Usted está aquí: martes 20 de noviembre de 2007 Opinión Astillero

Astillero

Julio Hernández López
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Petate neocristero

¡Mi reino por un pretexto!

Negociar y acallar, el objetivo

“Libertades”, privilegios, fuero

A Norberto Rivera le urgía un pretexto para chantajear con medidas que tuviesen olor a neocristerismo. El pasado 7 de octubre magnificó un incidente menor de protesta en su contra hasta equiparar gritos, escupitajos y golpes a su automóvil con el asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo (desde aquel 1994, estableció la Arquidiócesis Primada, “no se había repetido un acto de violencia contra un cardenal de la Iglesia católica en México”).

El rodar de la camioneta en que Rivera salía de la Catedral capitalina había sido obstruido por un puñado de manifestantes que, con cartelones y a gritos, mencionaba las acusaciones de protección a pederastas y criticaba los planes clericales de buscar reformas a la Constitución, para tener más presencia política. “Sin embargo, el chofer del prelado les aventó la unidad y les provocó –según refirieron los manifestantes– lesiones, por lo que valoran presentar esta semana una denuncia contra el arzobispo”, escribió en La Jornada el reportero Gabriel León Zaragoza. Una de las afectadas, Julia Klug, de origen guatemalteco y naturalizada mexicana, presentó al día siguiente (a las 14:50 horas) una solicitud de averiguación previa (FCH/CUH-2I2/3403/0710) contra el ciudadano Rivera, pero éste, unas horas más tarde, desató una campaña informativa para solicitar protección policial y emplazar a las autoridades, sobre todo la capitalina, a garantizar el libre curso de los oficios religiosos de normatividad vaticana. La oportunidad fue aprovechada para acusar al PRD y a los miembros de la Resistencia Civil Pacífica de causar tales agravios a la institución eclesial y a uno de sus principales jefes. Hugo Valdemar, impreciso y ya varias veces desmentido vocero de la arquidiócesis primada de México, dijo aquel 7 de octubre que una posible responsable del “atentado” al señor Rivera podría ser la actriz y activista Jesusa Rodríguez, pues alguien le había dicho que la había “visto por allí”.

Ahora que en los cines del país aparece su imagen durante una reunión del grupo de presión política denominado “México” (¡oh, cuánta originalidad poética y sacrificio patrio!), en la que bendijo a Carlos Salinas de Gortari antes de que dueños de muy importantes capitales, poseedores de medios de comunicación y “líderes de opinión” civil y religiosa comenzaran a “hacer política”, Rivera Carrera ha dado un salto adelante en la estrategia de polarización que mediante el uso de los sentimientos religiosos populares pretende empujar reformas constitucionales que le den más “libertades” al clero (partidos políticos con explícita orientación confesional y derechos “ciudadanos”, para que sotanas con licencia puedan postularse a cargos de elección popular) y que restablezcan una especie informal de fuero eclesiástico que proteja a los personajes importantes de esa iglesia de los vaivenes y sinsabores que todo político en activo (y Norberto lo es clara y reincidentemente) padece cuando existen acusaciones en su contra que un segmento de la sociedad considera justas y bien fundamentadas.

Las campanadas catedralicias que buscan asustar con el petate del neocristerismo no tienen legitimidad social, porque quien jala el badajo no goza de verdadero respeto entre la base católica que encuentra a Norberto Rivera más en las páginas de “sociales”, en las crónicas de la elite política y en la nota roja política (en asuntos relacionados con pederastia) que en las causas espirituales. Norberto Rivera busca negociar y por ello lanza la amenaza de “cerrar” la Catedral, a sabiendas de que su controvertida persona no tiene autoridad moral para encabezar una guerra santa. En la provocación tendida cayeron personas genuinamente indignadas por el insólito tañer de más de diez minutos, mientras hablaba doña Rosario Ibarra de Piedra, y también los infiltrados del gobierno federal que no sólo informan sino también aprovechan para incitar y desbordar. Pero el clérigo duranguense sólo es una pieza de una baraja con experiencia milenaria, así es que al rescate y apoyo del cardenal en apuros llegó meses atrás un nuncio apostólico con espada política e ideológica desenvainada, el francés Christophe Pierre (representante papal en África, asentado desde 1999 en Uganda) que abiertamente está empujando para que en México haya más “libertad religiosa”.

Y hay, desde luego, otro cardenal en juego. Juan Sandoval Íñiguez, que desde Guadalajara ejerce un control real sobre la ultraderecha mexicana y que avanza sin obstáculos en la recolección de poder político, sobre todo en el propio estado de Jalisco, donde Emilio González Márquez funge como virtual monaguillo en el palacio de gobierno. Sandoval Íñiguez ha hecho postrarse ante él a la clase política local (desde luego, incluyendo eso llamado perredismo, con diputados locales legitimadores de homenajes y festejos al mencionado cardenal) y tiene extensiones sumisas en las oficinas de gobierno de Guanajuato y Morelos.

Astillas

Los abusos sexuales cometidos por directivos de los Legionarios de Cristo contra internos en sus seminarios eran difícilmente denunciables porque los jefes de las casas religiosas sólo permitían a los jóvenes reunirse con sus familias unas pocas veces al año y en condiciones implacables de vigilancia y hermetismo. Además, los Legionarios eran obligados a emitir un voto privado en el sentido de “nunca criticar hacia el exterior actos de gobierno o la persona de cualquier director o superior a través de la palabra, escrito o cualquier otro medio. Y, si se sabe por cierto que un religioso ha roto este compromiso, informar al inmediato superior”. Las restricciones y el voto privado (dos votos, en realidad) han sido abolidos por Benedicto XVI, según ha difundido la muy sacra y apostólica agencia oficial Notimex… Y, mientras Fraude: México 2006 sigue adelante, a pesar de bloqueos como el de MMC Cinemas, que “tiene una relación estrecha con el grupo Multimedios y Televisa”, según denuncia de Federico Arreola, ¡Hasta mañana, con la liberación de Horacio Sosa, hermano de Flavio, a seis días del primer aniversario del mayor enfrentamiento popular contra la PFP!

 
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