Defensa Nacional, decenas de brigadistas empezaron a realizar visitas casa por casa en la zona de mayor riesgo para dar a conocer las medidas sanitarias a tomar y detectar posibles casos de enfermedades gastrointestinales, entre ellas salmonelosis, tifoidea, hepatitis A y vibriocólera.

 
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