Usted está aquí: lunes 19 de noviembre de 2007 Opinión Astillero

Astillero

Julio Hernández López
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Campanas que tocan

Provocación y neocristerismo

Defender el petróleo (la nación)

A pesar de todo, Fraude: México 2006 va...

Doblemente fortalecido por resoluciones angelinas (de humanos y de falibles jueces de la ciudad californiana, no de auténticos espíritus celestes) que lo eximen de ser procesado por presunto apoyo a pederastas, el cardenal Norberto Rivera encontró vengativa manera de sacar momentáneamente de cartelera –y de robarle reflectores– a la cinta que Andrés Manuel López Obrador anunció ayer en el Zócalo, de resistentes gestas cívicas contra ambiciones de malvados ladrones de petróleo. Según el presidente de un colegio de abogados católicos, que funge como vocero jurídico del cardenal N de la R, la Catedral Metropolitana cierra sus puertas (y con ello se coloca en condición de mártir, casi una advertencia del riesgo de nuevas batallas cristeras) a causa de una providencialmente oportuna provocación también doble: primero, la de los jefes religiosos que tiran la piedra (al jalar del badajo largamente mientras sesionaba la tercera Convención Nacional Democrática) y luego esconden la mano (al cancelar los rituales públicos); y en segundo término, la de esa injustificable brigada de sospechoso ajusticiamiento clerical que con violencia reprobable (a la que las cajas electrónicas de resonancia magnificarán) atropelló la iglesia administrativamente más importante del país el mismo día en que el hombre que ha encabezado un movimiento de protesta cívica que no ha roto ni un cristal convocaba a una nueva etapa activa de resistencia que deberá estar caracterizada rigurosamente por la no violencia. Vaya coincidencias: los caminos del Señor no son a prueba de provocadores.

Aletear de sotanas mientras una representación activa de ciudadanos estuvo presente ayer en la principal plaza pública del país para escuchar nuevamente el discurso y el trazo de ruta que haría quien ellos han investido de particular legitimidad presidencial. En cuestión de número de asistentes siempre habrá divergencias (y ayer Marcelo Ebrard ayudó a reducir el espacio del Zócalo con estructuras para patinaje que podían haberse instalado horas más tarde), pero lo único cierto es que López Obrador sigue contando con un apoyo masivo y apasionado que ni remotamente tiene ningún otro personaje de la política mexicana. La tercera Convención Nacional Democrática permitió, además, que el tabasqueño ex candidato presidencial ejerciera su función de ser punto de convergencias para convocar a un obligado frente de defensa del petróleo. Contra las expectativas de ruptura con las franjas de su partido que mantienen coqueteos en busca de amasiato con el calderonismo, e incluso dejando el tema del fraude electoral en un segundo plano (como contexto y memoria, explicación de favores a socios golpistas y de planes entreguistas), López Obrador dedicó al tema del petróleo, y a las pretensiones PRI-PAN de hacer “reformas” energéticas a gusto de nativos y extranjeros intereses particulares, 1968 (vaya número) palabras de las 3 mil 793 que en total pronunció en la Plaza de la Constitución.

López Obrador convocó a una resistencia civil pacífica que se teja desde las células de la sociedad e integró una Comisión Coordinadora de la Defensa del Petróleo en la que destaca la participación mayoritaria de mujeres como la economista Ifigenia Martínez, la científica Claudia Sheinbaum, la actriz Jesusa Rodríguez, la publicista Bertha Maldonado (Chaneca) y una suerte de representantes legislativas regionales como la diputada por Campeche Layda Sansores y la senadora por Tabasco Rosalinda López, todas ellas acompañadas del gran especialista en globalización y geoenergéticos Alfredo Jalife-Rahme.

Mexicanos al grito de la defensa nacionalista de sus recursos mientras la exhibición del documental dirigido por Luis Mandoki ha sido afectada por trampas de diversa índole con las que ciertos poderes oscuros y ambiguos pretenden confundir y disminuir el flujo natural de asistentes, escamotear ganancias económicas a los productores de la cinta y contabilizar menos público del real para, así, recortar su tiempo de estancia en cartelera. El fraude empresarial hormiga (de 0.56% en 0.56% llena la gallina de la estafa el buche) lo mismo está jugando con olvidos en marquesinas que con emisión de boletos para otras películas a clientes que pagaron por ver la de Mandoki o con insólitas fallas técnicas (volumen de sonido, mal enfoque).

Sin embargo, la puesta en pantalla del trabajo colectivo sistematizado por el cineasta Mandoki ha sido, desde su primer instante, un éxito completo e histórico, no sólo por los buenos resultados económicos y estadísticos que en estos primeros días muestran los reportes oficiales de empresas dedicadas a contabilizar número de asistentes y recaudación en taquillas sino, sobre todo y esencialmente, porque la mencionada cinta pudo ser presentada en salas comerciales, es decir, en exhibición masiva, a pesar del segundo fraude de la temporada de hacerse patos, es decir, del postfraude mediático, empresarial y gubernamental que pretende cerrar el paso a todo testimonio, prueba o comentario que confirme la existencia del fraude electoral original. Allí están consignadas las declaraciones –confesiones de Felipe Calderón y Vicente Fox–, el papel de los conductores opinantes de la televisión, las evidencias del cinismo y la cerrazón de los funcionarios electorales, el papel envenenado y triste de los miembros del tribunal electoral y el peso de los empresarios y el panismo en las campañas de odio y división social. Pero también está una entrevista (tal vez demasiado larga) con López Obrador y, sobre todo (lo que quizás merecía mayor tiempo y énfasis), la participación firme, creativa y esperanzada de un segmento social en busca de que hubiera cambios verdaderos en su nación; un segmento que estaba y está dispuesto a la lucha: ciudadanos que llenaron plazas vivieron en comuna cívica estigmatizada y defienden diariamente, en condiciones desfavorables, su convicción de que su voto y su expectativa de cambio fueron robados. Amén. ¡Hasta mañana!

 
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