Usted está aquí: domingo 18 de noviembre de 2007 Sociedad y Justicia La emergencia en Tabasco saca a la luz la esclavitud en platanares

Las condiciones laborales son similares a las observadas en el porfiriato: catedrático

La emergencia en Tabasco saca a la luz la esclavitud en platanares

Los trabajadores siguen viviendo en las fincas y los patrones controlan el mercado de víveres

Por 140 pesos, las jornadas comienzan a las 6 de la mañana y concluyen a las 5 de la tarde

Alonso Urrutia y René Alberto López (Enviado y corresponsal)

Ampliar la imagen Dos niños cargan despensas en los alrededores de los cultivos de plátano, muchos de los cuales resultaron afectados por el desbordamiento del río Teapa. De acuerdo con la Unión Platanera, por la contingencia se perderán al menos 20 mil toneladas de este producto Dos niños cargan despensas en los alrededores de los cultivos de plátano, muchos de los cuales resultaron afectados por el desbordamiento del río Teapa. De acuerdo con la Unión Platanera, por la contingencia se perderán al menos 20 mil toneladas de este producto Foto: Alfredo Domínguez

Teapa, Tab., 17 de noviembre. Este municipio es la mayor reserva platanera del estado y el paso de las inundaciones estropeó, en primera instancia, más de la tercera parte de la producción, calculada en 60 mil toneladas por la Unión Platanera. Se calcula que habrá más de 2 mil hectáreas con pérdida total y 2 mil 600 más consideradas “estresadas”, es decir, donde la productividad caerá de forma importante.

Si la situación preocupa a los grandes productores, para miles de trabajadores encasillados que se alquilan en los ranchos se auguran días de hambre. Su salario depende casi exclusivamente de los niveles de producción porque están contratados a destajo, lo que en tiempos de bonanza representa 120 pesos diarios.

La semana pasada resintieron los primeros estragos de la inundación: varios días con las fincas anegadas, pudriendo los platanares y dejándolos casi sin salario. En el rancho Santa Anita sólo les pagaron dos días, insuficientes para comer, dicen.

Hoy llegaron aquí brigadistas de la Universidad Chapingo, que tiene un campus en Teapa, para impartir una cátedra. El profesor Carlos Morales sostiene que “la figura del trabajador encasillado es semejante al esquema porfirista del peón acasillado; los trabajadores tienen sus casas en la finca; quizá lo que cambia es que pueden salir a hacer compras en el pueblo, pero los finqueros controlan ahí el comercio”.

Morales asegura que las fincas plataneras son un buen negocio para los grandes productores, porque son muy rentables en tiempos normales, pero esa rentabilidad se sustenta en el esquema de explotación de trabajadores, cuyos salarios no corresponden a la utilidad que logran los primeros. En esta coyuntura, dice, las afectaciones a la producción las absorberán en buena medida los trabajadores, cuya subsistencia depende de la producción en los ranchos.

Miembros de esta comunidad universitaria repartieron despensas a partir de un censo levantado la semana pasada. Con las fincas cerradas, la ayuda oficial para los trabajadores damninificados es casi nula. La entrega de víveres este sábado fue anunciada desde la semana pasada, a fin de que pudieran salir de sus casas, en las entrañas de las fincas, para recibir el apoyo.

Sin embargo, como en grandes estratos del campo tabasqueño, las inundaciones sólo vinieron a reafirmar las condiciones de pobreza. Martín Salazar, dueño de tres ranchos, está preocupado porque al menos una tercera parte de los platanares del Martín Bananas tiene evidencia de estar podrida.

A la espera de sus despensas, un trabajador resume sus condiciones laborales. Por desmanar 700 racimos de plátano al día le pagan 140 pesos. Es una labor que realiza entre las seis de la mañana y las cinco de la tarde.

Aunque para cortar plátano se emplea a hombres, las empacadoras también contratan mujeres, como Rafaela, quien con cinco hijos no tiene opción, pues su esposo purga una condena en el penal de Teapa por homicidio.

“Yo sí tengo mucha necesidad, porque no tengo otro ingreso”, dice. La semana pasada sólo le pagaron dos días, por eso hoy llegó a tiempo para recoger la despensa. “¿No habrá colchonetas? Con la lluvia mis hijos no tienen adonde dormir, porque el agua destruyó el colchón”.

Las aguas del río Teapa subieron más de un metro y fue saliendo de las casas poco a poco durante una semana. En la cabecera municipal hubo pocas afectaciones, pero “se jodió” la tienda de Diconsa, lo que significa malas noticias para quienes se surtían ahí.

Caerá la producción

Enrique Quintero, tesorero de la Unión Platanera, anticipa una inminente baja en la producción y prevé efectos negativos en las exportaciones y el abastecimiento del mercado interno. Reconoce que desde que Carlos Cabal Peniche devolvió los ranchos que tenía en la región, la visión exportadora de los productores se ha reducido sustancialmente.

Para el director de Desarrollo Económico del municipio, José de los Ángeles Hernández, la inundación afectará drásticamente la producción de plátano en los próximos meses. En los ranchos trabajan 10 mil trabajadores, algunos de los cuales vienen desde Chiapas para emplearse en grandes fincas.

En los próximos días terminará la evaluación sobre los efectos devastadores de la tragedia en el municipio tabasqueño, que también, por cierto, afectará a ganaderos y productores de café y cacao. Teapa es sólo una muestra del impacto económico y social que tendrán las inundaciones en esta entidad del sureste.

 
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