Usted está aquí: martes 20 de noviembre de 2007 Economía México SA

México SA

Carlos Fernández-Vega
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Según Latinobarómetro Calderón está solo en su optimismo

Sólo 31% de mexicanos confía en la democracia y 24% en los partidos políticos

Que México “está en el rumbo correcto”, y el inquilino de Los Pinos está “satisfecho y contento” por el “rumbo claro y decidido”, y “los resultados hasta ahora alcanzados en materia de cambios que no se imaginaban apenas hace un año”. La evaluación, claro está, proviene del propio michoacano a casi un año de estancia en la residencia oficial.

Qué bueno que esté contento, pero su felicidad no coincide con la mayoría de los mexicanos que cada día se las ven más negras para sobrevivir y que, en resumen, no ven rumbo, claridad, decisión ni cambios, de acuerdo con los resultados del más reciente informe de Latinobarómetro, la ONG con sede en Santiago de Chile, que desde 1995 levanta encuestas en países (18 en esta ocasión) de América Latina para pulsar el sentir de sus habitantes en materia política, económica y social.

Que México “está en el rumbo correcto” se convierte en una frase hueca, cuando por los resultados del Latinobarómetro 2007 se conoce que sólo 31 por ciento de los mexicanos confía en la democracia, 37 por ciento en los resultados del gobierno (aunque en general la aprobación se eleva a 60 por ciento) y 46 por ciento en quien ocupa la primera silla de la nación. La evaluación del desempeño del inquilino de Los Pinos alcanzó 5.1 puntos, en una escala de 10.

Para el caso mexicano, Latinobarómetro 2007 ofrece la siguiente numeralia política, económica y social: el apoyo a la democracia en el país cayó 6 puntos porcentuales de 2006 (54 por ciento) a 2007 (48 por ciento), y la satisfacción con la democracia cayó 10 puntos porcentuales (de 41 a 31 por ciento, respectivamente) en el mismo lapso. El promedio latinoamericano es una caída de cuatro y un puntos porcentuales, en cada caso (en 13 de 18 países encuestados hay descensos en ambos indicadores; aumentos sólo en cinco), aunque 66 por ciento “apoya la democracia como el mejor sistema de gobierno”, contra 72 por ciento de promedio latinoamericano.

Sólo 29 por ciento de los mexicanos considera que el “gobierno actúa para el bien de todo el pueblo”, y apenas 24 por ciento “confía mucho o algo” en los partidos políticos.

Tan sólo 26 por ciento de los mexicanos cree que a largo plazo en su país habrá más igualdad ante la ley, 31 por ciento más democracia y 28 por ciento más corrupción. “Estas expectativas sobre la democracia son negativas e implican que la velocidad de cambio de ellas no ha sido la esperada en el pasado. Mientras la demanda de igualdad ante la ley y la demanda de disminución de la corrupción aumentan, observamos escepticismo respecto de su evolución”, precisa Latinobarómetro 2007, y apunta que 33 por ciento de los encuestados se declaró víctima de la corrupción en 2007, contra 26 por ciento en 2006.

Sólo 25 por ciento cree que “todos tienen iguales oportunidades de acceso a la justicia”. La percepción del acceso a la justicia es negativa y se requiere que ésta cambie antes que existan mayores niveles de confianza hacia ella.

Sólo 10 por ciento considera que “vivir aquí es cada día más seguro”. Por el contrario, 70 por ciento cree que “pueda llegar a ser víctima de un delito con violencia todo o casi todo el tiempo”, más “algunas veces”. Treinta y nueve por ciento reconoció “haber sido directamente, o tener algún pariente asaltado, agredido o víctima de un delito en los últimos 12 meses”.

Apenas 25 por ciento se mostró satisfecho con la economía. En 2007, el 69 por ciento de los mexicanos encuestados se manifestó preocupado “por quedar sin trabajo o estar desempleado durante los próximos 12 meses”, contra 37 por ciento en 2006.

Una minoría, el 16 por ciento de los mexicanos, consideró que la situación económica del país es “muy buena” o “más buena”, mientras 26 por ciento piensa que la situación económica del país será “mucho mejor/mejor” en 2008 con respecto a 2007, lo que implica una caída de 13 puntos porcentuales (de 39 a 26 por ciento) en relación al mismo sentir 2006-2007. De igual manera, 47 por ciento cree que la situación económica familiar será “mucho mejor/mejor” en 2008, contra 51 por ciento en la encuesta anterior (respuesta 2006 para 2007).

De los encuestados, 40 por ciento consideró que las privatizaciones de empresas públicas han sido “benéficas para el país” (contra 49 por ciento una década atrás); 60 por ciento que la economía de mercado “es la mejor para el país” (en 2002 fue de 66 por ciento); 52 por ciento que la economía de mercado “es el único sistema para ser desarrollado” (contra 73 por ciento en 2005).

El 26 por ciento opinó que el Estado puede resolver todos los problemas, mismo porcentaje que en 2005; 55 por ciento consideró que la empresa privada “es indispensable para el desarrollo del país” (en 2005 fue 56 por ciento, y 70 por ciento en 2004) y sólo 24 por ciento piensa que la distribución de la riqueza en el país es “muy justa-justa”.

Como se observa, el discurso de Los Pinos ni lejanamente coincide con el sentir de los mexicanos, de tal suerte que si mantienen el “rumbo correcto” de los últimos 25 años, el deterioro político, económico y social del país será cada vez mayor.

Las rebanadas del pastel

En el contexto latinoamericano, entre otras cosas, el mencionado reporte subraya: “el único consenso que se levanta en la región es sobre el Consenso de Washington, en sentido de que no sirvió para solucionar los problemas y que hay que buscar alternativas. Los resultados de 2007 marcan un punto de inflexión a ese respecto. La famosa frase del presidente Reagan que marca la imagen del Consenso de Washington (“El Estado es parte del problema, no parte de la solución”) ha quedado desmentida por la historia. En este informe se ve claramente cómo el Estado es parte de la solución, con un aumento de la demanda por más Estado y el desencanto de las bondades del mercado. Así como hay desencanto con la política, ahora vemos el desencanto con los poderes del mercado como fuente de desarrollo. Los pueblos demandan crecientemente de sus estados la solución a sus problemas. Las recetas de ayer no tuvieron el resultado exitoso prometido”.

 
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