Usted está aquí: domingo 25 de noviembre de 2007 Estados La migración deja sin mano de obra ingenios del Papaloapan

En 10 años el número de jornaleros que se empleaban en esa región se redujo a la mitad

La migración deja sin mano de obra ingenios del Papaloapan

Productores recurren a máquinas cosechadoras, pero están inconformes con los resultados

En EU los connacionales ganan en 3 horas el equivalente a una semana de trabajo en la zafra

Andrés Timoteo Morales (Corresponsal)

Ampliar la imagen Trabajadores de ingenios veracruzanos durante la zafra de este año Trabajadores de ingenios veracruzanos durante la zafra de este año Foto: Sergio Hernández Vega

Cosamaloapan, Ver., 24 de noviembre. Hace 10 años, la región cañera del Papaloapan –que suministra materia prima a los ingenios San Cristóbal, San Gabriel, Tres Valles, San Pedro y San Francisco– llegó a emplear a 20 mil jornaleros, pero en la zafra más reciente apenas llegaron a la zona 10 mil, lo que ha obligado a los productores a comprar máquinas cosechadoras para compensar el déficit de mano de obra.

Se cree que la mayoría de campesinos que se dedicaban al corte de caña en el corredor azucarero se han marchado a Estados Unidos, donde ganan en tres horas lo que aquí en una semana, bajo el sol, cortando, despuntando y cargando la gramínea.

La inversión para “mecanizar al campo” y lograr que la cosecha sea levantada a tiempo es otro de los conflictos que aquejan a los cañeros, a lo cual se suma al retraso de la molienda 2007-2008 por no tener un precio de garantía para el producto.

Dirigentes de las organizaciones cañeras afiliadas a las confederaciones Nacional Campesina (CNC), Nacional de Productores Rurales (CNPR) y la Unidad Cañera Democrática (UCD) coinciden con autoridades municipales a la hora de alertar sobre el riesgo de dejar sin trabajadores a esta agroindustria.

La compra de máquinas cosechadoras y cargadoras de caña es la opción inmediata para sustituir al cortador, pero tiene dos desventajas: el costo de cada unidad supera 3 millones de pesos y no sustituye del todo las habilidades humanas.

“Una máquina corta todo, pero no camina si hay desniveles en el terreno y no selecciona para que cada mata sea aprovechada sin desperdiciar; en resumen: las cosechadoras no tienen ojos, son ciegas”, explica Higinio Vallejo, ingeniero agrónomo y supervisor del ingenio San Gabriel.

La diferencia está en que “un jornalero corta en el lugar preciso, no hay que afilarle las cuchillas ni engrasarlo, no mete impurezas ni apila la caña al garete; es decir, rinde más que la máquina.”

A largo plazo, señala Rogelio Fabián Uscanga, dirigente de la CNPR en el ingenio San Cristóbal, todo se mecanizará, pero no será suficiente y el rendimiento de la caña mermará, pues una máquina corta todo y llega en ocasiones a destrozar la cepa de la mata, lo cual la vuelve inservible.

Se acabó la romería

Sólo en el municipio de Carlos A. Carrillo, sede del complejo azucarero más grande del país, operan 32 cosechadoras que sustituyeron a 3 mil labriegos, pero aún deben ocuparse casi 5 mil trabajadores para cosechar todo el producto. “El problema es que no hay gente, ya se fueron de ilegales”, señala Fabián Uscanga.

Anualmente, los poblados de la Cuenca del Papaloapan recibían hasta 4 mil jornaleros de Oaxaca, Guerrero y Tabasco, “pero ya no vienen”, afirma.

“Ni siquiera por acá tenemos gente, pues sale mejor irse de indocumentado a Estados Unidos, donde llegan a ganar en tres horas lo que aquí logran en una semana”, explica.

En la última zafra, la tonelada de caña cortada y cargada hasta el camión se pagó en 30 pesos a los labriegos, que llegan a acumular 600 u 800 pesos a la semana.

“Antes todo esto era una romería, porque había mucha gente en los campos; ahora sólo vemos máquinas”, se queja Ana María López, quien dejó de llevar el almuerzo a los sembradíos de Amatitlán porque su esposo y tres de sus hijos se fueron hace cinco años a Illinois.

“Es un éxodo impresionante, desde el bajo Papaloapan hasta la región de Los Tuxtlas: 500 personas por semana, 2 mil al mes, emigran. Eso explica por qué no hay manos para la zafra”, resume la alcaldesa de Santiago Tuxtla, Jazmín Copete Zapot.

 
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