Usted está aquí: jueves 22 de noviembre de 2007 Sociedad y Justicia No hay riesgo de otra inundación en Tabasco: gobiernos federal y estatal

Se abrirán de nuevo las compuertas de la presa Peñitas, afirma el titular de la SG

No hay riesgo de otra inundación en Tabasco: gobiernos federal y estatal

“Esta vez se hará de manera controlada”, refiere Ramírez Acuña

Inevitable, el choque con la administración calderonista, señala funcionario de la entidad

Arturo Cano y René Alberto López (Enviado y corresponsal)

Ampliar la imagen Habitantes de las zonas más afectadas por la inundación se forman hasta por seis horas para recibir despensas Habitantes de las zonas más afectadas por la inundación se forman hasta por seis horas para recibir despensas Foto: Alfredo Domínguez

Villahermosa, Tab., 21 de noviembre. Contra el reino del rumor, el imperio del comunicado. Pese a la amplia difusión que las autoridades federales y locales han dado a las obras que se realizan para dar la vuelta al “tapón” que bloquea el río Grijalva, Radio Rumor se ha hecho cargo de difundir que la presa Peñitas “se va a romper”. Por eso hoy el gobernador del estado, Andrés Granier, y el titular de la Secretaría de Gobernación (SG), Francisco Ramírez Acuña, dicen que la seguridad de la presa mencionada, y por lo tanto de Villahermosa y el resto del territorio tabasqueño, “está totalmente garantizada”.

La lectura de un comunicado corre a cargo del funcionario federal, en una rueda de prensa en la cual no admiten preguntas. Es la respuesta de los gobiernos federal y estatal a la voz popular sobre un nuevo desastre que corre en Villahermosa, sobre todo en las calles de las colonias afectadas por la tremenda inundación y en las enormes colas, hasta de seis o más horas que los habitantes de esta ciudad forman para recibir despensas.

Durante toda la mañana, los funcionarios revisan los pendientes del desastre y deciden, a petición del gobierno estatal, salir a informar que no existe el riesgo de una nueva inundación.

Ramírez Acuña reitera que 500 personas y 75 “equipos pesados” trabajan día y noche en las proximidades de lo que fue la comunidad Juan Grijalva, en Chiapas, para construir un canal de 800 metros de largo que disminuya el caudal del río “aguas arriba” del deslave. Dicho canal, dice el funcionario federal, fue la recomendación de técnicos de las comisiones Nacional del Agua y Federal de Electricidad (Conagua y CFE), así como de investigadores del Instituto de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México.

El titular de Gobernación admite que una vez abierto el canal será preciso abrir las compuertas de la presa Peñitas. Ése es el asunto que más preocupa a los tabasqueños, dado que muchos sostienen que una decisión similar provocó la peor inundación en la historia de Villahermosa. Esta vez, lee el ex gobernador de Jalisco, el procedimiento será realizado “de manera controlada”.

Acompañado de José Luis Luege, titular de la Conagua; de representantes de la CFE y las secretarías de Defensa Nacional y Marina, así como de funcionarios estatales, Ramírez Acuña pide a los tabasqueños “mantenerse informados” y ofrece “plena transparencia” sobre el avance de las obras para eliminar el “tapón”.

El gobernador Andrés Granier –aquí más conocido como El Químico, pues tal es su profesión– tiene una brevísima intervención para presumir la buena “coordinación permanente” con el gobierno federal.

A unos pasos de donde hablan los funcionarios, centenares de personas abren cajas y costales para separar productos y hacer paquetes que se entregan como despensas a miles de personas que forman largas filas en la casa de gobierno estatal, conocida como Quinta Grijalva.

Los asegunes del fin de la emergencia

La emergencia ha terminado, pero la declaratoria tiene sus asegunes. Se ha anunciado el reinicio de clases pero el gobierno estatal admite que si bien “se desinfectaron varias escuelas”, hasta el martes “varias” seguían “en labores de limpieza”.

Las montañas de basura –el problema más grave tras la fumigación– en las colonias más televisadas y el centro limpio hacen olvidar, todo según información oficial del gobierno estatal, que todavía quedan 10 colonias inundadas, “que incluyen 17 fraccionamientos”.

Existen todavía, siguiendo con el recuento, 802 albergues, cuando llegaron a ser mil 500. Seiscientos están en el municipio centro y acogen a 62 mil personas. Los mayores, por su cupo, son los instalados en edificios o complejos públicos, pero la cuenta gubernamental también incluye 295 casas particulares que sus dueños pusiero al servicio de los damnificados.

Las cocinas comunitarias siguen entregando casi 69 mil raciones diarias y los casos confirmados de dengue ya son 143.

En corto, un funcionario federal reprocha declaraciones recientes del gobernador Granier porque, dice, si bien no desatan pánico, sí contribuyen al caldo espeso de la rumorología. Se refiere sobre todo a un par de expresiones de El Químico: “Villahermosa puede volver a inundarse” y “hay que dormir, pero estar pendientes”.

Así que toda la mañana funcionarios federales y estatales se dedican a revisar asuntos de despensas, de salud, de fondos de reconstrucción, pero también a constatar que unos y otros están “preocupados y receptivos”, pese a que, como dice El Químico los reflectores ya se fueron de Tabasco. “Frente a los rumores teníamos que armonizar posiciones de ambos niveles de gobierno, es la forma de evitar que crezcan”, dice Lorena Beauregard, secretaria ejecutiva de la gubernatura.

Aunque hoy la armonía haya tenido que prescindir de un visitante frecuente de estas tierras. El presidente Felipe Calderón Hinojosa pospuso su visita a estos lares. Estaría hoy, luego dijeron que el jueves 22, y finalmente informaron desde la capital del país que vendrá de nuevo el próximo lunes 26.

Ese día, quizá comience a desdibujarse la luna de miel que hasta ahora han vivido los gobiernos federal y de Tabasco, toda vez que, pasado lo más crítico de la emergencia, ha llegado la hora de que las ofertas para la recuperación se traduzcan en hechos.

Los roces entre ambos gobiernos ya se han dado en medio del desastre. Funcionarios del gobierno estatal acusan a la Secretaría de Desarrollo Social (Sedeso) y otras dependencias de “chiquitear” las despensas porque no les parece la concentración que de esa ayuda ha hecho El Químico en la Quinta Grijalva.

Algunos empresarios ya se quejan porque la anunciada “amnistía fiscal” será sólo, dicen, una prórroga para pagar.

El gobernador ha manifestado públicamente su desacuerdo con la forma en que la Sedeso lleva a cabo el censo de damnificados que recibirán vales de cinco mil pesos, hasta un techo de 10 mil, para reponer los enseres domésticos que perdieron bajo el agua. La queja se debe a que la gente debe hacer largas filas para obtener una “ficha” y luego esperar a que personal de la dependencia federal haga la verificación in situ.

Aunque no han finalizado siquiera un balance general de las pérdidas, entre otras cosas porque hay lugares donde ni siquiera se han podido constatar, los funcionarios locales ya calculan, por ejemplo, que para apoyar a los pequeños negocios perdidos de Villahermosa –de consultorios de dentistas a misceláneas– se requerirán mil 500 millones de pesos. Y que no habrá dinero que alcance.

Ahí, en el asunto de los dineros, terminará la luna de miel. Lo resume un alto funcionario del gobierno de Granier: “El choque con el gobierno federal es inevitable”.

 
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