Usted está aquí: martes 20 de noviembre de 2007 Opinión ¿Es inevitable la clonación humana?

Javier Flores

¿Es inevitable la clonación humana?

La comunidad internacional debe decidir rápidamente entre prohibir la clonación reproductiva o prepararse a defender los derechos humanos de los individuos clonados. De este modo puede sintetizarse un reporte del Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de las Naciones Unidas (UNU), publicado apenas el pasado 12 de noviembre. Se trata de una advertencia muy clara, pues el estudio conducido por Chamundeeswari Kuppuswamy y sus colaboradores toma muy en serio las condiciones actuales de la investigación en esta área y los enormes vacíos jurídicos a escala internacional, que harían posible en cualquier momento el nacimiento de seres humanos mediante esta técnica.

Este vacío se generó por la ambigüedad de la resolución de la Organización de las Naciones Unidas, adoptada en 2005, que pretendió una prohibición total de la clonación al incluir, tanto la orientada a fines médicos y de investigación, como la reproductiva. Las presiones del Vaticano y Estados Unidos, junto con un grupo de naciones en desarrollo, impidió separar en la votación estas dos modalidades. Si bien la resolución fue aprobada por mayoría, condenando todo tipo de clonación, no tuvo carácter obligatorio (vinculante), dejando que cada país decidiera, de acuerdo con sus propias leyes, lo que estimara conveniente. Se desaprovechó así la oportunidad de alcanzar consenso mundial sobre la prohibición de la técnica con fines reproductivos.

El estudio de la UNU se pronuncia por el establecimiento de una legislación que impida la clonación reproductiva, pero señala algunas de las condiciones actuales que permiten pensarla como algo inevitable. Entre otras: a) el desarrollo de técnicas que la hacen cada vez más accesible; b) el debate en torno a la clonación reproductiva y terapéutica que demuestra la diversidad de posturas, incluyendo grupos que no creen que sea algo contrario a la ética; c) los investigadores de países en los que existen prohibiciones pueden desplazarse a naciones donde no hay regulación.

Una parte del estudio resulta muy interesante, pues se sitúa francamente en un escenario de defensa de los derechos humanos de individuos clonados. En una sección titulada “Ética y clonación” se abordan, entre otros temas, las relaciones entre identidad y dignidad. Problemas como la posible crisis de identidad se encuentran estrechamente ligados a la consideración del clon como ser humano total. La identidad ontológica de estos individuos, señala el reporte, dependería de su educación, relaciones y experiencias de vida. Un individuo clonado no tendría por qué estar condenado a vivir en los zapatos o en la mente de su progenitor, al igual que no lo está un niño nacido por medios naturales.

Ante el problema de que las sociedades humanas tienden a malignizar a las personas a partir de las diferencias (raciales, físicas o culturales), los autores señalan que los riesgos de la victimización y opresión pueden contrarrestarse mediante programas de educación tendientes a proteger la dignidad de todos los humanos, incluidos los clonados. El estatus legal e identidad de esos seres puede resolverse con base en la declaración de Naciones Unidas sobre derechos humanos, añaden los especialistas de la UNU.

El reporte incluye gran variedad de temas, científicos, éticos y jurídicos. La finalidad es poner a discusión de la comunidad internacional posibles mecanismos para lograr una ley de validez universal que prohíba la clonación reproductiva. Desafortunadamente, por la complejidad del problema, que traduce la gran diversidad de posturas en la comunidad internacional, el estudio no adopta una propuesta firme y sólo llega a plantear las siguientes opciones, sin inclinarse claramente por alguna: a) prohibición de todo tipo de investigación sobre clonación; b) prohibición de la clonación reproductiva; c) prohibir la clonación reproductiva y legalizar la terapéutica; d) prohibir la clonación reproductiva y legalizar la terapéutica por 10 años, y e) establecer una moratoria sobre toda la investigación en el campo de la clonación.

A pesar de la debilidad de sus conclusiones, el reporte tiene el mérito de situarnos frente a una realidad. Ante la pregunta de si es inevitable la clonación reproductiva –considerando la enorme división mundial que existe en torno a la orientada a fines terapéuticos y dada la carencia de una salida jurídica de alcance global–, yo diría que sí, es algo inevitable, por lo que no es ocioso profundizar en el análisis de los derechos humanos de los individuos clonados.

 
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