Usted está aquí: domingo 18 de noviembre de 2007 Opinión A la Mitad del Foro

A la Mitad del Foro

León García Soler

No llores por nosotros, Argentina

Encuentros plebeyos en México

El imperio español de Chávez

Izquierda despistada

Ampliar la imagen El escándalo entre el rey Juan Carlos y Hugo Chávez tapó la noticia de que Brasil puede ser potencia petrolera El escándalo entre el rey Juan Carlos y Hugo Chávez tapó la noticia de que Brasil puede ser potencia petrolera Foto: Reuters

En pleno desastre, entre el fango maloliente de las aguas que bajan lentamente, nuestra triste clase gobernante disputa clientelas, intercambia insultos: estación de arribo de la transición en presente continuo. Pero nunca podrá competir el plebeyo encuentro entre Javier Lozano y Marcelo Ebrard con el del rey que rabió y el indio alzado bolivariano que sonrió satisfecho con la pírrica victoria de haber sacado de sus casillas al Borbón sucesor de Franco y valedor de la transición española que arribó a la democracia.

Nunca se pone el sol en el imperio del mercado libre, y el dinero fluye sin prejuicios ideológicos. Aunque no haya llegado a su fin la historia sino el pasado. En fin, mientras Michelle Bachelet presidía la Cumbre Latinoamericana previa a la fuga del Mercosur hacia lo que pudo ser y no fue, el fantasma fascista de Aznar asustaba timoratos y la furia real daba tema para blogs y videos en los que flota un airecillo de despotismo poco ilustrado. Tanto, que al grito de ¡viva Fernando VII!, los dirigentes de las izquierdas centrípetas se unían al combate de Evo Morales contra sombras del pasado. El de Bolivia parafraseó el llamado del Che Guevara para crear un Vietnam en cada rincón del continente, y Chávez puso en la mira de la lucha bolivariana al imperio... español. Claro como el lodo, decía Norbert Gutterman.

Lula salió en defensa del venezolano y sus balidos. Joaquín Morales Solá señala en el diario argentino La Nación que, entre el escándalo del “¿Por qué no te callas?” y las interrupciones de Hugo Chávez a José Luis Rodríguez Zapatero, pasó de noche “la noticia más importante que surgió de la región en los últimos días: la posibilidad de que Brasil se convierta, además, en una importante potencia petrolera”. Y añade: “…a los argentinos no les quedará otro remedio que sacar el pañuelo para despedir al vecino en viaje ascendente hacia el Olimpo, donde sólo habitan las grandes naciones.”

En nuestra accesoria del Olimpo, el sonido y la furia, debate bizantino a gritos para ensordecer a un pueblo rico que se muere de hambre con las arcas de la nación llenas de dólares. Protestamos por el muro en la frontera norte y chapoteamos en el fango de Tabasco, atentos al reparto de ayuda solidaria, a la emulación de la madre Teresa. Los del BRIC (Brasil, Rusia, India y China) son punteros en la acumulación de reservas extranjeras, en dólares: China con un billón (un millón de millones) 66 mil millones de dólares; Rusia, con 311 mil millones de dólares, e India, con 106 mil millones de dólares. También depositan lo suyo en bonos del Tesoro o la Reserva Federal de Estados Unidos; obtienen bajos intereses y pagan caro por los créditos recibidos del imperio: México, 68 mil millones de dólares; Turquía, 59 mil millones; Argentina, 35 mil millones; Venezuela, 34 mil millones; Chile, 19 mil millones, y Colombia, 16 mil millones.

Hace unas semanas preguntaba Theotonio Dos Santos, en el diario argentino Página 12: “¿Qué hacer con tanto dinero?” Y con tantos pobres. Y con el pasmo y pavor de los huracanes, inundaciones, terremotos, apocalípticos jinetes que cabalgan sometidos al cabestro por el Banco Mundial, el FMI y los grandes señores de las corporaciones que compran países y emplean mercenarios para proteger sus intereses y la presencia de sus ejércitos de ocupación.

En México, el titular del Ejecutivo debió declarar estado de emergencia, y no simplemente atenerse al fondo para desastres de Gobernación –dañado por el escándalo de presuntas desviaciones ilícitas en el gasto electoral–, a cargo de panistas que llegaron envueltos en olor de honestidad. No diré de santidad porque ya nos amenaza la instauración de un Estado confesional, golpismo con toga y birrete, al amparo del infantilismo democrático. Lo urgente, vital, era suspender garantías individuales; selectivamente, la de libre comercio, por ejemplo, imposible en la dimensión del desastre y el largo plazo de reconstrucción y recuperación. Para remediar grandes males son las reservas de la nación. Para eso es el dinero público, no para tenerlo a buen recaudo en la banca central del vecino.

Nada hay que reprocharle al presidente Calderón en lo que hace a su presencia oportuna y el accionar del gobierno. Pero la escala del desastre demandaba respuesta de estadista no sólo atento a las próximas generaciones, y no a las siguientes elecciones, sino a la urgencia de restablecer la infraestructura física y la ley, sin la que no hay libertad, para que puedan tener futuro esas próximas generaciones. Desde luego, para suspender garantías individuales y utilizar a las fuerzas armadas, el presidente Calderón necesita la aprobación del Congreso de la Unión. También para disponer de las reservas. Convocar, convencer y conducir, de eso se trata. “Si los hombres fueran iguales, no sería necesario gobierno alguno”, dicen los Papeles del Federalista.

Tenerlo nos hace más falta que nunca. No llores por nosotros, Argentina. Brasil iría camino a convertirse en potencia petrolera y al Olimpo de las grandes naciones. Nosotros somos una gran potencia petrolera y vivimos al día, como la sota moza, sobre piso de metal y veneros de petróleo en el subsuelo. Lázaro Cárdenas lo nacionalizó. Hoy nos distraen con el debate bizantino sobre la imposible privatización de Pemex. Las aguas vuelven lentamente a su cauce en Tabasco. Frente a Campeche se reinicia la tormenta mediática de desprestigio contra Pemex.

Y contra el director que, para delicia de quienes tienen ojos en la nuca, se llama Jesús Reyes Heroles. Y contra el sindicato: otra vez, pero ya en inaceptable campaña oficial contra el sindicalismo. En la Secretaría del Trabajo hay cínica colusión, complicidad, malolientes maquinaciones para favorecer a los patrones. Socios, se dijo en el caso de Minera México y el simulador potosino de dudosos diplomas que ocupó el cargo cuando la tragedia de Pasta de Conchos. Mineros, petroleros, trabajadores del Seguro Social. Líderes corruptos, dicen; sistema corporativo, apoyan las despistadas izquierdas.

Pero es contra la existencia de los sindicatos. Out-sourcing a la escala diseñada por los neoconservadores de George W. Bush. A pesar de nuestro cotidiano padecer con el muro fronterizo y el agravio amargo de la expulsión de un millón de mexicanos deportados, aquí y en el cono sur: “el problema con Estados Unidos no es su injerencia actual en la región, sino que ésta ni siquiera figure en su agenda de política exterior”.

Elba Esther Gordillo volvió a Los Pinos donde demandó que “los maestros puedan opinar en materia educativa”. No es cierto, dijo, “que seamos obstáculo para elevar la calidad de ésta”. La profesora milagrosa se hizo de un partido y de un grupo de poder real. Manuel Camacho decía que los sindicatos eran apenas grupos de presión.

El PRI perdió en Tlaxcala, tierra de Beatriz Paredes. Líder agrarista desde muy joven, pudo decir todavía en Baja California: “Me opongo a que se invadan los ejidos, que se malbaraten las parcelas y que se queden los campesinos con unos meses de ilusión por unos cuantos billetes, y toda una vida de amargura”. Origen es destino.

Hoy, acto de fe en el Zócalo. Andrés Manuel López Obrador leerá las tablas de la ley a los fieles aferrados a la presidencia legítima atrás del espejo, donde no se refleja la terca realidad del poder.

 
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