Usted está aquí: domingo 25 de noviembre de 2007 Espectáculos Festejan los mariachis a Santa Cecilia con júbilo y fandango

El 22 de noviembre realizaron su tradicional fiesta

Festejan los mariachis a Santa Cecilia con júbilo y fandango

Jaime Whaley

Al trajinar incesante que se da en la plaza Garibaldi por los días de asueto pasados se le aunó el de un muy particular festejo, pues los filarmónicos personajes, que del sitio hacen lo mismo lugar de trabajo que de residencia, le rindieron pleitesía a su patrona.

En efecto, Santa Cecilia, la protectora del gremio, a la que se encomiendan día y noche, tuvo su día el 22 de noviembre, y cual es costumbre los halagos fueron numerosos, en la mayoría de los casos de buen tono.

Desde el miércoles por la tarde, en un templete y bajo un cobertizo proporcionado por la delegación Cuauhtémoc, el fandango empezó con la presencia de varios grupos de mariachis, los casi dueños del mundialmente reconocido cuadrángulo en los linderos del Centro Histórico.

Conjuntos de géneros varios de esta música vernácula, que lo mismo da para amores que desamores y conmemoraciones de onomásticos, bodas y hasta para fugaces alegrías.

Mariachis, sus familiares, los habituales del lugar, los visitantes ocasionales, así como cámaras y micrófonos de los medios de comunicación, atestiguaron el “festejo fuerte”, como lo calificó Juan Cruz, el experimentado director de Los Palmeros, el jueves pasado, ya entrada la noche.

Olivia Rex, cantante de gracia y belleza, fue elegida como reina del acontecimiento, y a ella también se le tributaron honores en forma de silbidos de admiración, cuando en su momento le llegó el turno de actuar, como parte estelar de la función que se prolongó hasta más allá de la medianoche.

Aun cuando los sitios para escuchar o contratar a un mariachi se han diseminado por la megametrópoli, Cruz reconoce que Garibaldi es el terreno natural para hacerlo, y que aunque la competencia y la inseguridad son fuertes, “hay para todos”.

Oriundo de Tuxpan, Veracruz, Juan Cruz, ha dedicado 45 de sus 67 años de edad a tocar la vihuela, y entre semana atiende su trabajo en horario estrictamente laboral, esto es, de 10 de la mañana a 6 de la tarde, y hace algunos años dejó de lado la fase atlética de los mariachis, desarrollada al correr tras cualquier automóvil que circule lentamente por el carril derecho de Eje Central, cuando sufrió un resbalón y medio cuerpo le quedó bajó el auto perseguido, aunque sin consecuencias, salvo el susto.

Para Cruz, uno de los problemas que encaran los mariachis tiene que ver con la reproducción “imagínese, hay compañeros que tienen siete u ocho hijos y varios se dedican a esto. Yo, afortunadamente, tuve seis y tres de ellos tienen carrera”, dice, y tras su sociológica cavilación se aleja con su bolsa de lona que protege el instrumento colgada de su hombro.

 
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